Las peticiones cántabras para el Papa

«Le pediría, sobre todo, que sea un hombre de Dios, que sea padre, que sea pastor, que llegue al corazón de todo el mundo y que nos ayude a vivir la vida del Evangelio», desea Arturo Ros, obispo de Santander. «La experiencia que nos ha regalado Francisco nos ha permitido disfrutar de un sucesor cercano de Pedro. Es lo que necesitamos, que nos escuchen, que estén siempre cerca de nosotros, que sentamos su cariño, su aliento y su fuerza», recalca. «En estos tiempos complejos, debemos sentirnos unidos en comunión con el sucesor de Pedro, que para nosotros es una garantía de presente y de futuro. Es muy importante, del legado del Francisco, el compromiso real con los que más sufren en cualquier sentido y en cualquier necesidad», resalta.

El obispo emérito de Santander responde sin dudar cuando recibe la llamada de El Diario Montañés preguntándole por sus peticiones para el próximo papa. «En primer lugar, tiene que vivir muy pendiente del Señor con la oración. Si no lo hace, se puede despistar y hacer cosas que no vienen bien a la Iglesia», afirma Manuel Sánchez Monge. «Después debe continuar con el legado del papa Francisco y de los anteriores papas. Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI también dejaron una gran estela en el mundo», continúa.

«Los tiempos cambian, y cambian de manera constante, por eso le pido, sobre todo, cercanía, amor hacia los pobres, que tenga el corazón abierto a todos como ha hecho el papa Francisco. Debe realizar una labor continuista, introducir las reformas que sean necesarias en cada momento y adaptarse a los nuevos tiempos», concluye.

«Como descendientes del hermano Francisco de Asís deseamos que el Espíritu Santo ilumine a nuestro nuevo pontífice para continuar con la defensa de los más necesitados, ejercer siempre la misericordia y difundir el deseo de la paz entre los pueblos del mundo», ansía Juan Manuel Núñez, superior del monasterio de Santo Toribio de Liébana. «En estos tiempos, donde quizás en algunas personas se instala la desesperanza, que sea él quien infunda en los corazones el brillo de la fe, la concordia y la generosidad», subraya.

«Fidelidad a la tradición y adecuación a los tiempos, que la fe sea respuesta a la necesidad de sentido de la vida; capacidad para mostrar una Iglesia con personalidad propia, y valentía para denunciar las desigualdades», pide el prior de la Bien Aparecida, Vicente Basterra.

«Al nuevo papa le pediría que sea fiel al Evangelio, como todos tenemos que serlo, y que el legado de su antecesor Francisco, así como de los anteriores papas, se mantenga como doctrina», recapitula Baldomero Maza, párroco de Suances y Tagle. También le solicita «que tenga una relación directa con la problemática actual del mundo y de la Iglesia para abrir nuevas fronteras y nuevos caminos». En definitiva, «que la esperanza se mantenga siempre fiel al pueblo y a la sociedad». En su opinión, «es importante, fundamental diría yo, que los retos que planteó el papa Francisco sean abordables y viables». En este sentido, ruega porque el nuevo sumo pontífice «siga la senda de los últimos papas y que la renovación iniciada por Francisco se siga abriendo al mundo y a la Iglesia: que no haya pasos atrás», sentencia.

«Me gustaría que fuera un papa cercano a los hombres y mujeres del momento actual, cercano a los jóvenes; un papa que diera empoderamiento y protagonismo a la mujer; el papa de los pobres, de los últimos, de los excluidos, y que llevara a cabo el Concilio Vaticano II dando también protagonismo a los laicos y seglares... En definitiva, que cree de la Iglesia un hospital de campaña», afirma José María Díaz, capellán del penal del Dueso, parafraseando al papa Francisco. «Los pobres y marginados deben sentir a la Iglesia como algo propio. Es necesario que la Iglesia viva su propia primavera», subraya. «Me gustaría que fuese el papa de los últimos, de los desprotegidos, muy social, que fuera también de los obreros.... Ese tipo de pastor con corazón me gustaría, que entrara en diálogo con los hombres y mujeres del mundo actual, dando mucho protagonismo a los jóvenes y a la mujer», apostilla.

«Más que un papa de normas, preceptos y prohibiciones, le pediría que insuflase el aire fresco del Evangelio», sentencia. «Debe ser continuista con la labor del papa Francisco, que hizo una cosa muy buena al recuperar a los teólogos latinoamericanos de la Liberación. En la Iglesia hay sitio para todos, nadie es extraño, aquí nadie debería ser rechazado. Somos la gran fraternidad universal de los hijos de Dios», destaca con entusiasmo. «También deber ser el papa de los encarcelados. Francisco nos recibió en audiencia privada en el Vaticano. En cada viaje que realizaba, visitaba las cárceles y lavaba los pies a los reclusos, tenía correspondencia epistolar con ellos y sus familias. Siempre se situó en contra e la pena de muerte», concluye.

«No me atrevería a hacer ninguna petición al que será el sucesor del apóstol Pedro. Sabemos que los cardenales que van a elegirlo, para nosotros como creyentes, estarán iluminados por el Espíritu Santo», reflexiona Sonsoles López, directora de Cáritas Diocesana de Santander. «Va a ser un papa como todos los que hemos tenido: estará siempre al lado de los más vulnerables en los momentos de mayor necesidad, que es lo que dice nuestro propio Evangelio. Sé que el sucesor del papa Francisco será alguien cercano, que no va a dudar de los pasos que ha estado dando la Iglesia todos estos años, continuará con la 'sinodalidad'», subraya. «Seguro que el trabajo que ha empezado el papa Francisco lo va a continuar: es lo que hicieron antes que él sus predecesores», apostilla.

Aunque insiste en no ponerle 'deberes', López está convencida de que «el próximo sumo pontífice seguirá el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia, que es la que marca el camino. Todo el mundo se ha volcado con el papa Francisco, pero también quiso destacar que él había bebido de los papas anteriores. En mi caso, no puedo olvidar las encíclicas de Benedicto XVI sobre Cáritas. Nosotros seguimos a Jesús y al Evangelio, y eso nos marca para estar con los más vulnerables y los más pobres. Debemos cuidar la creación, la naturaleza, la ecología... Ahí va estar siempre el papa que elijan nuestros cardenales. La Iglesia debe ser siempre misionera y estar en las periferias», resume.

La Cocina Económica es una de las entidades que atiende a los más necesitados en Santander que goza de mayor prestigio entre la sociedad cántabra. Sor Ana Rivero tomó el año pasado el relevo tras la jubilación de Sor Clara Gallego. «Nosotras, desde la realidad que vivimos a diario, somos Hijas de la Caridad, pediríamos al nuevo papa que fuese una persona que también conociera la realidad de la exclusión social, que es donde nosotras nos situamos», afirma. Por eso su petición –o mejor dicho, su deseo– es «que sea cercano a las personas que sufren en todas partes del mundo, que tenga una mente abierta y que viva el Evangelio, que nos ayude a vivirlo a a nosotros. También que esté en la línea de los últimos papas», apostilla.