Corre, marginal, corre
Cinesa, Yelmo y Ocine ·
Un chorro de adrenalina que imprime más rabia que inquietud. Su fuerza caduca y la turbulencia nunca está a la altura de su denunciaDe pronto en la cartelera todos corren. Lo hacen los protagonistas de 'La larga marcha', en su parábola a la sombra de la muerte. Lo ... hacen, a su manera, la pareja musculada de 'El mejor'. Y, desde ayer, fiel a su título, se suma el Glen Powell de 'The Running Man'. Entre marchas, persecuciones y huidas hacia adelante, asoma también un nombre común: el de Stephen King; y el de un síntoma: el de la distopía. Lo del autor de 'Doctor sueño' y su presencia en las pantallas es ya un vínculo abusivo que abarca cientos de producciones desde hace décadas.
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Año 2025
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País Reino Unido
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Dirección Edgar Wright
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Guion Michael Bacall, Edgar Wright
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Novela Stephen King
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Música Steven Price
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Fotografía Chung Chung-hoon
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Reparto Glen Powell, William H. Macy, Lee Pace, Michael Cera
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Género Acción
En este otoño son tres los estrenos que adaptan sus libros, amén de series como la que regresará a 'Carrie' en 2026. En el caso de Running Man cabe también la discusión de las comparaciones, del sentido de remake, o de la actualidad de su trasfondo crítico, de acuerdo con la versión de Arnold Schwarzenegger de 1987, 'Perseguido'. La violencia, el control ciudadano, los bulos están presentes en la trama que, en manos de Edgar Wright, cineasta de 'Baby Driver', se convierten en las mechas de varias explosiones de esta efervescente persecución entre la sátira y la mordacidad. El filme, pese a la carga antisistema, no deja lugar para el poso y solo parece preocupado por mantener una atmósfera lúdica y festiva. La sátira ácida contra los medios de comunicación aumenta aquí su dosis al dejar claro desde la primera secuencia el retrato de una sociedad deshumanizada, a través de una road movie de supervivencia, entre lo competitivo y lo vertiginoso.
El cineasta de 'Scott Pilgrim contra el mundo' brilla en sus estética y elección visual y propone una peripecia ochentera. En la ficción (como en la realidad) las supracorporaciones imponen el paisaje dominante. Edgar Wright prima la acción en su coqueteo con la ciencia ficción y hace hincapié en ese incesante juego de carrera por la vida. Aunque lo pretende, el equilibrio entre la crítica y el espectáculo no se alcanza casi nunca y, además, el metraje se le va de las manos. Quien saca más partido de todo este artefacto es Glen Powell dispuesto a convertir en una mezcla efectiva de Tom Cruise, Bruce Wilis y Matt Damon. Lástima que nunca atienda de verdad a la amenaza, la perturbación, la hipérbole y el disparate tras esa telerrealidad que impone su ley. La acción y cierto aire caótico envuelven, hasta ahogarlo, cualquier intento emocional reflexivo. Es fluida pero el caudal es puro líquido. Un chorro de adrenalina que imprime más rabia que inquietud. Su fuerza caduca y la turbulencia nunca está a la altura de su denuncia.
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