Rompiendo las mareas
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Estreno. Agosto. ·
Las imágenes descartadas son ahora crónica viva. Un monumental retrato, un complejo y fascinante retorno futurista sobre una geografía humana inabarcableEs como fundir la caligrafía de David Lean con el 'Boyhood' de Richard Linklater. Hay un contraste continuo de monumentalidad e intimidad, todo ello vertebrado ... por tres episodios que abarcan a lo largo del nuevo siglo dos décadas. Un caleidoscopio del cineasta de 'Un toque de violencia' en el que rompen las olas de una radiografía de país, China, y las diversas mutaciones y colisiones que lo alumbran. Mientras el Cannes del pasado año andaba algo distraído con Jacques Audiard y su zarandeada (a veces por él mismo) 'Emilia Pérez', o con Lanthimos y su querencia por Emma Stone, asombró la película china, 'A la deriva' (Atrapados por las mareas), a modo de rompecabezas global.
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Año 2024
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País China
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Dirección Jia Zhangke
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Guion Wan Jiahuan y Zhangke
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Reparto Zhao Tao, Li Zhubin, Zhou You, Mao Ching-Shun
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Género Comedia
Más que experimento, un frankenstein de la propia filmografía del director chino Jia Zhangke, erigido como un cronista de las pulsaciones culturales, sociales y económicas, donde ficción y realidad revelan un encuentro extraño. Hay pocos diálogos al uso y en el fondo se agradece porque el poder visual del filme es rotundo. Incluso con encuentros entrañables como el de la señora y el robot hablando del corazón y sus heridas. Documento, narración, 'A la deriva' es eso, una marejada de miradas y formatos, una compilación tejida con imágenes descartadas, archivadas, o abandonadas para ser recicladas. Metraje mezclado de diferente cronología, casi todo entre 2001 y la fecha de producción del filme, 2023.
El cineasta de 'Naturaleza muerta', película de la que se extrae también material en su momento ignorado, rodó pocas escenas ad hoc para el filme. Y la mirada femenina, la de una mujer (la propia esposa y colaboradora del creador) a través de ese periodo resulta ser la sherpa que otorga coherencia en el tiempo y sirve de médium con el espectador. Este adquiere la categoría de náufrago y si se deja mecer la experiencia es un reflejo de esos filmes, como 'Melancolía' de Lars von Trier, que en este siglo exudan un sonambulismo visionario sobre nuestra condición. Es dura en el sentido de exigencia, de mirada hacia dentro y hacia el entorno. Es metacine del propio director, y se atrae y se repele en su función e identidad poliédrica. Si uno se deja atrapar por la propia marea de la propuesta, entre la cadencia y la atmósfera envolvente, las imágenes antes residuales cobran vida propia. El pasado empieza a ser futuro. El retrato de ayer es un complejo y fascinante retorno futurista sobre una geografía humana inabarcable.
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