El amor como incendio
Cinesa. ·
Jennifer Lawrence desencadenada y desaforada asume riesgos y sale airosa. Pero la película, que tiene en la música otro personaje, acaba ahogadaUna puerta de entrada y de salida abre y cierra simbólicamente, a modo de elipse, este retrato de mujer. Amante y madre, entre la insatisfacción ... sexual y vital y el combate entre realidad y deseo. Es, también, 'Die, my love' una batalla de amor y muerte, de pasión y nihilismo. En ese andar en la cuerda floja, en el tamaño de los límites, entre lo que ilustra y lo que discurre por dentro, puede ser tan ridícula y patética como maravillosamente extrema. Lo primero, forma parte del riesgo. Lo segundo asoma a menudo. Para encarnar tanto la materia visible como la invisible una actriz carga con el peso, en ocasiones aligerado por el espejo del actor (Robert Pattinson) que tiene frente a ella.
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Año 2025
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País Estados Unidos
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Dirección Lynne Ramsay
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Guion Ramsay, Enda Walsh, Alice Birch
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Reparto Jennifer Lawrence, Robert Pattinson, Lakeith Stanfield, Sissy Spacek
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Género Drama
Jennifer Lawrence desencadenada y desaforada asume riesgos y sale airosa. Pero la película, que tiene en su banda sonora a otro personaje (de Toni Basil a Joy Division y David Bowie), acaba ahogándose, ensimismada en su contradicción y en su ansiedad por ser otra cosa. Su visceralidad y radicalidad es tan seductora, incluso hermosa, como cargante y efectista. Vence el esfuerzo esteticista a la gravedad y dramatismo que se le presupone.
Lynne Ramsay adapta el libro 'Mátame, amor' de la argentina Ariana Harwicz y, al tiempo, hurga en otros territorios. En la órbita de esos otros referentes cabe citar 'Una mujer bajo la influencia' de Cassavetes, que le queda grande; 'Revolutionary Road', de Sam Mendes, solo asociada a algunos momentos del duelo actoral, y más cercana a las miradas de Leos Carax. Hay extravagancia y arrebatos a partes iguales. 'Die my love', desde sus primeras imágenes, no da tregua. O se acepta el volcánico retorcimiento de la experiencia personal o la película hará lo posible por expulsar al espectador. Lawrence, con su antecedente explosivo en 'Madre!' de Aronofsky, exprime su personaje y se exprime (como productora la cinta está a su servicio) en una continua vorágine, nunca lineal, de sensaciones, vértigos e hipérboles. Camina de puntillas sobre el desequilibrio y ello conlleva un tono descompensado, tan perturbador como volátil y caprichoso. La cineasta de 'Tenemos que hablar de Kevin' convierte de alguna manera su filme en un verso libre, esa mezcla de resiliencia y disidencia del personaje que huye de la sombra patriarcal. En ese tour de force que acapara Lawrence, destaca la presencia de Sissy Spacek y el homenaje fugaz a Nick Nolte. Si uno persigue cierta pausa reflexiva no la encontrará. La película es sinuosa y visceral, y la fiereza de la actriz araña todos los planos.
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