Fórmula V y sexta y ...
Cinesa y Ocine ·
Segura y Leo Harlem con el piloto automático exprimen el todo vale: lo viejuno, las teleseries, el populismo y las redes. Lo mejor, el coro infantilEs innegable la capacidad de Santiago Segura para exprimir una cantera y una mina juntas que ha prefabricado a partir de un cine familiar. Humor ... blanco, algunas capas de ironía social, guiños para mayores cinéfilos y eficacia tanto en los repartos (muy importante para que haya autenticidad en guiones estereotipados y sin gracia) como en su destreza para dar la sensación de que cada entrega cambia todo cuando en realidad no es así. Gracietas, trastadas, situaciones bobaliconas pero todo con una atmósfera casera que va pidiendo a gritos complicidad estacional de taquilla con refresco. El enésimo enredo entre generaciones solo podía llamarse 'Vacaciones de verano'. Hasta el punto que el actor y director, como antes en 'A todo tren', vende con sincero descaro una especie de pasaporte del entretenimiento expedido en el periodo estival de modo que el que no haya visto la película está perdido en el catálogo caducado de recuerdos vacacionales.
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País España
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Año 2023
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Dirección Santiago Segura
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Guion Marta González de Vega, Segura
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Reparto Santiago Segura, Leo Harlem, Sirena Segura, Javier García, Cristina Gallego
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Género Comedia
Segura repite con sus matices burdos el papel de anteriores entregas, esa mezcla de padre distraído y a su vez sobreprotector. Es más de viñeta de tebeo que de personaje de película; y Leo Harlem, siempre entonado, pero al que es difícil ver fuera del monólogo encasillado, constituyen el supuesto motor engrasado. Travesura, lo serio y lo revoltoso intercambian papeles en una comedia tan sencilla como de andar por casa pero que a Segura le vale para manejar mentiras, engaños, supervivencia, aspiraciones verdaderas, falsas maneras de aparentar. Es un filme que funciona más en lo coral que en lo íntimo de algunos personajes pese a lo que pueda pensar su cineasta. La historia se estruja y Segura, desde 'Sin rodeos', pasando por la saga de 'Padre no hay más que uno', más los trayectos en tren a los que ha sacado mucho provecho, se muestra más conformista que cómodo. Repite fórmulas como sucediera en Torrente y mezcla cercanía y afectación, y tan pronto sorprende con algo empático como se vuelve mero mecanismo al que se le ven todas las costuras, trucos y juegos de apariencias.
No hay finura pero casi no importa. El resort que sirve de escenario para agitar a los mocosos es ya de por sí un decorado social muy reconocible. Lo que hace diferente a estas vacaciones frente a la citadas cintas es que el bullicioso coro infantil funciona a la perfección. Una gamberrada de adultos aniñados y niños adultos con gags todo incluido y dosis de melancolía, que tiene como guion el populismo, el rizo clónico de su director y el chip sincronizado con las redes sociales.
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