Silva, «abierto a seguir negociando» con unos sindicatos que piden «respeto»
Las familias afrontaron la huelga con «resignación» y reprochan la pérdida de horas lectivas: «Los perjudicados finalmente son los alumnos»
Los dos días de huelga docente han dejado de manifiesto que, a pesar de los intentos de negociación, las mínimas concesiones entre sindicatos y Educación ... han terminado por perjudicar a los alumnos. Han sido tres huelgas en dos meses, que están marcados por el final del curso escolar y por un conflicto «enrocado» en el que ambas partes se han movido algo, pero no lo suficiente para alcanzar un acuerdo.
El consejero de Educación, Sergio Silva, se mostró ayer de nuevo «abierto a la negociación». Lo viene repitiendo a lo largo de las últimas semanas. Quiere negociar, pero «apelo a la sensatez, al diálogo responsable» de los sindicatos. La última propuesta de la Consejería, que sigue «encima de la mesa», supone «un esfuerzo mayúsculo para Cantabria», por lo que llama a la «responsabilidad presupuestaria» de la Junta de Personal. Va más allá, Silva considera que es «una buena propuesta» e insiste en que el Gobierno de Buruaga es el primer Ejecutivo en «debatir sobre la adecuación salarial de los docentes en diecisiete años». De hecho, explicó que, con los 150 euros más al mes que oferta, los de Cantabria «pasarían a ser los segundos docentes mejor pagados de España. Y eso objetivamente no es malo».
A juicio del consejero popular, el seguimiento de esta segunda huelga «ha sido menor que la anterior», con porcentajes de participación que, según las cuentas de la Administración, ahora han sido del entorno del 35% y en la del 3 de abril fueron del 43%. Sin embargo, Silva aseguró que «debemos tenerlo en cuenta. Lo tuvimos en cuenta el 3 de abril y lo tendremos en cuenta ahora».
Pero los sindicatos piden más. Creen que la propuesta de Educación es insuficiente y, más allá de lo económico, consideran que el consejero «no tiene capacidad negociadora», dado que no se ha movido ni en cantidades ni en los requisitos para el incremento de lo sexenios. La motivación de la huelga, aseguran, fue «por una negociación seria, desde el respeto y la humildad» del consejero. Donde no se den situaciones como el fin de la reunión del pasado viernes, «cuando se levantó de la mesa sin añadir nada más y sin moverse ni una coma de su última propuesta». Algo que Silva desmiente, al igual que las declaraciones de la Junta de Personal negando la llamada 'in extremis' para desconvocar el paro en los días previos: «He oído muchísimas cosas, no solo en estos últimos días, quizás sí más intensamente, pero en todo el proceso negociador, que no se corresponden con la realidad, al menos la que yo vivo. Cuando se nos ha acusado de levantarnos de la mesa. Nosotros no nos hemos levantado de ninguna mesa. Lo que no se puede hacer es estar permanentemente negociando en un bucle que no parece no tener fin. Por lo tanto, esto –la llamada– también lo enmarco en esa situación».
Mientras ninguna de las partes llegue a un acercamiento, «el único perjudicado, aunque nadie lo haga voluntariamente, es el alumnado», asegura José Manuel Torre, presidente de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres (Fampa) de Cantabria. «Hemos abordado la huelga con resignación», ya que la pérdida de horas lectivas «es inevitable». Porque los servicios mínimos, «en muchos centros, únicamente dan para que los docentes se hagan cargo de la seguridad del alumnado, no de su formación». Y a su juicio, «lo mínimo imprescindible en días excepcionales, como los de huelga, es que se garantice la atención a los alumnos».
«Debemos tener en cuenta el apoyo de la huelga. Lo tuvimos el 3 de abril y lo tendremos ahora»
Sergio Silva
Consejero de Educación
«El consejero no tiene capacidad negociadora, no se mueve una coma, ni en lo económico, ni en el resto de requisitos»
Rus Trueba
Presidenta de la Junta de Personal Docente
«Ni los centros son un aparcamiento, ni nuestro apoyo a la huelga depende de la asistencia a clase»
José Manuel Torre
Presidente de Fampa
Precisamente, la asistencia a los centros es una de las cuestiones que ha creado polémica en la comunidad educativa y revuelo y preocupación entre las familias. «Ni creemos que los colegios sean un aparcamiento, ni nuestro apoyo a la reivindicación depende de si nuestros hijos van a clase o no», expone Torre. Porque hay «situaciones individuales» que condicionan las decisiones familiares. En definitiva, lo que esperan padres y madres es que se garantice la educación de sus hijos, por lo que instan a ambas partes a solucionar el conflicto: «En una negociación todos pierden un poco, pero ambos ganan. Así la educación de nuestros hijos no se verá resentida».
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