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Jesús Pelayo y Delia Guardo descubrieron la cavidad el 3 de enero de 2024. Equipo investigador de la cueva de treslasbasnás

Los secretos ocultos de los emboscados antifranquistas en la cueva de Treslasbasnás

El inventario del equipo investigador de la cavidad de Cillorigo de Liébana incluye 91 objetos entre los que destacan gran cantidad de libros, medicinas, ropa y sólo un cartucho de armamento

Rafa Torre Poo

Santander

Jueves, 4 de septiembre 2025

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En la vertiente sur de Peña Ventosa, en Cillorigo de Liébana, muy cerca del desfiladero de La Hermida, a 760 metros de altitud y colgada en mitad de una pared completamente vertical. Allí se encuentra la cueva de Treslasbasnás, uno de los recónditos refugios utilizados por los guerrilleros antifranquistas que se echaron al monte tras el golpe de Estado de Franco con la intención de tratar de reorganizarse a nivel nacional y derrocar la dictadura militar recién instaurada.

Francisco Verdeja Otero –fallecido este año– creció viendo y tratando con los maquis en el pajar de casa. Así conoció dónde se ocultaba la pequeña gruta que durante algunos años sirvió de abrigo a los que trataron de recuperar la normalidad democrática robada por los militares sublevados.

Su nieta, Delia Guardo, escuchó y heredó sus secretos. Ayudada por Jesús Pelayo, escalador, montañero y amante de este periodo de la historia de España, ambos descubrieron el escondite el 3 de enero del año pasado. «Al principio no dijimos nada. Teníamos miedo a que la desvalijaran, pero luego cambiamos de opinión», explicaron ayer durante una abarrotada conferencia –la sala se llenó y hubo gente que tuvo que seguirla de pie desde fuera– en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac), organizada por la Asociación de Amigos del citado museo y el colectivo Desmemoriados.

«Seguro que hay más sorpresas como esta en Liébana. Sé de otros cinco lugares donde estuvieron. He visitado dos, pero no hay restos»

Jesús Pelayo

Descubridor de la cueva

«Al principio, durante tres o cuatro meses, no dijimos nada del hallazgo, por miedo a que alguien lo desvalijara, pero luego cambiamos de opinión»

Delia Guardo

Descubridora de la cueva

De todo lo descubierto, lo más curioso (en la imagen), a juicio del equipo investigador, son unos zapatos de tacón comprados en unos grandes almacenes de Madrid en los años cuarenta. Equipo investigador

Una de las mayores novedades del hallazgo fue su comunicación a la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Cantabria, que se hizo cargo de la investigación con un equipo multidisciplinar. «Se puso mucho interés y se actuó como si de un yacimiento del paleolítico se tratase», explicó Rafael Bolado, arqueólogo que participó en el dispositivo.

En esta ocasión no sucedió como lo ocurrido no muy lejos de allí, en 2020, en el cueto Agüeros, donde el televisivo Jesús Calleja grabó un programa junto al entonces presidente regional Miguel Ángel Revilla –emitido al año siguiente– para visitar otra cavidad empleada por la Brigada Machado. «No hubo ningún tipo de supervisión arqueológica, ni inventario e incluso se manipularon materiales que llegaron a bajarse y que no han llegado al Mupac. Actualmente están desaparecidos o perdidos, vulnerando así la Ley de Patrimonio», explicó Bolado.

En todo el desfiladero de La Hermida, Pelayo tiene catalogadas 17 cavidades similares. «Pero seguro que hay muchas más. Sé de otras cinco ubicaciones en las que estuvieron. A dos de ellas acudí hace un mes, aunque no encontré restos, pero en las otras seguro que habrá», afirmó durante su intervención.

Las diferencias

Para la de Treslasbasnás se montó un amplio dispositivo que incluyó al helicóptero del Gobierno regional para llegar hasta la propia cavidad. Con ayuda de un láser se hizo una topografía en tres dimensiones y se inventarió todo lo encontrado. En total, 91 registros materiales que están a buen recaudo en el Mupac. Principalmente, hallaron libros. Muchos, y con muchas anotaciones. Desde cuadernos de notas, hasta manuales de taquigrafía, avicultura industrial o historia natural. También tenían otros para el ocio como 'Los vivos muertos', de Eduardo Zamacois, 'El sombrero de tres picos', de Pedro Antonio Alarcón, una obra recopilatoria de Víctor Hugo y un ejemplar de 'El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha, para uso de los niños'.

También encontraron libros académicos (un atlas universal, uno de historia del año 1883, la historia de la vida de Marco Tulio Cicerón u otro titulado 'Rudimentos de Derecho. La instrucción cívica en las Escuelas y colegios de primera enseñanza', de José Dalmau Carles), varios mapas de diversas comunidades del noroeste de España y otros tantos boletines de información de las embajadas británica y estadounidense. Todo lo guardaban en un cajón de madera de una marca de almidón que también les servía de escritorio para pasar las largas horas de espera.

«Patrimonio puso mucho interés en la investigación. Se ha actuado con mucho rigor, como si fuese un yacimientode la época paleolítica»

Rafael Bolado

Arqueólogo

«Trabajamos en todo el proceso como un auténtico equipo para tratar de averiguar quiénes habitaron la cueva. Ha sido emocionante»

Valentín Andrés

Historiador miembre del colectivo Desmemoriados

La cueva tiene unas dimensiones reducidas. En la foto, baúl de madera donde se encontraron todos los libros. Equipo investigador

Además de libros, encontraron restos de ropajes de pana, medicamentos, alguna herramienta, cajas de latón y muy poco armamento. De hecho, sólo dieron con un proyectil de un fusil de asalto máuser del calibre 7x57 milímetros y un bastón-espada usado en aquella época por las clases altas de la sociedad. «Lo más marciano de todo –por lo insólito– fueron unos zapatos de tacón que hemos conseguido averiguar que fueron comprados en los exclusivos almacenes Perpiñán de Madrid. No sé qué hacían ahí, igual eran para hacer algún regalo», relató Bolado.

En ese momento, comenzó la investigación. «Trabajamos como un único equipo para tratar de averiguar quiénes habían habitado la cueva. Ha sido emocionante», explicó Valentín Andrés, miembro del colectivo Desmemoriados, historiador y autor del libro 'Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria'. Precisamente alrededor de quiénes de los integrantes de la Brigada Machado se las ingeniaron para subir allí discurrió la conferencia, como si de una película se tratase.

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