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Cristina Oñoro | Escritora
«La literatura feminista, que se define como una moda, es una conquista de espacios»Pilar G. Ruiz
Santander
Martes, 18 de marzo 2025, 01:00
De la mano del Aula de Letras de la Universidad de Cantabria, Cristina Oñoro recala esta tarde (19.00 horas) en Librería Gil para dialogar ... con los lectores sobre su libro 'Las que faltaban' (Taurus, 2022), y hacerlo, además, compartiendo una copa de vino. En la charla aparecerá, sin duda, su nuevo trabajo, 'En el jardín de las americanas' (Taurus), recién publicado y que tiene mucho que ver con la capital cántabra.
-En Santander va a combinar literatura y vino. ¿Es una buena mezcla?
-Me parece maravillosa. Estoy muy implicada en el mundo de los clubes de lectura en Madrid, y siempre recomendamos maridar la buena lectura con, ya sea un vino, un café o unos bombones, porque es lo que hace un poco potenciar la sociabilidad, nos acerca y al final, la literatura es una forma poderosa de acercarnos.
-¿Y qué se lleva usted en la mochila de esos encuentros?
-Creo que estos encuentros, cuando además giran en torno a una obra que has escrito tú mismo, son doblemente emocionantes, porque no solo compartes la pasión por la literatura, sino además ves lo que otros han encontrado. Lo que te llevas es casi siempre, una sensación de muchísima generosidad por parte de los lectores. Siempre encuentran cosas que tú mismo no habías a lo mejor pensado y que enriquecen el libro.
-Viene a hablar de 'Las que faltaban', que, según la entonación, tiene una doble lectura que cambia el significado...
-Exactamente, ese fue el tono que quise imprimir ya desde el título a mi libro, que es un acercamiento a trece momentos de la historia de la humanidad contados a través de un personaje femenino y que explora siempre con un tono de humor, de ironía, como armas, esa ausencia de las mujeres en los libros de historia. Efectivamente, el título tiene ese doble y triple juego, porque por un lado es la ausencia de las mujeres en la historia, pero también ese punto divertido de las que faltaban son siempre a las que no esperan o las que de una manera sorprendente vienen a culminar un acto.
-¿Cómo se enfoca la investigación de una materia de la que ya sabe que falta información?
-Intenté realizar un trabajo que se apoyara un poco en nuestra mirada actual. Algunas de las mujeres que figuran en mi libro sí que son más reconocidas culturalmente, como por ejemplo Marie Curie o Cleopatra o Juana de Arco, pero la mirada que intento poner sobre ellas es novedosa, que aprovecha estos personajes y lo que nos cuentan de esa etapa o de ese momento histórico, para hablar siempre de nosotros, de nuestro presente y de los diferentes temas que hoy están abiertos en el feminismo.
-Con esa visión actual y su experiencia, ¿percibe una evolución?
-Soy optimista, en el sentido de que hace no tanto, 150 años, las mujeres no podían entrar en un aula universitaria, no podían acceder a una profesión con la, entre comillas, facilidad que pueden tener hoy, aunque por supuesto siguen existiendo muchos obstáculos y estamos lejos de alcanzar la igualdad en materia, por supuesto, profesional o política. Pero cuando tomas una visión amplia, sí que creo que ha habido indudables avances y eso es lo que creo que nos da esperanza. Es verdad que las cifras de violencia, pues para mí son absolutamente un lastre porque son demoledoras o el rechazo que genera la propia palabra feminismo. Aunque el alumnado es un buen termómetro. Yo sí que he notado un cambio muy fuerte respecto a la universidad en la que yo estudié.
-¿Cómo valora que su trabajo de investigación se enmarque en esa llamada 'moda' de literatura feminista?
-Para mí es un motivo de alegría, como feminista, que lo he sido desde que tengo uso de razón, que exista ese interés hacia las escritoras o hacia textos del pasado que hoy son más fáciles de encontrar. Que muchas mujeres veamos nuestros intereses reflejados en esas mesas de novedades. También esa moda puede ser sometida a cuestionamiento; todavía no estamos en paridad, parece que publican muchas mujeres porque antes no había casi ninguno. Lo que hoy se quiere definir como moda es una conquista de espacios. Estoy feliz si mi libro se vincula a los intereses e inquietudes que hoy queremos leer. Creo que es una demanda genuina por descubrir aspectos olvidados. Yo misma he estudiado una literatura sin escritoras y una historia del arte sin esculturas o arquitectas.
-¿Habrá segundo volumen?
-Ya está en la librerías (ríe). No quería hacer 'Las que faltaban 2', sino un libro diferente y así surgió 'El jardín de las americanas', que supone una evolución, una única historia, real, que también nos faltaba, de amistad trasatlántica entre Estados Unidos y España. Educadoras, feministas, del siglo XIX y XX, que lucharon activamente para que las mujeres pudieran acceder a la universidad y que tiene mucho que ver con Santander.
-¿En qué sentido?
-Es un libro que empieza y termina en Santander. Cuenta la historia de una misionera protestante, Alice Gulick, la historia de los protestantes de Santander. De hecho estuve investigando en la ciudad, en el Archivo de Santander, siguiendo las huellas de esta misionera que fundó y estableció en España el Instituto Internacional para Niñas, que fue una institución pionera para la educación de la mujer y que primero estuvo en Santander, luego en San Sebastián y Biarritz, y finalmente se estableció en Madrid en 1903 y comenzó a colaborar con la residencia de señoritas y por eso también tiene tanta importancia. Esta historia de las americanas sale de uno de los capítulos de 'Las que faltaban'.
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