El teleférico de Fuente Dé reabre y devuelve la confianza a Liébana
Tras tres días cerrado por el humo de los incendios en León, la instalación vuelve a funcionar y marca el pulso turístico y económico del valle | Este martes han subido 1.170 personas
Fuente Dé vuelve a presentar este martes un aspecto propio de estas fechas. La reapertura del teleférico poco después de las diez de la mañana ha sido una auténtica bocanada de aire fresco para la zona. La instalación, que permanecía cerrada desde el sábado por el humo de los incendios en León, ha reabierto tras mejorar las condiciones gracias a la lluvia, según informó el CECOP del Gobierno de Cantabria. Funciona ya en su horario habitual de agosto, de 08.00 a 19.00 horas. 1.170 personas lo han utilizado ya este martes.
En cuanto los hosteleros avisaron a sus huéspedes, decenas de personas comenzaron a llenar un aparcamiento que ayer, lunes, estaba desierto. Los extremeños José Ramón y Manoli estaban en Cosgaya cuando recibieron la noticia y no tardaron en subir a Fuente Dé. A la una del mediodía ya formaban parte de las 500 personas que habían disfrutado del recorrido, un desnivel de 753 metros entre la estación inferior (1.070 m) y la superior (1.823 m). Tomaban una cerveza en la terraza del mirador, agradeciendo el viento fresco que soplaba. A lo lejos, tres columnas de humo recordaban que los incendios siguen activos en la vertiente leonesa de los Picos. Por eso, aunque no hay ninguna prohibición para usar el teleférico, el Gobierno recomienda no adentrarse hacia la zona más occidental ni acercarse a áreas como Liordes o Valdeón, donde operan los equipos de emergencia.
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En la caseta de información del Parque, a pie de estación, los turistas se acercaban con preguntas: «¿Hay fuego arriba?» No. «¿Hay humo?» Tampoco. «¿Qué se puede hacer?» Caminar hasta el Refugio de Áliva y disfrutar del paisaje. El refugio, por cierto, reabrió también este martes, después de que el sábado todos los huéspedes, salvo dos montañeros, decidieran marcharse al sonar las alertas. Hoy espera recibir a medio centenar de turistas con reserva, según confirmó el propio establecimiento.
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A medida que avanzaba la mañana, el ambiente en Fuente Dé volvía a parecer el de pleno agosto. La cafetería recuperaba el pulso de cafés y bocadillos. Mónica, de Alicante, pedía uno de lomo con pimientos y se reía sorprendida al ver el tamaño: «Pensé que iba a ser más pequeño», decía buscando con quién compartirlo. Venía con su madre y varios primos, encantados con el clima. «Venimos de estar a más de 40 grados, no sabes lo que se agradece este airecillo», añadía antes de dar el primer bocado. Tenían billetes para el lunes, pero al estar cerrado decidieron posponerlo. Su madre volvía con una emoción especial: «Estuve aquí hace años con mi marido, que siempre me animaba a regresar. Hoy lo hacemos en su recuerdo, después de que falleciera el año pasado. Le encantaban los Picos de Europa».
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Subir en el teleférico siempre impresiona, sobre todo a quienes lo hacen por primera vez. Es raro que en el viaje no surjan preguntas en voz alta: «¿Esto es seguro, verdad?», «¿se ha caído alguna vez?». Los más temerosos se agarran con fuerza a los asideros del techo, mientras el personal de Cantur responde con tranquilidad e incluso alguna broma que suele acabar en carcajadas. Manuel y Ester, sevillanos, fueron dos de los pasajeros de la jornada. Ella tiene vértigo, pero él le prometió no soltarle la mano. Al llegar arriba, Manuel enseñaba orgulloso las marcas que le había dejado en la piel y Ester se sentía satisfecha de haberlo conseguido. «Lleva años diciéndome que teníamos que venir, que estuvo aquí de joven y que me iba a encantar. Ahora que ya he pasado el susto, voy a disfrutar de las vistas… pero desde aquí», bromeaba, negándose a acercarse al mirador de suelo metálico que deja ver el vacío bajo los pies.
La reapertura del teleférico no solo devuelve visitantes a Fuente Dé, también devuelve aire a toda Liébana. La instalación es el gran motor económico del valle y su actividad marca el pulso de hoteles, restaurantes y comercios. Ver de nuevo el aparcamiento lleno y a los turistas subiendo y bajando es una señal de esperanza. Pero, aunque en el valle se respire mejor, todos miran de reojo a Asturias, Palencia y León, donde los incendios siguen activos.
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