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Imagen del mercado de Potes este lunes a rebosar, mientras el parking de Fuente Dé estaba vacío. Un lunes normal de agosto estaría repleto. Alberto Aja

Liébana lucha por retener el turismo

Los incendios llegan a Cantabria ·

Mientras Potes vive un lunes normal y rebosante por su mercado, la estampa de Fuente Dé parece de temporada baja

Leticia Mena

Espinama

Martes, 19 de agosto 2025, 07:10

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Liébana ha vivido este lunes un día de contrastes. Mientras Potes presentaba una estampa típica de agosto, con su mercado a rebosar y las calles llenas de turistas, en Fuente Dé se vivía una jornada más propia de temporada baja. El hecho de que el teleférico siga cerrado ha echado a muchos para atrás, y los que no se habían informado y han llegado con las entradas compradas han tenido que darse la vuelta con la promesa de que les devolverán el dinero. Es el caso de la familia Mañas, que acudió desde Elche a pasar unos días recorriendo Cantabria. Son once y están hospedados en Llerena, en el municipio de Saro, y, aunque sabían que había más de 100 kilómetros hasta Liébana, tenían la fecha reservada para venir. Sabían que en la zona no había incendios y, sin poder subir en el teleférico, han disfrutado de un paseo por el entorno y han ido a comer a Potes.

En la capital lebaniega, el día estaba igual de gris, pero el ambiente era totalmente diferente. «Como si no pasara nada», comenta una vecina que ha bajado a hacer unas compras, aunque el turismo también se ha resentido en la villa. En varios hoteles confirman que desde que sonaron las alertas del sábado han tenido muchas cancelaciones, y unos cuantos decidieron adelantar su salida. Aun así todavía quedan días para recuperar el agosto y la esperanza y el trabajo que están realizando las cuadrillas les sube el ánimo. «Ojalá llueva bien y nos quedemos todos tranquilos», comentan en los corrillos que se forman en la comarca con el mismo tema de conversación.

Once desde Elche

La familia Mañas está hospedada en Saro y tenía comprados los billetes para el teleférico desde hace días. Ayer llegaron a Fuente Dé y se quedaron con las ganas de subir porque sigue cerrado. Les devolverán el dinero. L. Mena

Desde Madrid en moto

Carlos y Javi llegaron el domingo con sus motos desde Madrid y han hecho noche en Posada Sobrevilla. Venían con una ruta en la cabeza y, ante la situación, han recalculado sin dramas el trazado. «Estábamos al tanto de todo lo que está ocurriendo, pero vimos que el fuego estaba lejos de aquí y estamos tan tranquilos». L. Mena

De Córdoba a Pido

Álvaro y Sheila han venido desde Córdoba a ver a su amiga Laura de Pido. Sabían que el norte estaba plagado de incendios pero no creían que iban a encontrarse con el humo y el calor que hacía el domingo por la cercanía del fuego. L. Mena

Cambiaron Riaño por Liébana

Eva y Fernando estaban pasando unos días en Asturias y ayer decidieron venir a conocer Liébana. «Íbamos a ir hacia Riaño pero, como todo está como está, hemos venido hacia esta zona y nos está encantando», dicen después de comer en la terraza del Nevandi y reservar habitación en Posada Máximo. L. Mena

Felices y tranquilos en el Parador de Fuente Dé

María y Antonio se hospedan desde hace una semana en el Parador de Fuente Dé. Son de Murcia y les encanta venir a esta zona de Cantabria. L. Mena

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El cielo está cubierto por una densa capa de niebla, y el calor se ha esfumado junto al humo y su olor. Los vecinos ventilan sus casas después de tener todo cerrado a cal y canto, y vuelve a verse algo de movimiento por la carretera, aunque, de Potes a Fuente Dé no parece 18 de agosto.

Los hosteleros del valle de Camaleño tienen cierta desazón. En dos días han pasado de tener todo lleno a quedarse casi vacíos. «Muchos se han ido y algunos de los que tenían reservas han decidido anularlas», comentan en varios establecimientos de Espinama, Pido y Fuente Dé. Ver el cielo encapotado les anima. «Con esta niebla todo está más húmedo y es lo que mejor puede venir a los montes», comenta Javi Torcida, del Hostal Remoña, valorando las gotas que caen a ratos. Hace una semana las temperaturas eran altas y veraniegas. Hoy hay que ponerse algo de abrigo.

Hotel Rebeco

Irela Casado

«¿Creéis que si fuera peligroso estar aquí, nosotros nos quedaríamos?», preguntó a unos clientes que se iban con miedo al oír la alerta

Veraneante en Espinama

Raúl Povedano

«He ido hasta el hayedo de Las Ilces para hacer un vídeo y demostrar que no era cierto el bulo de que estaba ardiendo»

Vídeo del hayedo de Las Ilces de Raúl Povedano.

Las alertas

María y Antonio se hospedan desde hace una semana en el Parador de Fuente Dé. Son de Murcia y les encanta venir a esta zona. Cuando escucharon las alertas no salieron corriendo pero sí vieron como otros lo hacían despavoridos. Uno de los debates que existe en la calle es si hacían falta tantas alertas y al final todos llegan a la misma conclusión: «Si se mandan porque se mandan; si no se mandan porque no se mandan…». «Desde la dana todo ha cambiado mucho», comenta una hostelera al recordar el susto que se llevaron sus clientes al recibir la segunda alerta el sábado. «¿Creéis que si fuera peligroso estar aquí, nosotros nos quedaríamos?», les preguntó y, aunque reflexionaron, decidieron irse.

Como el teleférico está cerrado y la pista hacia Remoña cortada, quienes llegaban a Fuente Dé se encontraban con estas señales hacia el parking. L. Mena
Las patrullas de la Guardia Civil pasaron varias veces por Espinama. L. Mena
Mari Sebrango y Turni Briz son dos vecinos de Espinama que ayer por la mañana comentaban en la carretera que cruza el pueblo las últimas noticias que les habían llegado de los incendios. L. Mena

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La pista que sube hacia peña Remoña y que conecta con Valdeón está cortada al tráfico porque el Ejército está haciendo un cortafuegos con un bulldozer. Aun así hay quien decide emprender el camino de la pista a pie. No ven humo y todo parece tranquilo. «La gente lo que tiene que hacer es informarse donde se tiene que informar, y no hacer caso a cualquier cosa que lean», comenta Laia al volante de la furgoneta con la que está recorriendo Liébana desde hace diez días. «Hoy hemos visto que Google decía que había incendios en un hayedo cerca de Las Ilces y no había absolutamente nada». Quien también lo corrobora es Raúl Povedano, un madrileño que veranea en Espinama y que esta mañana ha cogido su bici para ir hasta allí y grabar un vídeo demostrando que allí está «todo igual de verde y bonito que siempre».

Liébana lucha por retener el turismo. Vecinos y hosteleros se cuidan entre ellos, sin apartar la vista del cielo, esperando que todo vuelva a ser como antes.

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