El pasajero 7 millones de Brittany Ferries
Mr. Short, que llegó este jueves desde Plymouth con su mujer en el Pont Aven, fue recibido por la presidenta y agasajado con varios regalos
Nadie se espera al viajar que al llegar a su destino le estén esperando para celebrarlo. Mr. Short tampoco. Son de esas cosas que solo ... pasan una vez en la vida: ser el pasajero número siete millones y que todo un puerto lo celebre. Llegado junto a su mujer desde Plymouth a bordo del Pont Aven, fue sorprendido este jueves nada más bajar de su coche en el muelle Almirante de la Autoridad Portuaria de Santander. Con cara de asombro, el matrimonio británico fue recibido por la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga; los directivos de Brittany Ferries, Joëlle Croc y Roberto Castilla, y el delegado del Gobierno, Pedro Casares, quienes los felicitaron entre aplausos. «No me lo esperaba, me he llevado una sorpresa», acertó a decir el hombre británico, entre risas, mientras se ajustaba las gafas de sol.
El regalo no fue menor, un viaje de ida y vuelta Reino Unido–España, una membresía anual en el club de viajes de Brittany Ferries y una cesta con productos cántabros, además de un cuadro con una fotografía de vistas de la bahía. Un gesto simbólico para premiar a un cliente fiel, pero también para celebrar una historia compartida que comenzó hace ya 47 años. Bajo un arco que anunciaba el acto fueron recibiendo los obsequios, hasta que no tuvieron manos para agarrar nada más.
Porque detrás de esta cifra redonda hay casi medio siglo de travesías entre Cantabria y el Reino Unido. Desde que en abril de 1978 el Armorique inauguró la línea Santander–Plymouth, más de siete millones de pasajeros han cruzado el Atlántico norte en los ferris de la compañía francesa. Una conexión que ha traído a miles de turistas y que, según el presidente de la Autoridad Portuaria, César Díaz, también presente en el acto, «no solo une dos orillas, sino también culturas y economías».
La ruta a Plymouth es la más antigua y la más esperada, ya que solo navega en la temporada de primavera-verano, que abarcalos meses de marzo a noviembre. El primer pasajero que se bajo de uno de estos ferris fue un ciclista, pero el segundo fue el que era por entonces el alcande de la ciudad británica en un Rolls-Royce.
En el acto, al que acudió también la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Santander, Margarita Rojo, se habló de cifras, pero sobre todo de historias. La de Mr. Short es solo una más entre millones, aunque la suya quedará en los anales del puerto. «Cada viaje transporta ilusiones, cultura y amistad entre los pueblos», subrayó el director de Brittany Ferries en España, Roberto Castilla, quien aprovechó para agradecer la cooperación entre la compañía y las instituciones cántabras.
María José Sáenz de Buruaga, cerró los discursos con un mensaje de reconocimiento y orgullo. «Brittany Ferries es una empresa amiga y comprometida con Cantabria, una aliada que nos aporta proyección internacional, turismo y empleo», afirmó. Destacó que Santander es hoy el primer puerto de la fachada norte en tráfico de viajeros, y que su actividad genera ya más del 13% del PIB regional. Anunció además nuevas inversiones en infraestructuras portuarias por valor de 270 millones de euros, destinadas a mejorar la terminal de ferris, avanzar en la descarbonización y facilitar el suministro eléctrico a los buques durante su estancia en el muelle. «Estamos más alineados que nunca para reforzar esta relación y consolidar a Cantabria como destino turístico internacional de primera categoría», aseguró.
«El turista internacional que accede a nuestra región por el puerto realiza el mayor gasto medio diario, con 156 euros, por encima de los que llegan por carretera o avión», resaltó Díez. Durante años, Cantabria fue solo un lugar de paso para los británicos que desembarcaban en el puerto. Hoy, muchos de ellos deciden quedarse. Atraídos por la naturaleza, la gastronomía y las playas, cada vez son más los que prolongan su estancia. Quizá los Short también lo hagan.
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