Elisa Delibes: «Para mi padre, y para todos nosotros, Cantabria era la felicidad»
La hija del escritor vallisoletano imparte esta tarde en la Biblioteca Central la conferencia 'Semblanza de Miguel Delibes'
La sala Piti Cantalapiedra de la Biblioteca Central de Cantabria acoge 'La belleza de lo sencillo', una exposición con diversos materiales que celebra el 75 ... aniversario de 'El camino' y, por ende, el legado de su autor, Miguel Delibes. Entre las actividades paralelas a la muestra, esta tarde, su hija Elisa impartirá una conferencia acercándose a la figurqa de su padre desde la perspectiva más cercana (19.30 horas)
-Viene a la Biblioteca Central para hablar de su padre. ¿Una acaba acostumbrándose a ejercer esa labor de memoria y divulgación sobre su figura?
-Pues me costó muchísimo, la verdad. He vivido con mi padre 59 años; desde que yo nací hasta que él se murió. Los últimos años fueron muy duros porque él estaba muy enfermo, quedé bastante tocada y no encontraba el tono, el registro adecuado. Como explicaré en la charla, no quería ser sensiblera, tampoco muy graciosa, no quería llenarlo de tópicos. Si quieres saber algo de Miguel Delibes, te metes en internet o en la inteligencia artificial y encuentras muchísimas cosas, pero si se lo piden a la hija, parece que la gente espera otra cosa. He sido profesora de Lengua y literatura, y podía haber dicho muchas cosas de mi padre, pero no quedé descontenta de la visión que ofrezco.
-Cabría pensar que, justo por tener esa visión personal, sería más sencillo, pero ¿resumir esas ideas le ha resultado una tarea ardua?
-Efectivamente. Sobre todo ya te digo que es el tono, porque no quería hacer pensar que soy la que más le conozco, la que más le ha querido, la que más sabe, pero sí sabía cosas que no sabía nadie. Tenía que encontrar el punto de cómo contarlas.
LA EXPOSICIÓN
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Espacio La Sala Piti Cantalapiedra alberga la muestra que se podrá visitar hasta el próximo día 24.
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Organiza Fundación Miguel Delibes en colaboración con el Gobierno de Cantabria.
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Otras conferencias A cargo de Amparo Medina-Bocos Montarelo (día 7), Mario Crespo (día 11) y Carmen Múgica (día 14).
-No es la única labor que ha desarrollado para dar a conocer el legado de su padre, pues también lo ha hecho desde la Fundación que lleva su nombre.
-He trabajado y he sido presidenta de la Fundación Miguel Delibes durante 12 años. De profesoras nos jubilamos muy temprano, a los 60 años. Todavía tenía fuerzas y eché toda mi sabiduría en la fundación. Sin embargo, hablar de mi padre me sigue costando. Me acuerdo una vez que El Norte de Castilla, me pidió un artículo sobre él, hace unos cinco años, y pensé en no hacerlo.
-¿Por qué se negó?
-Porque si me hubieran dicho Delibes y los animales, o Miguel Delibes y los nietos, o Miguel Delibes y la caza, aunque saben más mis hermanas, pues hubiera podido meterme un poquito, pero así Miguel Delibes entero, que es lo que hago en esta charla, me es muy difícil. Como decía Sabina, cómo van a caber tantos besos en una canción.
-Este año, además, representa una cifra redonda: los 75 años de 'El camino', que ha añadido citas a su agenda, la más reciente en su propia ciudad.
-Sí, se ha abierto la Casa Museo que llevábamos 15 años esperando a ver si se lograba. Esta es una labor un poco de empresarios y se ve que ninguno de los siete hermanos nacimos para eso. Tiene que ser algo que perdure. Con la crisis económica tan gorda que se desató después de morir mi padre, no fue posible sacar el proyecto adelante. Ahora lo ha hecho la Junta de Castilla y León y hemos aportado parte de ese legado para que lo hiciera. Al no hacerlo nosotros, como dijo mi hermano Miguel en la inauguración, no podemos hacer sopas y sorber. Se ha llevado a cabo y esperemos que con éxito.
-En esa inauguración, precisamente su hermano defendía que Miguel Delibes «debe ser de todos». ¿Cómo creen que se percibe su figura y su legado?
-Desde el día que murió notamos que no éramos capaces de gestionar esa figura, que, efectivamente, no era nuestra. Fueron cientos de personas las que pasaron por el Ayuntamiento a despedirse y dejaron mensajes realmente conmovedores. Te das cuenta de que ya no es tuyo y qué suerte tener un padre con esa dimensión. Las cosas de la política van a su ritmo, son cambiantes y no ha sido hasta ahora, quince años después de muerto en que se ha podido hacer realidad. Nunca es tarde si la dicha es buena.
-¿La exposición que puede verse en la Biblioteca Central tiene un significado especial para ustedes?
-Desde el primer momento sentimos que hacer un homenaje al 'El camino', por el 75 aniversario tenía que ser en Cantabria. Escribí un texto para el catálogo en el que hablo de la historia de 'El camino', que es un poco historia de Cantabria, que para mí, para mis hermanos y para mi padre era la felicidad. Los primeros recuerdos que tengo, con 4 o 5 años, son de Suances y de Molledo, una felicidad completa. Luego mi padre nos puso a veranear en Sedano, en Burgos, pero todos los años nos llevaba un día a Santander y ese día era maravilloso. Nos invitaba a comer en el puerto, en Los Peñucas, nos llevaba en barco a veces a Somo o íbamos a la playa al Sardinero y se encontraba allí con amigos, como Pepe Hierro. Al volver parábamos el Molledo, que un hermano suyo seguía allí, porque se casó con una cántabra. Era un día breve, pero maravilloso.
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