Corredera
El vocablo es una metáfora montañesa, acaso exclusiva de Campoo, para ciertas notificaciones a todos los vecinos y con acuse de lectura
La palabra 'corredera' figura en diversos léxicos montañeses como «aviso por escrito que ha de circular por toda una localidad, que han de firmar todos ... al margen y que ha de volver al lugar de donde salió». García-Lomas precisa que se utilizaba en Campoo. La metáfora es clara y fácil: como si la misiva 'corriera' de domicilio en domicilio.
El vocablo aparece en Nebrija (1495) y posteriores autores como 'hipódromo'. Pero ya el Diccionario de Autoridades (1729) dará sentidos añadidos y muy variados a esta voz: tabla o postiguillo de celosía, piedra superior de molino, un insecto parecido al grillo (años después, 'cucaracha') y alcahueta ('corredera del amor'). Luego agrega Terreros y Pando la definición de cilindro metálico usado para aplanar vidrio en la fundición. A principios del XIX, la Academia suma términos náuticos (un tipo de cordel para medir millas) y urbanos (nombres de calles). Después se acumulan sentidos relacionados con máquinas o de construcción (hacia 1947 se recoge la noción de puertas y ventanas 'correderas').
No obstante, los diccionarios fueron advirtiendo que 'corredero, corredera' era una versión más antigua de 'corredor, corredora'. Por eso también Rodríguez Navas (1918) había señalado que esta última se aplicaba a «chismoso que lleva y trae cuentos». Un 'corredor' era también «el que por oficio interviene en ajustes, compras y ventas».
Sea como fuere, esta voz nunca pasó a uso general en el idioma con el sentido montañés o, más restringido, campurriano. Esta corredera parece que reclama capacidad vecinal para leer lo escrito y firmar, es decir, cierta alfabetización. Por tanto, el uso no debería de ser muy anterior al último tercio del siglo XIX, en el mejor caso. Al existir el valor de 'alcahueta' y 'chismosa', la corredera oficial, que normalmente informaría de alguna prohibición o nueva imposición sobre el ciudadano, llevaba consigo una sombra semántica algo sarcástica. Peña Arce (2023) recoge la variante 'correndera', como 'cotilla', con fuente en el libro de Eduardo Huidobro (1907) sobre el lenguaje popular en las obras de Pereda. En cambio, en García-Lomas era, como 'correndía', simplemente una 'carrera'. Ambos usos montañeses, notificación y carrerilla, son hoy inusitados.
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