La puntualidad de las Cercanías de Feve crece al 97%, pero cae en picado en Renfe
Los usuarios reconocen la mejora de los trenes en la línea Santander-Cabezón, mientras que las obras de duplicación de vía lastran la línea que va a Reinosa
El Ministerio de Transportes trabaja con dos ideas. En primer lugar, el responsable del departamento, Óscar Puente, insiste en que el ferrocarril vive el ... mejor momento de su historia en España por volumen de inversión, extensión por el territorio y número de usuarios. Y por otro lado, justifica que los problemas en forma de retrasos y cancelaciones se deben, precisamente, al aumento exponencial de los servicios que circulan sobre una red que funcional al máximo de sus capacidades y a la elevada edad media de la flota, que en los próximos años experimentará una renovación casi completa. Que hay problemas, pero que aún así la puntualidad de los servicios es mucho más elevada que todas las redes europeas, «salvo la de Suiza».
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Para apoyar este mensaje, Renfe comenzó a principios de verano a publicar en su página web los datos de puntualidad de sus servicios en alta velocidad y media y larga distancia. En el apartado de transparencia no aparecen las estadísticas de las redes de Cercanías, pero el presidente de la empresa pública, Álvaro Fernández Heredia, dio a conocer esta semana a través de sus redes sociales algunos añadidos que considera significativos. A través de una tabla, expone la situación en la que se encuentran los 18 núcleos de Cercanías que gestiona Renfe en España y los compara con otras doce redes análogas en Europa. Y ahí aparece Cantabria por partida doble, en un caso en lo más alto del ránking y en el otro, a la cola del país.
En el caso de las Cercanías cántabras de ancho métrico (las de la antigua Feve que van de Santander a Cabezón de la Sal pasando por Torrelavega y de Santander a Liérganes y Bilbao), la puntualidad alcanza el 97,2%. Es decir, que es la mejor de todas las comparadas solo por detrás de Murcia (97,4%). Eso implica que solo el 2,8% de los trenes llegan a su destino con un retraso igual o superior a los cinco minutos, el margen que la compañía ferroviaria considera aceptable.
Y en el lado contrario, el vagón de cola son las Cercanías cántabras de ancho ibérico (lo que antes se conocía como la red de Renfe, que va de Santander a Reinosa), donde solo el 69,7% de los trenes llega cuando tiene que llegar, según los datos acumulados de todo 2024. La media de las Cercanías de España está en el 93,4%.
Avances y problemas
Desde las Mesas de Movilidad, que representan a los usuarios cántabros, afirman que ambos datos les encajan. En la antigua Feve, reconocen que las inversiones se han traducido en más fiabilidad, pero también en un aumento de los tiempos de viaje por la implantación del nuevo sistema de seguridad ASFA. «En eso seguimos insistiendo. Se han recortado ya algunos minutos, pero creemos que todavía hay margen de mejora», apunta Javier Polanco, portavoz de este colectivo, que cree que los malos datos en ancho ibérico tienen mucho que ver no solo con la antigüedad de los trenes, también con las obras de duplicación de vías que están en marcha. Unas actuaciones que coinciden justamente con las localidades con más frecuencias desde Santander. La capital tiene 21 frecuencias diarias a Renedo, 18 a Torrelavega y 12 a Los Corrales y los viajeros de este entorno son los que más sufren actualmente los retrasos.
«En general, sí hay una evolución positiva. Vemos que hay menos quejas en el grupo de mensajería en el que tenemos a 150 usuarios que informan de las incidencias», insiste Polanco, que celebra que Cantabria viva «la mayor transformación en el ferrocarril en 50 años». Ahora, se agolpa la inversión que se tuvo que haber hecho durante las últimas dos décadas.
Celebra también la mejora de la comunicación de Renfe a los usuarios -desde hace tres meses funciona un canal de difusión que notifica todos los problemas, que siguen siendo diarios- o que en las reuniones de la Mesa del Ferrocarril por fin hay información detallada sobre el avance de las obras, pero también que hay demandas históricas que no se atienden y que mejorarían mucho el confort -en algunos casos no se llega al mínimo exigible- de los usuarios, como la mejora de los baños en la estación de Santander o actuaciones para acabar con el «abandono» en la del centro de Torrelavega.
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