El 8% de las pacientes de reproducción asistida son homosexuales o sin pareja

Por eso ayer, en su visita a las instalaciones, María Luisa Real destacó la gran transformación de una Unidad que «para la Gerencia anterior era prescindible», mientras que bajo su mandato «se ha realizado una importante inversión con el objetivo de asegurar la equidad, seguridad y calidad para todas las pacientes». Y cifró esa cuantía en 500.000 euros, que han hecho posible equipar a la URA con dos laboratorios independientes, uno de embriología y otro de andrología, una unidad para ginecología endocrinológica funcional, una nueva sala blanca con uso de quirófano y tres consultas. Además, se han incrementado los equipamientos con un nuevo incubador «más moderno, funcional y fácil de utilizar, que permite aumentar el número de pacientes», una bomba de nitrógeno, placas de embriotestados y placas de vitrificación de ovocitos, y una mesa de quirófano.

Junto a la notable mejora en los recursos materiales, la consejera insistió en que «el mayor valor es el conocimiento, sus profesionales, que son la mayor inversión que tiene la sanidad» (en esta nueva etapa se ha incorporado una ginecóloga y una bióloga más). A todos ellos se dirigió al término de su recorrido por las instalaciones para agradecer «el trabajo desarrollado para «ampliar las prestaciones», entre las que citó la criopreservación de ovocitos en mujeres con cáncer, y «disminuir los tiempos de demora». No en vano, el equipo de reproducción asistida ha conseguido resolver la situación de atasco acumulada tras la mudanza desde la Residencia, cuando hubo que habilitar un espacio que no se había contemplado en el plan de traslado inicial, diseñado en la legislatura del PP. Un 'olvido' que obligó a buscar emplazamiento para el laboratorio y el quirófano específico y encargar por la vía de urgencia las obras para acondicionarlos. Desde que la Unidad empezó a recuperar el ritmo de su actividad con normalidad, hace un año, se han ido acortando las listas de espera hasta llegar a «unos tiempos razonables».

«Hemos pasado de una espera de 18 meses para la primera consulta de análisis de la situación de esterilidad y casi dos años para tratamientos de fecundación in vitro a 90 días, en ambos casos», resaltó la consejera, acompañada durante la visita por todo el equipo directivo del hospital, con Julio Pascual al frente.

La coordinadora de la URA, Concepción Ceballos, que guió el recorrido, señaló que el factor tiempo es «clave para nuestras pacientes», ya que «para obtener buenos resultados es fundamental la edad de las mujeres. Disminuir la espera incrementa los beneficios y las posibilidades de éxito de los tratamientos que al final es lo que todos queremos, tratar parejas con un buen diagnóstico y un buen embarazo», añadió. El perfil mayoritario de pacientes son parejas heterosexuales con problemas de esterilidad o abortos de repetición por debajo de los 40 años –límite de edad para acceder a un tratamiento en la sanidad pública–. La jefa de servicio de Ginecología, satisfecha de la evolución de la Unidad, resaltó que el balance previsto al cierre de año será de 500 transferencias de embriones (in vitro) y unas 450 inseminaciones.