«Revilla ya me está organizando otro programa»

- 'Yo debí enamorarme de tu madre', una frase más del compositor José Alfredo Jiménez. Con lo que le gustan las rancheras, será uno de sus ídolos.

-El único ídolo que he tenido es Manolo Santana (risas). Junto a Agustín Lara, quizá, José Alfredo es uno de los músicos más importantes de México en lo que se refiere a rancheras. Es una institución en sí mismo.

- El sábado cantará sus canciones en el Palacio de Festivales de Santander. Creo que se trae hasta los mariachis.

-El espectáculo de este año es con ellos, sí, me los llevo de viaje. Cantaremos rancheras durante una parte muy importante del concierto, pero también habrá tiempo para otro tipo de temas, anécdotas... Este género se presta a ello porque detrás tienen historias muy divertidas. Me lo paso muy bien.

-¿Es más difícil alcanzar el éxito en el mundo del espectáculo o mantenerse arriba tantos años?

-Sin duda, lo segundo. Llevo 38 años en este negocio, que se dice pronto, y sigo en primera división, gracias a Dios. Supongo que en esta profesión hay que reinventarse. Yo he tocado muchos palos: he cantado, he presentado en televisión, he hecho teatro... Si alguna cosa flojea un año, pues aprieto con otra. Esto funciona así pero, sobre todo, hay que trabajar como un burro durante muchos años.

-Y los que le quedan...

-¡Bueno! Ojalá quedaran menos. Uno ya piensa en hacer otras cosas, pero en principio aquí sigo.

-De momento cosecha grandes audiencias con su programa 'Mi casa es la tuya', de Telecinco. El otro día se entrevistó con el presidente Miguel Ángel Revilla y hubo cierta polémica a raíz de sus críticas a una escultura que le dedicó un artista de aquí en Polaciones. Que si «podría haberme hecho más guapo», que si «tengo menos cuello que Pujol»... ¿Se esperaba tanto lío?

-Cuando le escuché me lo imaginé. Claro, imagínate. Empezó a encadenar todas aquellas críticas y yo estaba horrorizado. Pensé que serían íntimos amigos y lo diría en un tono de broma.

-Pues no eran íntimos, no. Al autor le pareció «una falta de respeto» y respondió que la próxima vez lo tallaría «alto y rubio».

-Sabía que si no lo conocía demasiado le iba a molestar. Revilla lo dijo en broma, con sentido del humor, estoy convencido. Pero claro, si no tienes confianza piensas que se ha vuelto loco. Se pasó. A lo mejor no fue muy afortunado, es verdad, pero yo siempre lo entendí como la típica broma entre amigos y sobre sí mismo. Yo estaba en medio, imagínate, y tampoco quise hacer demasiados comentarios porque no era lo más oportuno.

-Parece que tiene buena relación con el presidente.

-Me llevo fenomenal con él. Él me llama, me cuenta cosas, le cuento yo a él... Tenemos una relación muy fluida y muy continua.

-¿Cómo es eso? ¿Hablan a diario?

-Pues todos los días no, pero bastante a menudo sí.

-¿Y de qué hablan?

-Pues de todo. De política y de mil cosas, hasta del Parque de Cabárceno. Vamos, si hasta ya me está organizando el cuarto programa qué vamos a hacer con él.

-¿Y cuándo se emite?

-Que no, que no. ¡Que ya lo está organizando él! Porque los programas suyos los organiza él y nadie más. Nosotros ni se lo proponemos. Él decide qué es lo que quiere decir y dónde quiere salir. Nosotros le escuchamos y decimos «pues vale, pues para allá vamos». Es así el tío. Y así llevamos tres programas, y arrasando en los tres. El tipo tiene un tirón enorme y todos los programas que hemos hecho con él han sido récord de audiencia. Es la leche.

-Seguro que han hablado ya de la repetición electoral. ¿Irá a votar o ya está harto?

-Claro que estoy harto, como todos nosotros. Pero hombre, hay que ir, con toda seguridad además, sobre todo porque luego no nos podremos quejar ni estar hartos.

-¿Hay un nombre propio detrás de la repetición o todo el tablero es responsable?

-(Se lo piensa) Ahora mismo tengo mi opinión, y la verdad es que hoy en día no es fácil formarse una propia. Saber lo que ha pasado en realidad sin conocer los entresijos es muy arriesgado. Aquí todo el mundo habla alegremente como si fueran expertos.

-¿Como en el fútbol?

-Igualito que en el fútbol. Todo el mundo sabe cómo arreglar al equipo, pero luego hay que estar ahí metido en el vestuario. Lo de la política es exactamente igual.

-Pues ya hemos llegado al 90.

-Yo creo que 48 horas antes de convocar las elecciones, Albert -Rivera- le dejó con el pie cambiado -a Pedro Sánchez-. Si esto que ha propuesto a última hora lo hubiera planteado antes, a lo mejor tendríamos un escenario diferente, pero con tan poco plazo para pensarlo y darle una vuelta nos hemos ido directamente a elecciones. A mí me hubiera gustado que se le diera una pensada más a esa propuesta, poderla aclarar y sacarla adelante. No ha podido ser.

-Ahora las culpas.

-Sánchez se lo dijo a Rajoy hace dos años: si nos íbamos a elecciones sería culpa suya. Pues ahora se lo tendrá que aplicar. Es muy difícil hacer examen de conciencia.

-¿Cree que alguno de los cuatro líderes caerá tras el 10-N?

-¡No, qué va! No hay quien los mueva de ahí. Vamos, pero ni de broma. Unos crecerán y otros bajarán, pero yo creo que van a estar los cuatro otra vez. Y no diría cuatro, yo creo que son cinco. Seguirán todos. Y es más, quedarán en proporciones distintas, pero el resultado va a ser el mismo que teníamos hace cuatro meses.

-Sin mujeres en la primera fila.

-Tendrían que estar, claro, pero no por el hecho de ser mujer sino por ser válidas. Es una cuestión de personas. El que valga, tiene que estar ahí sea hombre o mujer. Si se les dan las mismas oportunidades, yo estoy absolutamente convencido de que ellas estarán más presentes que ellos. Si no se les da, entonces habrá que quejarse, pero yo creo que hay que poner a gente de valía, da igual sexo, género o raza.

-¿Y usted se ve en política? Seguro que le han tentado.

-Me lo han ofrecido cuatro veces por parte de partidos distintos y de signos diferentes. Naturalmente he dicho que no a todas ellas porque soy un animal. Yo tengo incontinencia verbal y digo todo lo que se me ocurre. Eso para un político es un horror. No tengo filtro.