Guto quien se aguta
Con ligeras conexiones con Asturias y León, estos montañesismos parecen haber sido muy empleados en valles occidentales y pasiegos
Es 'morro' o 'Varias colecciones léxicas montañesas, entre ellas las de Adriano García-Lomas y la de José María de Cossío, recogen «guto, guta» como « ... persona callada», y el verbo «agutar(se)» como «callarse, no responder». Si no están ya olvidadas en la conversación cotidiana, poco les faltará para pasar al registro fósil. El Diccionario General de la Lengua Asturiana define 'gutar' como 'replicar' y 'rechistar'. Tiene como variantes 'gutir' y 'gutiar'. Y 'guta' se describe como «la mujer astuta y curiosa». Los léxicos cántabros acogen también 'gutir'» como 'chistar'. Por tanto, parece que son significados que se han desarrollado en cierto contacto con la zona asturiana e incluso leonesa, y que tienen que ver con la conducta de guardar o mandar guardar silencio. Agutarse es lo mismo que no rechistar, acaso porque a uno le hayan chistado.
«Chistar» aparece ya en Covarrubias (1611) como «querer empezar a hablar, y los que están escondidos no han ni aun de chistar, que es echar el aliento con algún espíritu o sonido». El diccionario de Autoridades (1729) lo define como «querer empezar a hablar, quedarse sin hacerlo, formando solo aquel primer sonido, que sale con el movimiento de los labios y percusión del aliento». Para Corominas, la etimología de «chistar» es una onomatopeya del cuchicheo o el siseo. Manera de imponer un silencio parcial a la comunicación.
La progresiva desaparición de «guto» supone pérdida de una evidente originalidad lingüística en algunas de nuestras comarcas, cabe pensar que occidentales, por el hecho de que Cossío las registrase. Pero García-Lomas también apuntó a los valles pasiegos. Para él «callarse, no chistar» se contraponía con el verbo latino «argutare», «hablar mucho». El 'gutir' montañés estaba conectado al leonés occidental, y 'guto' era «callado, reservón». Hago gracia del refrán escatológico con que el ingeniero iguñés ilustraba esta voz. Pero usted puede consultarlo, si quiere, en su libro de 1949, El lenguaje popular de las montañas de Santander, editado por Centro de Estudios Montañeses y Diputación Provincial. Ya entonces se declaraba en preparación una 'Geografía toponímica cántabro-montañesa', dentro de la normalidad con que se mencionaba 'Cantabria' desde principios del siglo XX.
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