¿Hay que vedar por completo el salmón?
El paulatino y exiguo número de capturas de los últimos años, sólo seis peces en lo que va de campaña, reabre el debate sobre la idoneidad de detener su pesca para asegurar su supervivencia
La gráfica que ilustra esta información no deja lugar a dudas: la pesca del salmón atlántico se encuentra en franco retroceso. Los números de las ... capturas así lo evidencian. En lo que va de temporada –comenzó el 31 de marzo y concluirá el próximo 30 de junio– sólo se han izado seis peces en Cantabria, todos ellos en el río Pas. Ni el Asón ni el Deva ni el Nansa se han estrenado. Ante esta «alarmante» situación, en opinión de los ribereños, vuelve a surgir en las cuencas el debate sobre la idoneidad de decretar la veda total para garantizar la supervivencia de la especie, que no pone de acuerdo a la Administración y a los pescadores.
Sí están de acuerdo en que «hay que hacer algo» para que los salmones no se conviertan en un simple recuerdo. De las últimas 15 temporadas de pesca, las de 2022, 2023 y 2024 están entre las cinco con peores registros, y la actual va camino de romper todos los récords. «Va a ser una de las más malas», afirma Ángel Serdio, director general de Montes y Biodiversidad. «El salmón está en retroceso. De eso no hay duda», añade. El año pasado se salvó con 48 capturas, pero 17 de ellas salieron del agua la última semana.
Si cada vez entran menos peces a los ríos, lo hacen más tarde y se pescan menos, la lógica empuja la pregunta: ¿hay que prohibir por completo la pesca del salmón para asegurar su supervivencia? «En absoluto. En la Consejería no somos partidarios de una veda total», afirma Serdio, que además en este asunto responde como portavoz oficial de la postura de la Consejería de Pesca que dirige María Jesús Susinos. Defiende que el sistema actual –«muy pequeño» y «muy limitado»– «permite mantener una actividad muy tradicional, muy ligada a lo que es nuestra cultura ribereña, a lo que es Cantabria».
«El salmón está en retroceso, pero en la Consejería no somos, en absoluto, partidarios de decretar la veda total»
Ángel Serdio
Director general de Biodiversidad y Montes del Gobierno de Cantabria
«¿A que nadie cazaría un urogallo para hacer caldo? Pues es lo que estamos haciendo en Cantabria con los salmones»
Francisco Gamizo
Presidente de la Sociedad Cántabra de Pesca Conservacionista Fario
Economía, tradición y sostenibilidad son los tres ejes que sustentan la postura gubernamental. Así lo recoge el informe del 'Seguimiento anual del Salmón Atlántico 2023/2024', que recoge en sus páginas que el 66,3% de los pescadores que participaron en el sorteo de los cotos del año pasado eran de fuera de la región. «Esto demuestra la importancia de la actividad para los servicios de hostelería y otros negocios de la proximidades de las zonas de pesca», subraya.
A favor y en contra
Entre los pescadores hay división de opiniones. «El salmón está abocado a la extinción. Su pesca en la Península Ibérica tiene fecha de caducidad», afirma rotundo Francisco Gamizo, presidente de la Sociedad Cántabra de Pesca Conservacionista Fario. «¿A que a nadie a estas alturas se le ocurriría cazar un urogallo para hacer caldo? Pues es lo que estamos haciendo con el salmón», añade. «Con los números que tenemos, tenía que estar vedado ya. Es una pena dejar de disfrutar de este pez, pero no debemos molestarlo. Es necesario decretar la veda total, ni siquiera deberíamos permitir su pesca sin muerte», subraya.
Otra parte de los pescadores no son partidarios de una medida tan drástica. «Si desaparece la pesca del salmón, desaparecen los pescadores, que somos los que más hacemos por su supervivencia. Vigilamos los ríos, los vertidos, tenemos campañas de repoblación...», relata Manuel Borbolla, responsable de la Sociedad de Fomento de Caza y Pesca. «Es que son ciclos. Hay comunidades, como por ejemplo el País Vasco, que ya han adoptado esa postura y el número de salmones que entran allí a sus ríos es igual o peor», añade.
«El sacrificio de unos pocos, aunque parezca contradictorio, no es malo. El aprovechamiento es sostenible con los cupos»
Juan Cobo
Responsable y técnico de pesca del Centro Ictiológico de Arredondo
«Son ciclos. En otras comunidades, como el País Vasco, hay veda total y el número de peces que entran es igual o peor»
Manuel Borbolla
Presidente de la Sociedad Cántabra de Fomento de Caza y Pesca
Ángel Serdio enumera los inconvenientes de una veda total. «Para que fuera efectiva, tendría que ser de 15, 20 o 25 años. Ese sería el tiempo mínimo para observar y determinar si realmente influye de alguna manera en la recuperación de la población», explica.
«Es que el sacrificio de unos pocos, aunque parezca contradictorio, no es malo del todo, ya que la especie sigue teniendo interés para los pescadores, para la prensa y para el resto de la ciudadanía. Con los cupos actuales se hace un aprovechamiento sostenible», apostilla Juan Cobo, responsable y técnico de pesca del Centro Ictiológico del Gobierno regional.
De lo que no hay duda es de que cada salmón que es izado a la superficie es uno menos que se reproduce, pues estos peces son capturados justo en el momento que van camino de las cabeceras, adonde acuden para la freza. De los 48 salmones del año pasado, los técnicos de la Consejería registraron el sexo de 28: 11 machos y 17 hembras. Si cada hembra pone hasta 5.000 huevas, sólo en 2024 se desperdiciaron hasta 85.000 potenciales salmones, aunque hay que señalar que el porcentaje de los huevos de esta especie que acaban eclosionando es muy reducido.
Repoblar, «sólo una ayuda»
El Ejecutivo cántabro, consciente de la problemática, impulsó la repoblación de salmones en 1998 a través del citado Centro Ictiológico, que se lleva a cabo desde entonces en varias fases del ciclo vital: huevo embrionado, alevín y pinto (juvenil) con ablación de la aleta adiposa e inserción de micromarca. El número de salmones repoblados en los ríos Asón, Agüera, Miera, Pas, Saja-Besaya, Nansa y Deva, entre 1998 y 2023, fue de siete millones. En concreto, 7.047.949. «La repoblación da sus resultados pero tampoco es una solución a corto o medio plazo», afirma Cobo. «Es una ayuda que por sí sola no va a poder acabar con el problema. Soltar más millones no te garantiza que regresen más peces a nuestros ríos», subraya.
«¿Igual habría que plantearse qué hace el salmón cuando está en el mar, que es la mayor parte de su ciclo vital? ¿Los están pescando los barcos y por eso hay menos?», reflexiona Borbolla, que pone encima de la mesa otro debate: el de los depredadores de la especie. «Habría que ser rigurosos con los cormoranes, que hay más que camiones en las carreteras. Sólo un cormorán come al día entre 280 y 400 gramos de salmónidos. También hay nutrias a patadas...», relata.
Por último, apunta otros problemas: «Tampoco es lógico que el Pas se seque porque Santander sea la única ciudad de España que toma el agua para su abastecimiento de un río y no de un embalse. Y lo de las canoas recreativas en algunos cauces de la región es para hacérselo mirar. El salmón es muy sensible al estrés y que te pasen por encima más de 300 no ayuda», concluye.
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