El senderista de 64 años fallecido ayer tras despeñarse en la ruta entre Urdón y Tresviso es santanderino
Iba acompañado por tres personas más que dieron el aviso
El senderista de 64 años de edad que se encontraba este domingo haciendo la ruta entre Urdón y Tresviso y falleció tras despeñarse es santanderino. ... Según ha podido saber este periódico, el fallecido, que iba acompañado de otras tres personas, murió tras resbalarse y caer sin que los servicios médicos de rescate desplazados al lugar pudieran hacer nada por su vida cuando llegaron.
En el momento del trágico accidente, sobre las 19.00 horas, la víctima se encontraba realizando una ruta de unos 12 kilómetros muy frecuentada por senderistas que tiene un recorrido lineal de ida y vuelta en el que se puede apreciar el desfiladero del río Urdón y el macizo de Andara. Es una ruta de dificultad media con un desnivel de unos 800-980 metros, con una duración aproximada de seis a siete horas. La senda, abierta por mineros en el siglo XIX, está bien señalizada y transcurre entre el valle y el pueblo de Tresviso.
Cuando este santanderino se precipitó al vacío por causas que la Guardia Civil investiga, aunque todo parece indicar que resbaló y cayó accidentalmente, procedía a bajar desde Tresviso en dirección a Urdón, por la zona que ilustra la fotografía que acompaña esta información. Al parecer los tres senderistas que le acompañaban iban por delante de él cuando tuvo el percance. De inmediato dieron aviso al 112, que movilizó su helicóptero hasta el lugar y localizó al senderista a las 00.26 horas, pero «la médico de la aeronave únicamente pudo confirmar el fallecimiento», explicaron fuentes del Gobierno regional. El cuerpo quedó ayer a disposición del Grupo de Rescate de Montaña (Greim) de la Guardia Civil. Sobre las 02.30 horas de esta madrugada fue trasladado al cuartel de la Benemérita de Potes, tras haber contado el Greim de Liébana con el apoyo de sus homólogos de Cangas de Onís.
El accidente se produjo en la misma ruta en la que otro hombre perdió la vida hace diez años, en junio de 2015. «Se trata de una ruta tipo a la del Cares por la que transitan cientos de personas, pero en la que si tienes un resbalón puedes precipitarte al vacío», comenta un vecino que conoce bien la zona.
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