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Antes de salir del hospital, los médicos advirtieron al Papa de que debía permanecer al menos dos meses haciendo reposo, pero lo cierto es que ... Francisco hizo caso omiso y realizó continuas salidas de la Casa Santa Marta. La última este pasado domingo, cuando impartió su bendición 'Urbi et Orbi' con la que se concede la indulgencia plenaria (perdón de los pecados) a quienes la escuchan. Unas 35.000 personas. Por este motivo, la noticia de su fallecimiento ha cogido por sorpresa tanto a fieles como a miembros de la propia Iglesia. Uno de ellos, el obispo emérito de Santander, Manuel Sánchez Monge, que ayer estuvo siguiendo la misa por televisión. «No me lo esperaba en este momento. Me ha sorprendido mucho. Todavía estoy bajo la impresión de una muerte repentina. Sabíamos que tenía una enfermedad grave, pero no sospechábamos este desenlace».
Sánchez Monge, que recibió la noticia «por muchos cauces» de amigos, conocidos y compañeros de la Iglesia, destaca que Francisco será recordado por su sencillez y cercanía. «Sus detalles humanos fueron calando en la Iglesia, como cuando le tuvieron que ir a buscar a la pensión donde estaba alojado tras ser nombrado Papa». Esos gestos, dice el anterior obispo de Santander, fueron calando en la sociedad porque se convirtió el primero en muchas cosas. El primer Pontífice americano, el primer jesuita e incluso el primero en llamarse Francisco, toda una declaración de intenciones. «Trajo aires nuevos y sobre todo una figura más sencilla y cercana».
El ahora administrador apostólico de la Diócesis señala que el Pontífice tenía una sensibilidad especial por las personas privadas de libertad y recuerda el viaje que realizó en 2019 a Lourdes con un grupo de presos de El Dueso. Allí, el Papa Francisco saludó uno a uno a los 25 internos. «Fue un privilegio, pudimos ver su predilección por los alejados, por los empobrecidos, por los encarcelados y por los pobres en general. Ha sido la línea maestra de su pontificado», ha explicado.
Sánchez Monge, que fue obispo de Santander durante ocho años, ha destacado también del Santo Padre los viajes, «muchos y muy significativos». «Algunos desplazamientos fueron muy largos y pesados y los hizo ya siendo muy mayor. Siempre viajaba a lugares sencillos y pobres, donde su presencia era para dar ánimo a la Iglesia que vive también en esas partes del mundo».
Sobre la sucesión del Papa, Sánchez Monge hace mención a la frase de que 'en Roma el que entra Papa sale cardenal', para explicar que todo puede pasar y que nadie sabe quién puede ser el siguiente Pontífice. Hay una excepción, dice, la de Joseph Aloisius Ratzinger, Benedicto XVI, «que era tan relevante, profundo y con tanta preparación intelectual» que dio pistas sobre su nombramiento. Pero ahora, no hay nada, «aunque algunos medios de comunicación hayan hecho campaña en favor de algunos». «Lo normal es que salga uno que para nada sea lo esperado, pero lo que importa es que guíe a la Iglesia según la voluntad del Señor».
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