Gonzalo Cayón
«Teniendo en cuenta el número de locales vacíos de Santander, creo que, de momento, hay sitio para todos; tiendas y pisos turísticos»
Si algo hay que reconocerle al pequeño comercio es su capacidad de resiliencia. Sensible a la coyuntura económica y, sobre todo, a los cambios de ... hábitos de los consumidores, que se resisten a bajar al centro a comprar lo que se pueden comprar desde el sofá, el sector sigue siendo hoy uno de los principales motores del aparato productivo y una actividad estratégica en la creación de empleo del país. «Existen razones para lanzar un mensaje optimista», afirma Gonzalo Cayón (Torrelavega, 1971), licenciado en Derecho con prueba de cargo y secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercan).
-El pequeño comercio se hunde, el pequeño comercio se asfixia, el pequeño comercio se muere... ¿Cuántos años lleva viendo titulares como estos?
-Siempre se han visto esos titulares, a veces algo catastrofistas. Y, sin embargo, estamos comprobando que este verano la mayoría de los negocios está trabajando muy bien.
-Sonarán algo catastrofistas, pero las cifras son las que son. Según la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, el año pasado cerraron en España 10.599 comercios.
-Sí.
-Eso son 29 negocios diarios.
-También hay quien abre, ¿eh?
-Ya, ya.
-Pero sí, es verdad, estamos viendo que están cerrando negocios sin que exista nadie que se ocupe de reabrirlos.
-¿Sabría decir cuántos cerraron en Cantabria?
-No. Al menos no con exactitud. Estamos pendientes de elaborar junto al Gobierno de Cantabria un estudio que nos aporte cifras. Pero eso no va a resultar fácil, porque a veces el que cierra lo hace en silencio y nosotros no nos enteramos hasta que nos llaman a los dos o tres meses para decirnos que no les pasemos más la cuota de asociado.
-Y tampoco sabrá cuántos abrieron, claro.
-No. Los únicos datos de que disponemos son los que nos facilita el Ayuntamiento de Santander, que se extraen de un informe que realiza conjuntamente con la Cámara de Comercio.
-¿Y qué dicen?
-Pues que el comercio de Santander experimentó en 2023, que son los últimos datos disponibles, un aumento de un 2,13%.
Las frases
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Decadencia «Va a ser difícil cambiar la tendencia de algunas calles como Guevara o Cisneros»
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Recuerdos «Me entristece el cierre de Sapporo; allí nos compramos los chavales nuestras primeras 'Air Jordan'»
-¿Qué se le pasa por la cabeza cuando se entera de que va a abrir un comercio de cercanía. '¡Pobre diablo!', '¡Que Dios le ampare, '¡Otro loco!'...
-Pues un poco de todo, porque depende de las circunstancias y del tipo de negocio que pretenda abrir. Pero mire, si es una persona seria, formada, profesional, tiene una cierta solvencia económica y ha montado el negocio de la manera adecuada y no deprisa y corriendo por necesidad... olé por él.
-¿Qué dificultades va a tener que superar esa persona para que la persiana no se le caiga encima y le aplaste?
-No pocas, desde luego, pero principalmente los alquileres abusivos, una digitalización desigual y, por supuesto, la competencia feroz de las plataformas de venta online que están operando sin las mismas obligaciones que tienen los demás.
-¿Amazon es la criptonita del pequeño comerciante?
-Amazon está haciendo muchísimo daño a un determinado tipo de negocios.
-¿Así como el turismo es su mejor vitamina?
-El turismo hace un enorme favor a la hostelería y al comercio. Lo que quieren los comerciantes es que haya gente por las calles; luego ya se encargarán ellos de que entren a su negocio.
-La falta de relevo generacional se observa como otro problema. No parece que a los jóvenes les atraiga el comercio más allá de entrar a comprar.
-La gente joven prefiere disfrutar de su tiempo libre antes que sacrificarse tras un mostrador. En nuestro sector lo estamos viendo cada día.
-Hable usted con los hosteleros, verá qué le dicen.
-Sí, sí, sí. Es que ya no preguntan cuánto van a cobrar, preguntan si van a tener que trabajar un fin de semana. Bueno... los chavales tienen ahora otras aspiraciones distintas a las nuestras. Para ellos comprar una casa y formar una familia no es prioritario, lo es viajar, conocer mundo y ganar experiencias.
-Todo lo anterior está provocando un goteo constante de cierres que en algunas calles de Santander genera escalofríos al pasar. Guevara y Cisneros, por ejemplo, han perdido el 40% de su musculatura comercial.
-Esas calles han acusado lo que llamamos el contagio negativo. Cuando tienes un negocio abierto y ves cómo han cerrado el de tu izquierda y el de tu derecha, al final tú mismo acabas cerrando o, viendo cómo está la calle, cambiando de aires con tu negocio. Va a ser difícil cambiar la tendencia de esas calles.
-¿No son recuperables?
-Quizá sí, quizá sean recuperables con otro tipo de actividad. Pero, honestamente, yo creo que Guevara y Cisneros no volverán a ser lo que fueron.
-Hay locales cerrados hasta en el Paseo de Pereda, oiga.
-Sí. En el Paseo de Pereda, en Calvo Sotelo o en otras calles que están en primera línea comercial cuesta más ver locales cerrados pero sí, los hay.
-¿Cada cierre es una historia que se apaga?
-Y muchas veces un drama.
-¿A usted qué historia le ha conmovido más?
-Pues mire, va a cerrar Sapporo, que estaba ligado a mi juventud. Allí nos vendieron a los chavales de la época nuestras primeras 'Air Jordan'.
-El Ayuntamiento de Santander va a exigir que los pisos turísticos sean plantas bajas o bien tenga accesos directos al exterior. ¿Teme que, bajo esa condición, el pequeño comercio termine siendo devorado por la industria turística?
-Siempre cabe esa posibilidad, pero teniendo en cuenta el número de locales vacíos que existen ahora mismo en Santander, creo que, de momento, hay sitio para todos.
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