«El arte puede ayudar a eliminar la barrera que existe entre el Puerto y la ciudad»
Pablo Ferreiro, uno de los fundadores de Boa Mistura, lidera el proyecto que convertirá cinco silos de la terminal agroalimentaria en un símbolo del vínculo entre Santander y su mar
Para Pablo Ferreiro, uno de los fundadores de Boa Mistura, como para el resto de ese colectivo artístico, el espacio público es un lienzo en ... blanco y el arte, un elemento transformador capaz de crear o alterar la relación de las personas con el lugar en el que viven, así como los lazos que existen entre ellas. En los últimos meses, este grupo con raíces en el grafiti ha estado trabajando en Santander con el objetivo de conectar la ciudad con el puerto, a través de un proyecto que se presentó recientemente y en el que la ciudadanía tiene la última palabra. La misión no era otra que «romper esa barrera que existe entre los santanderinos y su puerto, que a pesar de estar tan presente en sus vidas también está alejado».
La idea surgió hace dos años, durante su participación en el Congreso Tiempo y Arte, celebrado en el Palacio de La Magdalena, donde nacieron las primeras «sinergias y conexiones», según explica este licenciado en Bellas Artes. Ahí se plantó la semilla de un trabajo que se materializará durante el mes de septiembre y que ha logrado unir a empresas privadas, instituciones y artistas con un mismo objetivo: «Ayudar a eliminar esa barrera entre el Puerto y la ciudad a través del arte».
«Vinimos a Santander a contar nuestro trabajo y nuestra filosofía sobre la importancia que puede tener para la ciudadanía un diálogo artístico con los espacios públicos. En ese foro coincidimos con el responsable del grupo GOFF, empresa que gestiona los silos de la terminal agroalimentaria del Puerto de Santander, y nos propuso llevar nuestras ideas a ese lugar», explica.
Así es como nació esta iniciativa que ha impulsado Cantabria Labs y que cuenta también con otros apoyos como el del Puerto de Santander, el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santander, el Grupo GOFF, Tiempo y Arte y, sobre todo, los santanderinos. «En verdad este es un proyecto colectivo. Nosotros no somos solo siete artistas que se encierran en el estudio a trabajar, sino que involucramos a las personas que van a disfrutar de la obra».
La obra, que parte de las palabras alma y luz, será elegida por los ciudadanos que pueden votar entre tres propuestas
Con veinte años de trabajo a sus espaldas, este colectivo se enfrenta por primera vez al reto de intervenir en un puerto de gran ciudad y para ello se desplazaron en primavera hasta Santander donde llevaron a cabo unas dinámicas participativas, en las que los asistentes ahondaron en su visión sobre el mar y el puerto y el significado en sus vidas.
La obra, que se materializará en esos silos de la terminal agro alimentaria -de casi 26 metros de altura y 14 de diámetro-, será elegida entre tres propuestas que Boa Mistura presentó a partir de esos encuentros ciudadanos y que estuvieron plagados de historias, recuerdos, anécdotas...
«Nuestras propuestas creativas siempre parten de una palabra», relata Ferrero. En este caso, la idea es acercar el Puerto, que aunque se ve desde muchos puntos de la ciudad, está básicamente a más de un kilómetro. Para ello han realizado lo que el llama un «acercamiento muy respetuoso», preguntando a los santanderinos por sus «palabras clave», aquellas que expresaban sus sentimientos sobre la ciudad y este lugar en particular. «De ahí salen tres conceptos esenciales: vida, como búsqueda de la esencia personal; mar, omnipresente en Santander; y luz, que inspiran las tres propuestas». Todas ellas están llenas de color y geometría -las señales de identidad del colectivo- y los santanderinos pueden votar ya por su favorita para convertirla en la obra final.
«Nuestra obsesión es el color y la geometría que generan las tipografías», explica Ferreiro. «Muchas de las historias que nos contaban tenían que ver con el mar». Las dos primeras propuestas ocupan cuatro silos y giran en torno a la palabra alma: una de ellas con un enfoque más cinético, en movimiento constante, que representa el ritmo del mar y de la ciudad. La tercera, con la palabra luz, cubrirá tres silos con un diseño horizontal que evoca la superficie del mar en la bahía. «Es como un espejo en el suelo que refleja toda la luz», describe el artista. «Hemos jugado con los colores del mar, del horizonte y de las montañas al fondo».
Boa Mistura -término que alude a la 'buena mezcla' entre los integrantes del colectivo- nació del vínculo personal que une a sus miembros.
La amistad, cuenta Ferreiro, es vital a la hora de crear. Aunque el arte, y en especial el grafiti, se ha legitimado en muchos ámbitos, vivir de él sigue siendo difícil. A su colectivo le va bien: han trabajado en más de 40 países y colaborado con organizaciones como la ONU, Amnistía Internacional, PNUD, Greenpeace, Acción contra el Hambre o Cruz Roja. También han participado en exposiciones y muestras en centros como el Museo Reina Sofía de Madrid, el Maxxi de Roma, el Hyundai Museum ALT1 de Seúl o el CAC de Málaga. Aun así, no oculta que llegar ahí exige mucho esfuerzo y lamenta que en otros países haya más apoyo al arte urbano. «Aunque al final, se puede», concluye.
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