Incomodar, zarandear
Cinesa. Embajadores. Yelmo y Ocine. ·
Hay mordacidad y esa sensación de que frente a la anestesia que parece dominar el presenta cabe aún el debate y la reflexión. Cine extra (muy terrestre)Su cine tiene tantas geografías como planos. Está habitado por una parte de ese deseo de provocación facilona. Busca incomodar, zarandear, merodear, fascinar también. Pero ... aunque con el tiempo ha perdido esa pureza de la extrañeza donde cada relato parecía contener multitudes... de metáforas, el suyo sigue siendo un cine extraterrestre que, sin embargo, como en su último filme, pisa la tierra más que nadie, y retrata el presente y sus síntomas como si fuese un entomólogo en su año sabático.
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Año 2025
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País Irlanda
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Dirección Yorgos Lanthimos
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Guion Will Tracy, Jang Joon-hwan
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Reparto Emma Stone, Jesse Plemons, Aidan Delbis, Stavros Halkias
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Género Comedia / Thriller
En su última etapa, marcada por su colaboración y simbiosis con la actriz Emma Stone, fantástica de nuevo, 'Bugonia' parece un experimento y también un permanente e inteligente tejido visual para jugar con lo que dice ser y no es. Por ejemplo, usar y manosear el concepto de remake, que lo es, pero a su manera, de la cinta coreana 'Salvar el planeta Tierra'. Esa mezcla de riesgo, sorpresa, entretenimiento e inquietud, a veces desasosiego, que cruza su cine de 'Canino' a 'Langosta', reside y asoma en su último filme con distintas capas y tonos. Desde la interpretación de Jesse Plemons a la ironía, desde su fachada de comedia negra a la farsa, desde el dedo metido en el ojo de los negacionistas al juego dentro/fuera, interior/ exterior, 'Bugonia' tiene tanto de arriesgada pirueta como de lúdico retrato desesperanzado.
Con sus espejos y reflejos a través de un triángulo muy fecundo en el sello de miradas que imprime siempre el cineasta de 'Pobres criaturas'. Lo conspiranoico, las temas sobre la destrucción del mundo, también de la propia película, el secuestro que vertebra el 'argumento' de 'Bugonia' está dispuesto a agitar todo tipo de géneros y etiquetas hasta configurar un paisaje humano y cinematográfico marcado por la desazón. Hay mordacidad y esa sensación de que frente a la anestesia que parece dominar el presente cabe aún el debate y la reflexión. No hay situaciones epatantes gracias a un excelente guion y todo adquiere la coherencia de la extrañeza. Lo importante no es la invitación a interpretar y a descifrar, sino el desafío de una cierta impostura, de reivindicar espacios donde nada puede darse por hecho, de incordiar aunque sea desde la extravagancia a través de ese mosaico de pequeños apocalipsis cotidianos a los que asistimos narcotizados. Ahora bien, si nos lo cuenta Plemons, genial interpretación, el despertar está asegurado. Alucinóge(no, o no) cada uno que ponga su final.
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