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La directora de cine Icíar Bollaín recogió el premio que lleva el nombre de Carlos Saura, a quien definió como «un faro en sí mismo» Roberto Ruiz

Icíar Bollaín

Cineasta
«Desde la invención del fuego hasta hoy existe la necesidad de contar historias»

La directora y actriz madrileña recogió el Faro Carlos Saura, «un honor» que otorga el Festival de Cine de Santander

Domingo, 14 de septiembre 2025, 08:01

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Icíar Bollaín visita por primera vez el Festival de Cine de Santander que define como «encantador». Su presidenta, Lucrecia Botín, es una vieja conocida; no en vano, ha producido tres de las películas de la directora y actriz madrileña, a través de Morena Films. La constante en su cine es «poner en valor un acercamiento a las personas y sus relaciones, intentando no hacer juicios». En el Centro Botín la directora de 'Te doy mis ojos', 'Flores de otro mundo', 'Maixabel' o 'El Olivo' recogió ayer el Faro Carlos Saura.

–Le otorgan el único premio del festival con nombre propio, y no es nombre cualquiera.

–El mejor nombre que se le puede dar a un premio. Carlos Saura me parece un faro en sí mismo. Para mí lo es.

–¿Qué implica que la sitúen en un plano compartido con el desaparecido director?

–Fíjate que la primera película que me llegó como cine, no como entretenimiento de pequeña, fue 'La caza', de Saura, que no sabía por qué, ni exactamente qué me estaba contando, porque era joven, pero dije, ostras, qué de capas tiene esto, qué tensión, qué de subtexto. Era la caza, pero eran las clases, una cosa de poder, de amistad, de traiciones. Me voló la cabeza.

–¿Y esa sensación perduró en el tiempo?

–A lo largo de mi vida he vuelto a Saura en busca de faro. Por ejemplo, cuando hice la película de 'También la lluvia', me fui a ver lo que había hecho Saura en 'El Dorado', cómo representó a los indígenas, a la selva. Luego hice una película sobre Carlos Acosta, que es un bailarín y me vi toda la trilogía de Carlos Saura con Gades. Es un referente en el que una vez y otra a lo largo de mi carrera he ido a buscar inspiración, a decir: esto cómo lo ha hecho Carlos Saura. Un artista que era muy ecléctico, hablaba de muchas cosas, siempre desde la curiosidad y de la humanidad, algo con lo que me identifico.Con una visión de nuestra sociedad a través del arte. Me parece un honor, la verdad, que me den un premio ligado a este cineasta.

Mensaje

«Respeto el cine experimental, pero yo quiero ser accesible, que me entiendan y no lo vean 4 sino 4 millones»

–Fue a ver una película y sintió cosas que no sabía bien qué eran. ¿Le gusta que eso ocurra con sus propios trabajos?

–Sí, claro. Creo que el cine tiene esa capacidad, es lo maravilloso. Por una parte te cuenta narrativamente una historia, por otra te sugiere cosas, te abre mundos. A mí no me gusta que me den respuestas, me gusta que me abran preguntas.

–¿Prefiere abrir esas preguntas con historias incómodas o acercarlas con relatos amables?

–Depende de lo que hables. Si lo que hablas no es amable y quieres ser fiel a la a la realidad, como la última película que he hecho, 'Soy Nevenka', sobre un acoso, una cosa terrible, no debes adulterarla o edulcorarla. Puedes no ensañarte, por supuesto, puedes no hacer apología de la violencia. Eso además es muy curioso, cuando te acercas a un tema que tiene ese componente y te preguntas ¿cómo lo voy a retratar? ¿Recreándome o sugiriendo? Todas estas son preguntas como cineasta y creo que como cineasta mujer te haces, porque yo he visto demasiadas veces la violencia recreada de una manera bonita; la violencia no es bonita contra nadie. No quiero echar al espectador de la sala, pero tampoco quiero decirle, no, pasa nada. Nunca pienso en ser amable o no ser amable, pienso en ser accesible.

–¿En qué se traduce ese objetivo de accesibilidad?

–Quiero hacer un cine que se entienda, al que el espectador acceda. Respeto muchísimo el cine más experimental, pero yo quiero llegar. No que lo entiendan cuatro; yo quiero que lo entiendan cuatro millones.

–¿Percibe que en una sociedad que presta cada vez menos atención, esa accesibilidad es casi imprescindible?

–La mayoría del cine es accesible en el sentido de que es entretenimiento, es lo que más hay. No por hablar de un tema o social o serio o que tenga política tienes que darle el tostón al espectador. Es la regla número uno. Se le trata como lo que es; una persona inteligente que va a que le cuenten algo. Es más, estamos ahora mismo en un mundo donde hay un montón de contenido, y la historia, con planteamiento, nudo y desenlace, requiere una concentración. Pero cuando la gente hace el esfuerzo, es muy bueno. Nos gustan las historias que empiezan y terminan. También nos gustan las series interminables, porque, al final, los personajes son como de tu familia, los tienes ahí en el salón y todos los días los ves, pero somos animales de contar historias. Lo hacíamos desde la invención del fuego, luego lo hemos hecho oralmente con canciones y con el cine. Siempre va a existir la necesidad de que me cuenten una historia porque, en el fondo, lo que hacemos con las películas como con las novelas es entender un poco el mundo.

–¿Comparte la etiqueta del cine de mujeres como una tendencia?

–Hay mujeres haciendo cine. Yo formo parte de una asociación que se generó hace no sé, son 16 o 17 años, porque sentíamos que éramos pocas y que faltaba la voz de las mujeres en el audiovisual, tanto delante como detrás de la cámara, también entre las técnicas. Y hemos llegado hasta aquí consiguiendo, que se implementen una serie de medidas para que esto ocurra. Te dicen que pasa de manera natural pero no; ni pasa en el cine, ni pasa en la política, ni pasa en la empresa. O de verdad se hacen medidas o es el boys club. Hay muchas mujeres haciendo cine y las etiquetas me parecen reduccionistas. 'También la lluvia' es cine de mujeres. 'Maixabel' es cine de mujeres. Los temas son universales y nos afectan a todos. Compartámoslos.

–¿Intenta ayudar a comprender la realidad a través de su propia mirada?

–No tengo tanta misión educativa, si te digo la verdad, no no no no, ni tampoco tengo una cosa activista de ahora voy a hacer este tema, me acerco a los temas por curiosidad. Por eso me gusta mucho Saura, porque es un hombre que se acercó a muchos temas. Era curioso con ganas de saber del género humano y por supuesto fascinado por el arte, por la pintura. Yo me acerco desde la curiosidad, porque hay cosas que no entiendo y quiero saber qué pasa. El cine es una herramienta maravillosa, testigo de nuestro tiempo, que queda reflejado en las historias. Y con tanto contenido, intentar que cuenten algo, que aporten algo, con una mirada que no se ha planteado. La mayoría de mis películas tienen cuadernillos educativos en Francia, en Alemania...Los departamentos de español las usan para aprender nuestra cultura. Eso me da orgullo, pero no es el objetivo. El objetivo es contar una historia con emoción y que llegue a la gente.

Luis Tosar, al recoger su Faro, dijo de usted que era un referente. ¿Se siente así?

–A veces me lo dicen y me sorprende, porque yo estoy todo el rato como diciendo: a ver cómo hago esto. Cada película son las dudas de si lo voy a conseguir, cómo me va a salir. Me noto con tablas, pero no siento ninguna garantía. ¿Referente? Supongo que sí, que para alguna gente que ha visto mis películas y me parece precioso, pero nunca me he visto así.

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