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Marnay suma a su larga trayectoria una pincelada inconfundible de su manera de entender la pintura. En la imagen posa en una reciente exposición. Javier Cotera
Marnay, el paisaje como sugerencia

Marnay, el paisaje como sugerencia

Tras la sorpresa que supuso su última comparecencia con la serie 'Silencios', el pintor se suma ahora a la larga nómina de creadores que han presidido la publicación con su arte | El artista cántabro ilustra la portada del Anuario con la huella más inherente a la evolución de su pintura

Guillermo Balbona

Santander

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Jueves, 11 de abril 2019, 07:36

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Es un paisaje que son muchos. Casi tantos como miradas, como maneras de habitar la pintura y de recibir sus pinceladas. Marnay nunca ha dejado de creer en una forma de entender la pintura, comunicar el arte y expresar una interrelación no siempre fácil entre el paisaje, su hábitat cotidiano, y la capacidad para descubrir algo nuevo o reinterpretar lo que miramos. Lo más cercano. El entorno.

El veterano pintor, que viene de abrir nuevos silencios blancos, de nieve, en sus cuadros, se suma ahora a la extensa nómina de creadores de la comunidad que han ilustrado durante más de tres décadas el 'Anuario de Cantabria'. Una publicación que revisita un año de vidas colectivas, sociales, políticas, económicas, culturales, pero también las vidas privadas e intransferibles. Uno de sus paisajes emblemáticos, el del mar, la playa y esa línea del horizonte que compone una atmósfera propia, preside la publicación de El Diario Montañés que hoy se presenta oficialmente en la tradicional gala santanderina.

Marnay -José Antonio González (Santander, 1952)- explica que partió en un principio de un planteamiento universal del tema escogido, y tras un par de bocetos, y tratando de individualizar el mismo -en este caso de forma sugerente-, afrontó el paisaje destinado a la portada «haciéndolo presente en la obra definitiva a través de esos palos, tan nuestros, de los toldos de la 1ª playa» (ver imagen inferior).

Portada del 'Anuario de Cantabria'.
Portada del 'Anuario de Cantabria'. Marnay

El pintor confiesa, no obstante, que por tanto la imagen resultante (esa composición tan suya que juega con equilibrios entre lo leve y ausente y lo duradero y presente) «puede ser cualquier lugar con esa connotación y particularidad, sin duda, de nuestra playa de El Sardinero. Siempre digo de mi obra que dejo al espectador que ponga la última pincelada y en este caso su interpretación».

Marnay, que mantiene siempre una regularidad asombrosa, mezcla de oficio, claridad y trabajo, tiene ahora pendiente diversas propuestas pero ya ultima una exposición prevista el mes de agosto en la renovada programación cultural del Casino de El Sardinero y una nueva cita destinada a la próxima temporada en Madrid.

El mar, el agua, ha sido uno de los mantras de su pintura pero siempre aparecen nuevos elementos y miradas. Marnay señala que «si bien el mar, el agua, ha estado presente siempre de una u otra forma, mi obra 'Silencios' (muestra del pasado año) ha sido un punto de inflexión en cuanto a tema, incluso a concepto, pincelada, síntesis y esencia de la misma. «Tratando cada vez más -profundiza-, que el paisaje que tengo ante mis ojos sea menos retratado y más sugerido, sin dejar los temas que me seducen, sigo en busca de la simplificación. Trato así de plasmar el paisaje -aquel donde quiero estar -, cada vez más simplificado, más sugerente y más persona».

«Siempre digo de mi obra que dejo al espectador que ponga la última pincelada y, en este caso, su interpretación»

En sus propias palabras Marnay describe su vínculo con los escenarios que alimentan su pintura: «Me pongo ante el paisaje y observo su esencia, dejándome llevar por la emoción que me trasmite. Y como aquel que respira profundamente ensanchando los pulmones llenándoles de aire, yo me lleno de regocijo y placer. Necesito la naturaleza y el contacto con ella. Es en definitiva, para mí, un goce para mis ojos y un estímulo para mi espíritu».

El 'Anuario de Cantabria' condensa en imágenes, análisis y páginas los principales acontecimientos que fueron actualidad a lo largo de 2018, tanto a escala regional como nacional e internacional. La portada de Marnay supone simbólicamente una inmersión en los hechos, datos y acontecimientos que marcaron el pasado año. Una ventana pictórica que saluda los testimonios colectivos, compartidos, analizados de muchas maneras con el mismo espíritu con el que el pintor interpreta y deja abiertas a nuevas miradas el paisaje cotidiano.

De Eduardo Gruber a Emilio González Sainz, de Julio de Pablo a Nacho Zubelzu, el álbum e itinerario de implicación de la pintura cántabra a través del Anuario supone un trayecto representativo del arte y sus creadores de la comunidad.

En los últimos cuatro años la obra de Marnay se ha asomado a los espacios públicos a través de muy diversos escenarios con varias citas que han permitido mantener el contacto con su pintura y testificar su evolución.

Desde 'A la orilla del mar' en la Biblioteca Central de Cantabria o El Espolón de Comillas, al Espacio Garcilaso de Torrelavega, pasando por su 'Mar, arena y nieve' en El Torco y en la galería Algas, simultáneamente, en Suances. Una serie expositiva itinerante que contó con la complicidad de poetas de la región que acompañaron con sus textos los paisajes del artista. Y, más reciente, esos citados 'Silencios' de nieve, un cambio significativo que se exhibió en la sala del Espacio Cultural Fraile y Blanco santanderino.

El veterano artista ultima sus muestras de verano en el Casino de El Sardinero y la nueva temporada en Madrid

En esta última cita rupturista los paisajes nevados mezclaban «nostalgia y silencios al contemplarlos». Fueron más de una treintena de obras de formato apaisado y conjuntos de cuadros y trípticos en los que el creador volvía a demostrar su completo dominio del paisaje y el color jugando con una tonalidad de blancos rotos que sorprendieron respecto a su iconografía más conocida y recurrente.

Pintor de reconocida solvencia artística, Marnay se dio a conocer con su primera exposición individual en Santander a mediados de la década de los setenta. De exquisita sensibilidad lírica en el tratamiento de sus temas, ha mirado a sus motivos con ternura. Marnay se expresa, según se ha subrayado a menudo, dentro de «un impresionismo muy peculiar de sutiles modulaciones y suaves tonalidades, tendiendo a reflejar las impresiones más líricas del paisaje, no quedándose en la piel sino buscando, cada vez más, la simplificación de sus temas tratando de desnudar el mismo».

Pintando de dentro hacia afuera, tratando no de imitar o copiar la naturaleza, sino de «transmitir ese sentimiento producido ante la misma y reflejar la emoción que ella le proporciona». Una pintura, la suya, intimista, para la emoción, con especial predilección por los paisajes marinos y otros en los que el agua resulte protagonista.

Marnay cuenta con numerosas exposiciones individuales por todo el país y en el extranjero, de México a Nueva York, de Lausanne a Londres, además de su participación en diversas exposiciones colectivas, premios y ferias de arte. Su obra está presente en numerosas colecciones privadas. Entre otras creaciones, ha ilustra con su obra diversos libros, portadas de disco, murales de cerámica, retratos oficiales y carteles.

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