Incómoda fiereza
Filmoteca UC. Náutica. Jueves. A las 20 horas. ·
Peckinpah sacude reflexiones y debates, deja a la intemperie lo insano, la violencia inherente y da una lección de montaje, ritmo y modulación de lo dramáticoPueden hacerse muchas lecturas de esta incursión de Sam Peckinpah fuera del western de una forma purista, aunque comparta muchas connotaciones. Lo cierto es que ... es una película muy influyente, que aún genera numerosos debates y que conserva su materia prima más vibrante y furiosa, su retrato de los instintos primarios de la naturaleza salvaje, los impulsos animales pero con su propia identidad ligada al hecho de matar.
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Año 1971
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País Reino Unido
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Dirección Sam Peckinpah
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Guion David Zelag Goodmany Peckinpah
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Género Drama / Thriller
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Reparto Dustin Hoffman, Susan George, David Warner, Peter Vaughan
El cineasta, que dos años antes había triunfado con 'Grupo salvaje', quizás tomó el camino más inesperado para plantearse dar la vuelta a la novela 'The Siege of Trencher's Farm' ('El asedio a la granja Trencher') de Gordon Williamson. Una cinta, como su director, imprevisible, contradictoria, rodada fuera de Estados Unidos, que, sin embargo, responde a su coherencia y su poderosa capacidad visual para sacudir al espectador.
En este caso una historia sencilla envuelta en esa frontera entre la inocencia y la toma de conciencia de uno mismo; entre lo individual y la comunidad; entre la razón y el desgarro emocional; entre el intento de entender y la visceralidad. 'Perros de paja' sigue manteniendo una atracción fatal, un terror primario que late cuando la normalidad derrama signos y señales de extrañeza y temor. Peckinpah juega con la ecuación sexualidad y violencia, con la masculinidad, con la humillación y la reacción (lo reaccionario). El cineasta de 'La huida' deja a la intemperie, más que nunca, la violencia como inherente a la conducta humana. Tras el relato, asoman metáforas sobre la Guerra Fría, el aislamiento, lo vital y lo existencial mediatizado por una atmósfera sucia y oscura, opresiva, para construir un círculo vicioso donde los roles se intercambian. Lo insano y primitivo, lo embrutecido y agresivo se extienden como un magma. Más allá de simbolismos y localismos, todo adquiere la categoría de un mundo que se desmorona. Una sentencia del filósofo Lao-tzu: «El cielo y la tierra son crueles, tratan a todos los seres vivos como si fueran perros de paja» propicia el título . El instinto de supervivencia, la protección, la propiedad son presencias constantes en el filme. Montaje, ritmo, la modulación del dramatismo, la sombra de lo inquietante a través de pequeños detalles demuestra la maestría del cineasta de 'La balada de Cable Hogue'. Hubo un remake en 2011 que no merece nota. El paso del tiempo ha diluido algo de la intensidad emocional intrínseca de la obra. Pero la contundencia e incomodidad de su crudeza resulta imperecedera.
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