El burdio y el antruido
Un grupo de palabras montañesas de uso agrario, carnavalesco y de crítica del aspecto personal, variantes en todo caso negativas
Hay un grupo de palabras del español tradicional de Cantabria que se concentraron en el significado del abono y, por extensión, la suciedad. Así, 'burdio' ... es el estiércol y 'burdiera', el estercolero; 'burdio, burdia', persona sucia y desarreglada; valía también con el aumentativo 'burdión'.
García-Lomas, en su diccionario de montañesismos, da interesantes explicaciones, entre ellas que se trata de un uso lebaniego, que aceptaba la variante 'blurdio'. La burdiera era una abonera pequeña al aire libre, nos dice, rodeada de cantos en su base. Como metáfora, se llamaba 'burdiera' al pelele de antruido, muñeco de harapos que en martes de Carnaval se paseaba por el pueblo y era objeto de toda clase de agresiones, ya que el antruido era a 'Judas' o venía a representar, algo solapadamente, a alguna figura contemporánea a la que se deseaba zaherir (una especie de vudú social). A su vez, 'antruido' pasó a valer también para referirse a la persona desaseada.
Ya en 1780 declaraba el diccionario de la RAE que antruido es lo mismo que 'antruejo': los tres días de carnestolendas; voz que se conservaba «en algunas partes de Castilla la Vieja y en Extremadura». Había numerosas expresiones en torno a estas fiestas. Así, «ni antruejo sin luna, ni feria sin puta, ni piara sin artuña», lo cual, explicaban los académicos de Carlos III, significaba «que en carnestolendas hay siempre luna nueva, en las ferias malas mujeres y en los rebaños de ovejas alguna a quien se le haya muerto la cría, que los pastores llaman artuña». Se daba como origen el latín 'introitus', pues el carnaval sirve de irónica 'entrada' a la Cuaresma.
'Burdión' aparece en Salvá (1846) como igual a 'bordión', es decir, «el que frecuenta los burdeles», mientras que 'bordiona' era 'ramera'. El diccionario de Autoridades de 1726 precisaba que 'burdel' en castellano venía del francés 'bordel', si bien los diccionarios español-francés del XVII suelen informar de que se decía 'bordeau'. Quizá haya una pasarela entre las casas de mala fama y el ir desarreglado. Pero no olvidemos 'burdo' (del latín 'burdus', bastardo), que evoca la idea de tosco y grosero.
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