Eduardo García Llama
El físico valenciano, que ofrece hoy una ponencia en el Ateneo de Santander, dice que el plan es que el hombre vuelva a pisar la luna en 2027
Eduardo García Llama, físico nacido hace 53 años en Valencia, sostiene un peluche de Snoopy vestido de astronauta. No es un disfraz; realmente es un ... astronauta. El muñeco viajó en 2022 en el interior de la nave Orión, en el programa no tripulado Artemis I, para comprobar los efectos de la gravedad en el interior de la cápsula. La segunda fase, Artemis II, llegará el año próximo, cuando una nave orbite alrededor del satélite, y Artemis III, prevista para 2027, volverá a poner al hombre sobre la superficie lunar. «Estamos ante unos años muy emocionantes», avanza García, el chico que se crió en Alcobendas, que viajó a Holanda con una beca de la Agencia Espacial Europea (ESA)y terminó convertido en uno de los máximos responsables de la NASA. Hoy ofrece una ponencia en el Ateneo de Santander, a las 19.30 horas, titulada 'Artemis I, la humanidad vuelve a la luna'.
–¿Dice que en dos años el hombre estará pisando de nuevo el polvo del suelo lunar?
–Desde el programa Apolo el hombre no lo ha vuelto a pisar. De hecho, desde el Apolo XVII nadie ha vuelvo a rondar la vecindad lunar.
–En los tiempos que corren y con el mundo vuelto del revés, mucha gente no le encuentra sentido a invertir dinero en explorar el espacio.
–El hombre ha sido siempre explorador, desde que nacimos en África y conquistamos el resto del mundo. Pero es que en la luna hay mucha investigación que se puede hacer. También hay muchos recursos que se pueden aprovechar. Y luego consolidar las misiones lunares y establecer una base permanente en la luna es el paso previo imprescindible para viajar a Marte.
–Marte, ¿Para cuando?
–A día de hoy nos resulta imposible. Es una empresa tan ambiciosa que no se ha inventado la tecnología que necesitaríamos para lograrlo. Sabemos qué es lo que hay que hacer, pero no lo hemos inventado aún porque hace falta tiempo.
–¿Cuándo?
–Estoy hablando de décadas. No lo sé, ¿30 años?
–El calendario de Artemis prevé poner dos astronautas en el suelo lunar en 2027. ¿No cree que se habla poco de ello?
–Eso será la misión Artemis III. Lo que estamos preparando ahora es Artemis II, que se lanzará el año próximo y que servirá para acercarnos aún más a esa última fase de alunizaje. Probablemente a raíz de Artemis II comencemos a hablar mucho más sobre esto.
–La evolución tecnológica en este caso marcará la diferencia de la misión de aquel primer alunizaje de julio de 1969.
–Toda la arquitectura es similar porque en el fondo sucede como con cualquier cosa. Un barco sigue siendo muy parecido, en su esencia estructural, a lo que era hace miles de años;pero hay muchas cosas que cambian. Hablamos de sistemas de a bordo que han evolucionado sustancialmente, de sistemas de procesamiento de datos infinitamente mejores y más rápidos. Todo ello facilita mucho las cosas.
–¿Cómo un chico de Alcobendas termina convirtiéndose en jefe de controladores de vuelo de la NASA?
–Estudié Física en la Universidad Autónoma de Madrid, y desde el primer momento quise trabajar en el sector espacial. El golpe de suerte fue lograr una beca de dos años en Holanda para trabajar en la ESA y en un momento de aquella formación tuvimos la oportunidad de viajar a Huston en un programa colaborativo con la NASA en el que íbamos a hacer investigación para el diseño de una nave de rescate de astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional.
–Y le pidieron quedarse.
–Me ofrecieron quedarme, sí, y así comenzó mi trabajo con ellos. Estuve haciendo mucha investigación sobre muchos ámbitos. Siempre he trabajado en las técnicas más avanzadas en el campo espacial, pero nunca he perdido la perspectiva humana. Es decir, siempre he estado trabajando en proyectos tripulados.
–Huston, ¿es como lo retratan las películas?
–Esos paneles que se ven existen y son las consolas sobre las que trabajamos. Realmente existen dos centros de control, la sala de operaciones, donde está la autoridad operativa, y la sala de ingeniería, donde está la autoridad técnica de la misión. Ambas colaboran estrechamente.
–Y cuando hay que tomar una decisión difícil. ¿Hay que estar hecho de una pasta especial?
–El mundo de la ingeniería es muy analítico y el mundo de las misiones es muy dinámico y está sujeto a mucha tensión, a mucha presión, porque estás operando la nave en tiempo real y respondiendo a cualquier vicisitud. Hay que tener habilidad para moverse entre esos dos mundos. Lo importante es analizar muy bien todos los escenarios posibles y tener mucha visión de todo lo que puede salir mal. Conocer las vulnerabilidades. Y luego, tener templanza, no sentirse intimidado por el problema que pueda llegar en un momento dado.
–Me han dicho que tiene familia en Cabezón de la Sal.
–Tienen una ferretería muy conocida en la localidad. Vinimos mucho de pequeños a pasar los veranos con ellos, y de cuando en cuando, si podemos, volvemos.
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