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Un Gistau para recordar las verdades del periodismo: volver a ir, volver a ver, volver a contar
Por primera vez, el galardón reconocía no una columna, sino una serie de reportajes: 'Viaje al epicentro del gran éxodo de los cayucos', firmada por el reportero Andros Lozano y el fotógrafo Alberto Di Lolli, y publicada en 'El Mundo'
Bruno Pardo Porto
Jueves, 4 de diciembre 2025
El premio, para empezar, era una noticia: el Gistau distinguía por primera vez no una columna, sino una serie de reportajes, o mejor, un esfuerzo concretado en tres verbos: ir, ver, contar. Aunque hay más, muchos más: explicar, entender, escuchar, preguntar, caminar, seguir, perseguir, insistir, callar… Todo eso hicieron el reportero Andros Lozano y el fotógrafo Alberto Di Lolli, que se fueron varios días a Senegal a investigar en jornadas de catorce horas lo que ocurría en plena crisis de los cayucos en Canarias. De allí se vinieron con una historia en varias entregas –'Viaje al epicentro del gran éxodo de los cayucos', publicada en 'El Mundo'– que ahora recibe el reconocimiento de la profesión. La sexta ceremonia del Gistau vino a celebrar todo lo que no ha cambiado en el periodismo, las cosas que aún se hacen con las manos y los pies y la palabra.
Lo dijo el propio Lozano, que empezó dando las gracias porque se premiara un tipo de periodismo «que está en la génesis de nuestra profesión, pero que tantas veces olvidamos: el ir a los sitios por lejanos que sean, escuchar a la gente, preguntar y preguntarse para después volver al folio en blanco y explicar el mundo que nos ha tocado vivir... Un periodismo que cada vez está más en desuso, por lo general, pero que en el medio donde Alberto y yo ejercemos ['El Mundo'] sigue estando tan presente. Alberto lo sabe tan bien como yo. Él, con sus cámaras a cuestas, es otro pateador infatigable de la calle, sea la de esta ciudad durante el día a día o sea en las calles de la embarrada Valencia durante su última riada o las de la isla de La Palma cuando la lava comenzó a deslizarse por sus laderas».
Di Lolli lo confirmaba: «Para que no se nos suba a la cabeza un premio tan importante, los reporteros tenemos un antídoto infalible: salir a la calle y presenciar historias de vida tan increíbles como las que hoy se premian. Mirándolas, difícilmente uno puede pensar que lo que nosotros hacemos tiene algo de extraordinario». Hubo aplausos.
«Para que no se nos suba a la cabeza un premio tan importante, los reporteros tenemos la suerte de salir a la calle»
Alberto Di Lolli
Fotoperiodista
Antes, Jesús García Calero, director de 'ABC Cultural' y presentador del sarao, explicó: «Este no es un año más. Por primera vez el Gistau ha premiado un reportaje y creo que esta variación natural, o evolución natural del galardón, hace al jurado merecedor de un reconocimiento. Hasta ahora habíamos premiado sobre todo artículos de opinón y alguna crónica. Pero es que David fue un periodista multifacético y premiar en su nombre a los queridos colegas que cada año se presentan, tiene una dificultad añadida: comparar géneros que son difícilmente comparables». Luego citó a los periodistas encargados del reto: Ana Isabel Sánchez, adjunta al director de ABC; Leyre Iglesias, subdirectora de Opinión de 'El Mundo'; Manuel Jabois, periodista y columnista de 'El País' y 'La Ser'; John Müller, editorialista y columnista de ABC; Eva Serrano, editora de Círculo de Tiza Editorial; Juan Soto Ivars, escritor y columnista de 'El Confidencial'; y Gonzalo Suárez, redactor jefe de 'El Mundo'. Y a los patrocinadores del premio: Fundación ACS y Santander.
El periodismo joven toma la palabra
Otro año más, la fiesta del Gistau abrió un espacio al periodismo joven. Leyre Iglesias moderó un debate entre Beatriz L. López de Echazarreta y Clara Mollá, periodistas de ABC, y Elena Iribas y Paula María Álvarez, de 'El Mundo'. Hablaron, para empezar, de qué significa ser periodista y joven: tener ganas, energía, fuerza, buscar nuevas formas de contar. «Hay que ser valiente y humilde, y aprender del viejo periodismo», afirmó López de Echazarreta. «A los jóvenes se nos infantiliza, en parte porque son los mayores los que deciden qué necesitamos», lamentó Mollá. «Hay romper la burbuja de los jóvenes. El reto es cómo nos hacemos relevantes en la juventud», señaló Paula María Álvarez. «Competimos con Netflix: por eso necesitamos buenas historias», apostilló López de Echazarreta. «Más allá de las nuevas narrativas, necesitamos buenas historias», añadió Mollá. Y Elena Iribas cometó que el reto es hacer esto en un momento de «hostilidad brutal contra la prensa».
En el atril, Julián Quirós, director de ABC, dijo una de esas frases que animan cualquier fiesta: «Este es un acto de celebración del periodismo y todavía, afortunadamente, no es un acto clandestino, aunque vivamos tiempos en el que la propaganda va a más para cercar al periodismo, con la sorpresa de ver el apoyo entusiasta de muchos periodistas decididos a favorecer al poder». Y añadió: «El periodismo independiente que reconoce el premio David Gistau, desde luego, no puede hacerse con los argumentarios de Moncloa, Ferraz, Génova o Bambú».
Como cada año, hubo un momento para recordar a Gistau. Joaquín Manso, director de 'El Mundo', dijo: «Fue un revolucionario del estilo que se atrevió a mezclarlo todo: la alta política, la épica del barrio y la cultura, el rock y la literatura, la tribuna de prensa del Bernabéu y la política internacional, el humor y la melancolía». Ana Sánchez, presidenta del jurado, añadió: «Gistau tenía una manera propia de ejercer este oficio: mirar sin estridencias, desconfiar de lo impostado, evitar el énfasis innecesario y contar lo que importa sin reclamar protagonismo. Era, en esencia, un periodista que creía en algo tan simple —y cada vez más excepcional— como ir a los sitios. Y eso es exactamente lo que han hecho los autores del trabajo ganador. (...) Sus reportajes rehúyen la tentación del dramatismo y la del eslogan. Hacen lo más difícil: explicar la tragedia sin explotar la tragedia».
«Este es un acto de celebración del periodismo y todavía, afortunadamente, no es un acto clandestino»
Julián Quirós
Director de ABC
También Andros Lozano se acordó de Gistau: «Nunca lo conocí en persona. Nunca crucé palabra con él por teléfono. Pero le leí tanto y le escuché tanto en radio que era como si lo conociera. Su estilo directo, su libertad, su obsesión compartida por entender qué pasaba en determinados sitios y por qué sus protagonistas eran esos y no otros, siempre han sido un faro en mi forma de entender el oficio. Ir, escuchar, ver, oler, caminar, dudar... Sus reportajes, sus crónicas, sus columnas, reunían todo eso. El viejo y a la vez joven periodismo. El buen periodismo, en definitiva». Di Lolli dijo que recibir un premio con su nombre convierte el honor en cariño. Y reivindicó la ingenuidad como valor periodístico.
«El periodismo de ir a los sitios, por lejanos que sean, está en desuso»
Andros Lozano
Periodista
«Los que me conocéis sabéis que yo sigo creyendo el periodismo de una forma un tanto ingenua. Os tengo que confesar que esa ingenuidad no es en absoluto involuntaria, porque la ingenuidad es una cosa que yo cultivo a conciencia. Después de muchos años haciendo fotos he llegado a la conclusión de que la única manera de ver la realidad bien es despojarse de lo que uno cree saber. Sólo así, con ese sentido del asombro intacto, uno consigue que se abran las puertas de la realidad y que otras personas te dejen entrar en la intimidad de su vida para que puedas contarla», aseguró. Se despidió celebrando el folio en blanco: no es una maldición, sino un regalo. «Los artesanos empezamos cada día con una nueva página en blanco. Con un poco de suerte ayer te dieron un premio, o quizá te equivocaste profundamente. No importa demasiado, porque lo más importante nunca es lo que firmaste el día anterior, sino las puertas que alguien te abrirá mañana para que cuentes su historia. (...) Muchísimas gracias por este paréntesis de celebración. Mañana nos vemos las caras en esa página en blanco que tenemos por hacer».La fiesta terminó con los aplausos a los premiados y a Bianca Gistau, que estaba de cumpleaños.