Tensar lo invisible
Yelmo y Ocine ·
El detalle muta en geografía, lo que no vemos se convierte en un triunfo de lo inesperado y el terror y el humor tienden extraños lazosLo invisible con tacto. La desaparición como género. Hay ingenio cruzado con sensibilidad, lo cual no siempre es fácil, y una intención de originalidad que ... nunca ahoga la trama. El cineasta de 'Barbarian' y 'La acompañante', Zach Cregger, se atreve con otra incursión en lo oscuro a través del desconcierto, de una sutil capacidad para ocultar lo que parece obvio, o para iluminar lo que discurre al otro lado de lo que no tiene nombre.
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Año 2025
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País Estados Unidos
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Dirección y guion Zach Cregger
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Reparto Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Austin Abrams
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Género Terror
Este verano que va desfalleciendo, tras una cartelera lamentable, se han sucedido dos títulos dentro de eso que llamamos terror destinados a competir en calidad, en texturas, en extrañeza, en experimento, procurando siempre abrir resquicios en las zonas y atmósferas más turbias. Los Philippou, que debutaron con 'Háblame', presentaron 'Devuélvemela', excelente vuelta de tuerca con imágenes poderosas y un retorcido juego fronterizo entre el misterio y el horror sin descender nunca en lo morboso. Y Cregger, con otro tono, pero no muy alejado de la citada cinta, firma en 'Weapons' una contundente demostración de talento, más estilizada que la anterior. Las dos películas con niños en sus tramas y ambas, por supuesto, con irregularidades y escisiones de ritmo y de rima pero desbordantes en su decisiones de huir de lo evidente, regatear los estereotipos y adentrarse en los límites entre lo sorprendente y lo inesperado. En el caso de Cregger hay otro factor añadido más peculiar que otorga una mirada diferencial, incrustada con naturalidad pese a que podría desafinar en el conjunto. Es ese lazo de humor y terror, de confusión y perplejidad que mezcla con sabiduría y acierto, reside un elemento más que curioso. Pero lo que verdaderamente resulta un diamante pulido es su ejercicio de simbiosis entre forma y fondo, entre lo que se narra y cómo llega al espectador, esa combinación de focos, puntos de vista, personajes y puesta en escena.
La historia de esos 17 niños de una pequeña comunidad, todos compañeros de clase, que desaparecen la misma noche, se convierte en una poliédrica encrucijada de despliegue visual, elegancia formal y uso magistral de los espacios. La violencia, el uso de las armas, se convierte en un gran sarcasmo en manos de Zach Cregger a través de un mecanismo perverso que atiza siempre. La telaraña urdida por una investigación entrecruzada discurre con inteligencia entre pliegues oníricos, atmósferas turbadoras y comicidad. Su fruto es una asamblea de monstruos cotidianos que reflejan el ADN de la sociedad estadounidense.
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