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Un momento de la investigación reabierta sobre la avilesina desaparecida con el retrato robot en la pantalla del agente. Guardia Civil

La Guardia Civil identifica 34 años después a la víctima de un homicidio en Asturias

Se reabre la investigación por su desaparición y la benemérita concluye que se trata de la joven hallada en octubre del año 1995 enterrada en cal viva en Barros

Yolanda De Luis y Alejandro L. Jambrina

Martes, 11 de noviembre 2025, 11:56

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La joven había desaparecido en 1990 y cinco años más tarde, justamente cuando se desvelaba también que habían sido encontrados los restos de una mujer de entre 20 y 24 años enterrados en cal viva en Barros, Langreo, la madre denunciaba ante la Guardia Civil su desaparición. En aquel momento la técnica de ADN utilizada, en este caso por la Policía Nacional que se encargó de la investigación, no pudo concluir quién era la chica asesinada por 'Garrincha', pero treinta años más tarde, con nuevos sistemas de identificación, ha llegado la confirmación, se trataba de aquella avilesina que a finales de 1990 se había ido dejando a su hija de cinco años con su madre. Había sido asesinada poco después, concretamente en la noche de Reyes de 1991.

Su asesinato se descubrió años más tarde. Según publicaba a mediados de octubre de 1995 este periódico, José Manuel de la V. M., 'Garrincha', fallecido en enero del pasado año a los 62 años de edad, confesaba entonces cómo había matado a una joven que no tenía ninguna identificación. Aseguraba que la había recogido en su BMW cuando hacía autostop a la salida de Oviedo sobre las tres de la madrugada. Y, según el mismo indicaba, ella intentó atracarle con un cuchillo y en el forcejeo que se produjo él se lo clavó a ella en la cara interna de un muslo. Luego la metió en el maletero donde ella pidió a gritos que le practicara un torniquete, pero poco después fallecía desangrada, algo que comprobó al detenerse en los túneles de Riaño.

Llegó así a su casa donde junto a su pareja María del Pilar S. J. F. decidieron deshacerse del cadáver en una casa abandonada del barrio de Vega, en Barros (Langreo). Allí desnudaron a la joven y la enterraron en cal viva. Seis meses después, en el verano de 1991, temieron que los restos pudiesen ser desenterrados por un animal, por lo que la mujer recogió la mayor parte de ellos para meterlos en un bidón que después arrojó al río Nalón.

Cronología

Desaparición

Año 1990

La avilesina, de 24 años, deja a su hija, de cinco, con su madre en Avilés y desaparece. Tendrían que pasar cinco años hasta que se denunció su desaparición ante la propia Guardia Civil. Las primeras gestiones no llevaron a ninguna línea de investigación y la denuncia quedó registrada en los archivos policiales de personas desaparecidas.

El crimen

6 de enero de 1991

Sobre las tres de la madrugada hace autostop a la salida de Oviedo y para el BMW de José Manuel de la V. 'Garrincha', que la recoge. Según relata él luego, ella intentó atracarle con un cuchillo y en el forcejeo se lo clavó, ella muere desangrada. Cuando llega a casa junto a su pareja la entierran en cal viva.

Encuentran un cuerpo

Octubre de 1995

El 16 de octubre se hallan los restos tras haber delatado la mujer a 'Garrincha' después de acusarle también de agresión y amenazas. La investigación de la Policía Nacional no consigue identificar a víctima, aunque se hace un retrato robot. A la vez ese año la madre de la avilesina desaparecida lo denuncia ante la Guardia Civil.

La investigación se reactiva

Mayo de 2024

La Guardia Civil revisa la investigación de la desaparición de la avilesina y cotejando datos con la Policía Nacional y tomando nuevas pruebas de ADN a la familia con las técnicas actuales consigue esclarecer el caso de la avilesina de 24 años desaparecida en 1990.

El asesinato se conoció a mediados de octubre de 1995 por la confesión de ella ante la Policía Nacional de Langreo. La mujer había abandonado la casa en la que vivía con 'Garrincha', que entonces tenía 34 años y era transportista de profesión, por lo que él había ido a casa de los dos hermanos de ella en su busca. Había entrado rompiendo la puerta y distintos enseres de la vivienda, además de causarles lesiones a ambos con un bate y un arma blanca.

Confesión por miedo

La expareja de 'Garrincha' tuvo entonces miedo de que las amenazas se cumpliesen y le denunció por agresión a la vez que indicó a la Policía Nacional el lugar en el que ella y su excompañero habían enterrado en cal viva a la joven. Los agentes pudieron encontrar todavía huesos y los sacos de plástico de la cal.

Se señalaba entonces que los restos eran de una mujer de raza blanca de entre 20 y 24 años de edad, 1,60 metros de estatura, de comprensión delgada, pelo castaño oscuro en melena corta y lisa, y cara muy delgada. Además, cuando fue asesinada vestía ropa de marca, describía la Policía Nacional tras recoger todos los restos.

Ahora, gracias a las nuevas técnicas de ADN, la Guardia Civil ha logrado identificar su cadáver, 34 años después de su asesinato el 6 de enero de 1991.

La madre había denunciado su desaparición en 1995 ante la propia Guardia Civil. Las primeras gestiones que realizaron los agentes, no llevaron a ninguna línea de investigación para dar con el paradero de la joven, por lo que la denuncia quedó registrada en los archivos policiales de personas desaparecidas.

Se trata de unos archivos que son revisados regularmente cuando se aporta alguna pista o indicio nuevo que permita la localización de esas personas. Precisamente en una de esas revisiones, que tuvo lugar en mayo del pasado año y gracias a la evolución del análisis de nuevos métodos de identificación, los agentes contactaron con la familia para tomar muestras de ADN para tratar de aportar algún dato nuevo que permitiera cotejarlo con algún cadáver sin identificar o para posteriores identificaciones.

Muestras de ADN de su hija

Más tarde, en junio, los agentes volvieron a tomar una muestra de ADN a la hija de la desaparecida, ya que la abuela había fallecido. Y, paralelamente a este proceso, los agentes llevaron a cabo gestiones y un estudio pormenorizado del caso investigando en redes sociales e internet. Eso, según explica la Guardia Civil, les llevó al homicidio de la mujer en Barros, apuñalada y enterrada en cal viva, con identidad desconocida.

Debido al deterioro de los restos de la víctima cuando fueron desenterrados por la Policía Nacional de Langreo en 1995 no fue posible su identificación, pero sí se pudo realizar un retrato robot.

Con todo, la Guardia Civil comenzó a atar cabos entre ambos hechos. El cotejo del retrato robot de la víctima del homicidio y una foto aportada por los familiares de la avilesina desaparecida desde hacía 35 años tenían ciertas características y parecido físico que podían confirmar una correlación entre la mujer asesinada el 6 de enero de 1991 y la que se fue de casa dejando a su hija con su madre a finales de 1990.

Además, según indicaba el lunes la Guardia Civil, la colaboración de los agentes de la Policía Nacional que participaron en su momento en la investigación del crimen y el aporte de todo tipo de documentación existente en sus archivos, permitieron dar finalmente con el lugar en el que se custodiaban los restos de la fallecida. Concretamente se hallaban en el Departamento de Biología del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, a donde habían sido remitidos en su día para su análisis biológico, fundamental en la identificación de restos humanos para casos de desapariciones y para resolver crímenes mediante la identificación del ADN de la víctima o el asesino.

Debido a que la técnica de análisis de ADN realizada en el año 1995 y la que se realiza actualmente es diferente, fue necesario un nuevo análisis de ADN de estos restos. De los nuevos análisis llevados a cabo por el Instituto de Toxicología y Ciencias Forense de Madrid, se determinó que los restos óseos hallados en 1995 se correspondían con los de la joven avilesina desaparecida por lo que la Guardia Civil ha logrado poner nombre y apellidos a la víctima del homicidio y comunicar a sus familiares su paradero tras más de 34 años de búsqueda.

Con todo, este cuerpo de seguridad del Estado concluye en su nota difundida el lunes que el avance de las tecnologías, los nuevos métodos de investigación, con la utilización de medios tecnológicos, nuevas bases policiales, así como la coordinación con los demás cuerpos policiales, son clave para el esclarecimiento de este tipo de sucesos, resolviendo así hechos que en su momento eran imposibles esclarecer.

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