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En las tripas del Alborán
El buque de la Armada, especializado en vigilancia pesquera, permanecerá abierto al público en Santander hasta este sábado
El patrullero Alborán, un modelo P-62, ya está en Santander y abrió sus puertas al público en el puerto desde este viernes y hasta ... mañana, sábado a las 13.00 horas. Bautizado así por el islote frente a la costa almeriense, el buque vigila aguas nacionales e internacionales donde se encarga de labores de inspección y protección a pescadores. Zarpó hace tres semanas desde Cartagena para participar en la campaña del bonito del norte, activa hasta octubre. La parada en Santander se debe a cuestiones logísticas, descanso y relevo de tripulación. El domingo continuará su misión, posiblemente en la zona de San Sebastián, ya que en estas fechas los bancos de bonito comienzan a desplazarse hacia el este.
El Diario Montañés ha recorrido las instalaciones del buque acompañado por el alférez de navío Iván Elejabeitia, quien ha guiado una visita que comienza en la cubierta de popa. Allí se encuentra un helipuerto preparado para labores de rescate en altamar, además de un completo equipo de bomberos y cuatro balsas salvavidas. Desde allí se accede al puente de mando, recientemente renovado con las últimas tecnologías marítimas, como radares, propulsores avanzados, cartografía digital, un visor de proximidad y la joya de la corona: un dron submarino teledirigido, de última generación para inspecciones subacuáticas de las actividades pesqueras.
Aunque el buque cuenta con cierto armamento «por si acaso», según señala Elejabeitia, lo habitual es que las misiones sean de control e inspección. Pese a los avances, confiesa que la navegación aún se apoya en cartas tradicionales de papel, especialmente en zonas como la bahía de Santander, que describe como un entorno «encajonado y de mar bravo».
Entre los espacios que se pueden visitar, se encuentra uno de los camarotes, que destaca por su comodidad y luminosidad, muy diferente a los de los buques de acción, donde los espacios son más reducidos. Los suboficiales comparten baño entre tres personas y disponen de lo esencial: cama, armario y escritorio. También se puede acceder a la enfermería, equipada para intervenciones médicas si es necesario.
«Cuando paseas por Santander con el uniforme, la gente te reconoce y te saluda. Se nota esa pasión por la mar»
Francisco Javier Peñuela Tristán
Capitán de corbeta
El capitán de corbeta Francisco Javier Peñuela Tristán, comandante del buque, asegura que, pese a las largas travesías, la vida a bordo no se hace dura gracias a la organización de los 42 tripulantes: «Funcionamos con turnos de seis horas de guardia y doce de descanso. Todos sabemos lo que debemos hacer».
Durante su estancia en la región, parte de la tripulación ha visitado lugares como Cabárceno. El comandante, gaditano con raíces santanderinas, destaca el carácter marinero de la ciudad y la calidez con la que se recibe a los marinos: «Cuando paseas por Santander con el uniforme, la gente te reconoce y te saluda. Se nota esa pasión por la mar».
La campaña del bonito avanza a «buen ritmo»
Los tripulantes del Alborán siguen de cerca la campaña bonitera en el Cantábrico, que avanza a buen ritmo: en junio se había capturado el 3% del total, y ahora ya se alcanza el 13%. El capitán Peñuela pone como ejemplo un caso que presenciaron hace poco: «Un pesquero recogió 1.000 kilos de atún en solo 15 minutos, unos 100 ejemplares».
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