Lo visible y lo oculto
Ante 'El rostro oculto', novela reeditada de Enrique Álvarez el lector asiste a «una trágica, elaborada y minuciosa elegía por lo que pudo ser y no fue»
La cara es lo evidente del ser humano. El hecho de que esta se esconda, como ocurre en 'El rostro oculto', la novela de Enrique Álvarez, recientemente reeditada, desautoriza, de algún modo, ese axioma que en el refranero español ha cristalizado de la siguiente forma: la cara es el espejo del alma. La explicación de cómo se esconde el rostro o de cómo se desvela se extiende en esa novela a lo largo de más de seiscientas páginas. No siempre la cara es espejo, la luna autoriza a desconfiar del refranero español. La rotación sincrónica obliga a la luna a tener una semiesférica cara permanentemente oculta. La rotación y traslación de la luna, vistas desde la tierra, en el estado natural de las cosas del cosmos, quieren decir que 1) desde la tierra solo puede verse una cara de la luna, y 2) se sabe que la luna tiene otra cara que no puede conocerse. Lo visible y lo oculto son conceptos relacionales. La novela de Enrique Álvarez atiende a tres centros de interés. Los enumeraré: la música, la religión y la transición democrática española.
'El rostro oculto'
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Autor Enrique Álvarez
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Editorial Ediciones Tantín
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Páginas 597
La música, esa traducción de la experiencia humana a una forma artística que carece de un campo semántico dado de forma definitiva, es la vocación ... y es la pasión de algunos protagonistas y de no pocos personajes de la novela. Además, la obra se desarrolla como una sinfonía, con cuatro movimientos, más un preludio; es una sinfonía en la que los temas y los movimientos se repiten, se contradicen, se entrelazan, se recuerdan; es una sinfonía con bruscos contrastes, y con momentos que pudiera haber acompañado una inaudible música programática.
La religión es importante en esta obra, porque el aprendizaje emocional y espiritual de los personajes se cursa, en buena medida, a través de su experiencia religiosa. La novela no es católica porque defienda una fe, la católica, o porque defienda una institución, la Iglesia Católica, lo es porque, en un sentido muy preciso, en sus páginas se explica y se expone el catolicismo a través de las acciones, conducta y reflexiones de los personajes. La transición democrática española es el contexto histórico en el que viven y actúan los personajes. No se trata solo de un escenario histórico al que remitirse, acreditado por su singular valor contextual. Las incertidumbres, tribulaciones y turbulencias de la transición española tienen su réplica personalizada en las incertidumbres, tribulaciones y turbulencias de cada personaje.
Lo anterior no es sino una descripción de los recursos formales que constituyen la urdimbre de la novela. Es una suerte de manifestación, en su versión de crítica literaria, de la ingeniería inversa. Son los materiales que hicieron grande y perdurable la novela del siglo XIX, y son los materiales que todavía hoy sirven para crear obras de arte que, como esta novela, sobrevivirán a la oportunidad o al oportunismo.
La trama de esa urdimbre la soportan motivos perennes de las preocupaciones humanas, las promesas frustradas, el destino del héroe y el de los personajes que no alcanzaron el éxito al que parecían destinados. Y la soporta también la historia de dos generaciones de una familia que, por sus condiciones de partida, parecía que desempeñaría un papel eminente en la sociedad de su tiempo. El padre a punto estuvo de ser nombrado alcalde de la ciudad, León, no fue nombrado; sus descendientes a punto estuvieron de alcanzar éxitos de varia índole en sus proyecciones vocacionales o en sus ocupaciones intelectuales o artísticas. No los alcanzaron.
Nada de lo anterior, sin embargo, da la justa medida de 'El rostro oculto'. Con los mismos o parecidos materiales puede redactarse una gran novela o una novela de circunstancias. 'El rostro oculto' pertenece a la primera categoría. Y pertenece a esa categoría por la forma en la que la narración es capaz de llevar al ánimo del lector la idealización del protagonista, que parece destinado a dirigir el destino de una sociedad, parece destinado a ser inspiración y guía espiritual, a ser su referencia moral y ética y, sin embargo, fracasa, y en su fracaso arrastra a la familia, a la sociedad y, emocionalmente, a sus lectores. También pertenece a esa categoría por la forma en que la personalidad de cada personaje expresa la polarización magnética que sufre por su proximidad al protagonista, haciendo creíbles las pasiones, la entrega, las renuncias, las esperanzas que todos y cada uno de ellos guardan en sus corazones.
Al leer la última página, el lector habrá asistido a una trágica, elaborada y minuciosa elegía por lo que pudo ser y no fue. Lo visible y lo oculto son las dos caras de lo real. Como la luna, la novela tiene una cara oculta que el lector debe imaginar. La novela muestra tanto como oculta y, por tanto, oculta tanto como muestra. Será trabajo del lector buscar en las páginas de la obra su propio camino entre lo visible y lo oculto.
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