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Víctor Cabezuelo, Martí Perarnau, Miguel de Lucas y Carlos Pinto forman Mucho.
"La cantera está en las salas, ahí nace la música y deberíamos protegerla"

"La cantera está en las salas, ahí nace la música y deberíamos protegerla"

La banda de pop 'Mucho' presenta esta noche su nuevo disco, ‘Pidiendo a las puertas del infierno’, en la Sala Sümmum de Santander

Pilar González Ruiz

Viernes, 9 de diciembre 2016, 07:15

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A principios de año, Mucho presentaba Pidiendo a las puertas del infierno (Marxophone, 2016). Nueve canciones rabiosas cargadas de crítica y un sonido con tintes ochenteros que forman su disco «más arriesgado». El cuarteto, compuesto por Martí Perarnau, Miguel de Lucas, Carlos Pinto y Víctor Cabezuelo estará en Santander hoy, viernes, tras un año intenso, dentro del ciclo San Miguel Music Explorers on Tour, junto a Delafé. Será en la Sala Sümmum, a las 21.00 horas.

¿El cambio de sonido en este disco fue una apuesta arriesgada?

Sí. Sobre todo lo que respecta a la composición y grabación. Dejamos las guitarras y abrazamos una nueva sonoridad. De ese riesgo salió algo muy personal. Valió la pena.

Eso de abrazar una nueva sonoridad musical es un lugar común, pero en su caso fue literal.

Da la sensación de que todo el mundo lo dice porque no sabe que contar, pero en nuestro caso es real. Hemos cambiado las baterías por cajas de ritmo.

¿Y cómo toman la decisión de cambiarlo todo?

Me compré un Solina String Ensemble, que usaba mucho Beck, muy setentero. El primer día me salió Fue y tuve la sensación de sacar un hip hop sideral. Me pregunté que saldría haciéndolo todo así, todo con teclados. Un poco por casualidad y también por ponernos en ciertas dificultades terminamos en esto. Con obstáculos el proceso creativo es más exigente.

Su viaje les lleva a sonidos del pasado, tanto por los instrumentos como por el resultado.

Los sintetizadores te llevan a esa época. Pensábamos en Prince igual que en gente de ahora. En los 80 se hizo la mayor parte de música y sin embargo es una época denostada. Para mí fue el culmen de las grandes grabaciones. Ahora parece que estamos perdiendo el miedo a reivindicar.

¿Diría que Pidiendo en las puertas del infierno es un disco oscuro?

Sí. No lo había pensado, pero sí creo que las letras son oscuras, porque tratan de nuestro país y la mierda de política y sociedad que estamos creando aunque la música lo lleva un sitio luminoso. Es parte del contraste. Es como escuchar Computer de Radiohead. Si no sabes inglés parecen baladas de amor pero en realidad es un disco de temática anticapitalista.

¿El cambio es una elección permanente en su caso?

Lo veo como algo muy excitante artísticamente hablando. No me gustan los grupos que se repiten. Quiero ser de los que no lo hacen y buscar algo nuevo con cada disco. Me canso muy pronto de las cosas soy un poco obsesivo con eso.

¿Y se atreve a seguir probando en un escenario tan difícil como el de la música hoy por hoy?

Claro. Es mucho más difícil. Es la opción del romanticismo y esa cosa eterna de la música, pensar que eso queda grabado para toda la vida. Si haces un disco para vender dos ejemplares más o que vaya más gente a verte, estás poniendo tu visión artística en otro sitio. Sé que no nos llevará a ser ricos, pero es la única manera de sentirnos honestos.

El exministro Wert inspiró Perro Negro SL. Quizá sea lo mejor que le han dedicado tras la subida del IVA cultural.

A veces pienso que no deberíamos haberle hecho ninguna canción. No merece ni eso. No pude evitarlo. Lo vi el Canal 24 horas y salió una canción. Los imaginé riéndose de todos nosotros y salió ese tema.

La combinación de Jesucristo, Superman y Maradona que han creado en El León de Tres Cabezas es casi imbatible.

(Ríe) Son tres pilares de nuestra sociedad con parte buena y mala. Quizá tendríamos que ser más exigentes con nuestros iconos. Todos tienen su flaqueza.

¿Siguen pensando que "Cuánta más gente haya y más grande sea la sala más difícil es tocar" tras su paso por festivales multitudinarios?

Tocar delante de 15.000 personas es gratificante pero no le ves la cara a nadie. Es más difícil hacerlo delante de 20 y ver qué ocurre. Los festivales son una experiencia increíble pero están provocando que se pierda el mundo de la sala. La cantera está en las salas, ahí es donde nace la música. Por el bien de la cultura debería cuidarse y ponerse en valor, hacer pedagogía para que la gente vea que ir al concierto y pagar 12 euros para ver a un solo grupo es muy reconfortante.

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