El turismo de hotel toca techo en verano, donde apenas hay ya margen de mejora
Las cifras de clientes y de pernoctaciones caen en julio y agosto un 0,9% y un 0,6% en relación al mismo mes del año anterior Los empresarios responsabilizan de las bajadas a la actividad de los pisos turísticos ilegales
Los hoteles de Cantabria cerraron el verano de 2025 abarcando cifras ligeramente inferiores a las del estío anterior, un dato a priori sorprendente si ... se confronta con las sensaciones, que vienen a decir que este año ha habido más gente que nunca, pero que podría explicar la actividad que ejercen los pisos turísticos. Los legales y los ilegales. Al menos eso piensan los empresarios, que, a la luz de las cifras, admiten que el turismo de hotel estaría tocando su techo veraniego -si es que no lo ha hecho ya- y que, sin mucho margen de mejora en esa época, la industria especializada tiene que girar la vista hacia adelante, mayo y junio, y hacia atrás, septiembre y octubre, donde tienen una mina turística por explotar.
Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los hoteles de Cantabria cerraron el mes de agosto con un total de 551.108 pernoctaciones, lo que supone un descenso de un 3,2% en relación al mismo mes del año anterior y un grado de ocupación de un 75%, y una masa de 208.609 viajeros, lo que significa una caída de un 4,3% respecto a agosto de 2024. En buena parte amortiguados por los resultados obtenidos en julio, que fue mucho más fructífero que el mismo mes del año anterior, esos porcentajes abocan al verano de 2025 a un cierre en descenso aunque casi inapreciable tanto en el número de pernoctaciones, que caen un 0,6%, como en el de viajeros, que en su caso bajan un 0,9%.
«Lo que el INE nos viene a decir es que, en líneas generales, los hoteles están manteniendo sus números durante el verano», dice el presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Cantabria, Eduardo Lamadrid, que admite pequeñas fluctuaciones, positivas en julio y negativas en agosto, como es el caso. «Y siendo verdad que este verano ha venido a la región muchísima gente, lo único que nos podría explicar que hayan bajado los índices de ocupación, aunque sea en porcentajes pequeños, es la proliferación de pisos turísticos», que son, dice Lamadrid, «los que se estarían beneficiando del aumento de visitantes» generando a los alojamientos hoteleros una competencia desleal que, subraya, hay que combatir. «Está claro que nos afecta y que nos afecta mucho», dice el presidente, que está deseando ver ya «si es verdad que existe una intención clara de limitar esta actividad ilegal».
«El margen de crecimiento en los meses de verano es más bien escaso»
Eduardo Lamadrid
Presidente de la Asociación de Hostelería
«Nosotros hemos tenido una ocupación del 75/80% en julio y del 85/90% en agosto. Pasar de ahí es muy complicado»
Ángel Cuevas
Hotel Casa del Marqués
«Si no hemos tocado los niveles máximos de ocupación en verano, los estamos rozando»
Carmelo Morales
Hotel El Ancla de Laredo
De acuerdo con su sucesor en el cargo, al hostelero Ángel Cuevas, director del Hotel Casa del Marqués, un coqueto cinco estrellas ubicado en Santillana del Mar, le cuadran los números del INE, «aunque a mí más que de pernoctaciones o de viajeros me gusta hablar de facturación» porque le dicen más cosas.
«Los establecimientos hoteleros de mi familia han facturado este verano alrededor de un 3% más que en el verano pasado», asegura Cuevas, que está hablando de una decena de hoteles enclavados en lugares turísticos. En Santander, en Suances, en Santillana del Mar, en Somo... «Pero, claro, hay que tener en cuenta que lo mismo que han subido los precios para el viajero también han subido los precios para el empresario del sector, que paga más en sueldos, en recibos, en provisiones...».
Como todos, también Cuevas ha visto más gente en las calles pero menos gente en los hoteles, algo que puede entenderse, dice, «por el incremento de camas, tanto legales como ilegales, que se viene observando en Cantabria» y que, a su modo de ver, «tienen su incidencia negativa en la actividad hotelera».
«Nos han quitado clientes, sí», coincide con Lamadrid y Cuevas el gerente del Hotel El Ancla de Laredo, Carmelo Morales, que también ha visto las calles de la villa pejina abarrotadas de gente que, al menos en esta localidad, solo han dejado este año «mucho ruido y pocas nueces». Lo dice porque «este verano ha habido mucho turismo 'de día'», visitantes que se han acercado a la localidad «para ir a la playa, para pasar la mañana o la tarde» y poco más. «Junio fue extraordinario, julio fue normalito y agosto... en agosto se ha notado cierto bajón», dice el empresario, nada sorprendido por los datos lanzados por el INE.
El techo
Además de mostrar un leve retroceso en la actividad hotelera en relación al verano anterior, el almacén de datos virtual del Instituto Nacional de Estadística revela una evidente similitud de los datos que la industria viene recogiendo en la última década -tanto de pernoctaciones como de viajeros- y que sugiere que el sector habría alcanzado su techo en la época estival.
Basta echar un vistazo al histórico de los últimos diez años para darse cuenta de que las cifras son prácticamente lineales, que avanzan o retroceden mínimamente y lo hacen alrededor de unos números muy precisos. El de pernoctaciones pivota sobre el millón y el de viajeros en torno a los 400.000.
«Es verdad que el margen de crecimiento en verano es más bien escaso», reconoce Lamadrid. «Por eso siempre decimos que hay que empezar a trabajar mirando al resto del año», más concretamente a junio y septiembre. «La plazas hoteleras son las que son, y tampoco parece que al menos a corto o a medio plazo se vayan a producir grandes aperturas de hoteles en nuestra región. Todo eso limita las posibilidades», dice al respecto Lamadrid, que apuesta por «mantener las mejores cifras que permiten los veranos» y, al mismo tiempo, «alargar la actividad a los meses de junio y septiembre».
Es lo mismo que opina Cuevas, para quien va a ser muy difícil continuar creciendo si no crece la planta hotelera.
«Puede ser que hayamos tocado techo en verano. Nosotros hemos tenido una ocupación de entre el 75 y el 80% en julio y de entre el 85 y el 90% en agosto. Pasar de ahí es muy complicado», subraya el responsable del hotel, que, lo mismo que Lamadrid, pide «mirar a ambos lados del verano», a junio y a septiembre, «porque son dos meses que podemos aprovechar».
En sintonía con los anteriores, Morales recuerda que el sector «tiene un tope de alojamientos que no se puede rebasar» a menos, claro, que la oferta crezca. «Pero mientras esa oferta no crezca, las camas son las que son», subraya el empresario laredano, que cree que si los hoteles no han alcanzado ya sus niveles máximos de ocupación en verano, tal y como sugieren las cifras, «los estamos rozando», razón por la que «tenemos que hacer lo posible por fomentar los meses de junio y de septiembre».
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