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El 'Vasa', el galeón que se hundió en su viaje inaugural en 1628 y hoy es un barco-museo en Estocolmo. P.I.
El atlas de los misterios del mar

El atlas de los misterios del mar

Desde 'El holandés errante' al 'Vasa' y los cuadros perdidos de Catalina la Grande, un libro repasa una treintena de infortunios en los océanos

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Lunes, 19 de octubre 2020, 00:28

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Los más bellos cementerios yacen bajo el mar. No hay océano que no se haya tragado galeones ornados con cientos de esculturas o navíos cargados de lingotes de oro, joyas y obras de arte. Sumergidas en las profundidades también reposan las historias de esos naufragios, casi siempre reales, algunas producto de la imaginación de los marineros.

Desapariciones en alta mar, descubrimientos subacuáticos, misteriosos tesoros perdidos, pecios hallados intactos, ataques de corsarios, motines... los relatos de lances marítimos se han voceado de puerto en puerto desde los tiempos de Aristóteles, el sabio de Estagira que clasificó a los hombres en tres tipos: los vivos, los muertos y los que se hacen a la mar.

Ahora un libro, 'Atlas de infortunios en el mar' (geoPlaneta), fondea en treinta de esas historias, incluidas las más evocadores como la de 'El holandés errante', que forman parte de los ancestrales mitos de los navegantes. Otras fueron reales y tuvieron gran repercusión, como el naufragio de 'La Belle', (la sentencia de muerte de la Norteamérica francesa); la trágica pérdida del paquebote inglés 'Drummond Castle', que dio lugar al balizamiento del estrecho de Fromveur, un peligroso paso del mar de Iroise, en la Bretaña; o el hundimiento en 1628 y posterior recuperación, más de tres siglos después, del colosal 'Vasa', el efímero buque insignia del rey Gustavo II de Suecia, que naufragó en el puerto de Estocolmo en su viaje inaugural.

El atlas detalla siniestros a lo largo y ancho del planeta azul: desde las negras y heladas aguas del Báltico, donde aún se buscan una treintena de lienzos de los mejores pintores del Siglo de Oro holandés que el 'Vrouw María' trasladaba en 1771 al joven museo del Hermitage por encargo de Catalina la Grande, al Caribe, donde zozobró 'Nuestra Señora de las Maravillas', un galeón español cargado de lingotes y monedas de oro. Otros valiosos pecios descubiertos en el fondo del Atlántico, el Pacífico, el Índico o el mar Mediterráneo también aparecen en el atlas, ilustrado con los mapas donde se fueron a pique.

Y hay historias imaginarias (o quizá no tanto) como la del barco fantasma más célebre, 'El holandés errante', ese capitán ansioso por doblar el cabo de Buena Esperanza y entregar su mercancía a tiempo que no permitía descansar a su exhausta tripulación. Cuando el temporal arrecia y los marineros le ruegan que recapacite, su respuesta es matar a uno de sus hombres. «Voy a pasar ese cabo... ¡aunque deba navegar hasta el fin de los tiempos!...». La leyenda, agigantada luego por escritores como Victor Hugo, compositores de la talla de Richard Wagner y hasta por Hollywood, dice que el velero sigue vagando por los oceános, entre los cabos de Hornos y Buena Esperanza. El libro habla de los últimos 'avistamientos' del espectro, y cuenta que el relato podría inspirarse en Bernard Fokke, un capitán famoso por haber ido de Ámsterdam a Java en apenas tres meses, recortando la singladura en casi sesenta días. Una proeza que sus envidiosos rivales atribuyeron a un pacto de Fokke con el mismísimo diablo.

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