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El perro Fernando y su tacita en la que degustaba cafés cortados.
'Callejero', de Alberto Cortez: himno a Fernando, el exquisito perro sin dueño
Las canciones de tu vida

'Callejero', de Alberto Cortez: himno a Fernando, el exquisito perro sin dueño

Las canciones de tu vida ·

La canción del argentino habla de un querido can que habitó las calles de la ciudad de Resistencia y murió apaleado en los sesenta

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Miércoles, 31 de enero 2018

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Hay muchos que creen que no puede ser tan sencillo. Que de lo que realmente quiere hablar Alberto Cortez es de una persona, de algún pensamiento profundo. Pero no. 'Callejero' está dedicada a un perro, aunque se llamara Fernando. El can vivió en Argentina, concretamente en la localidad de Resistencia, provincia de Chaco, en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo.

'Callejero' fue un perro comunitario. Nunca tuvo dueño, fue de todos y todos lo cuidaban. Por supuesto vivía en la calle, pero era un dechado de limpieza porque los vecinos se turnaban para bañarlo. Dicen quienes le conocieron que era un animal de gustos exquisitos: acudía al cine, a los conciertos de la orquesta sinfónica local, era también asiduo al café que acogía las tertulias de intelectuales y era bien recibido en las reuniones de la alta sociedad de la zona o en los actos oficiales. Sostienen que hasta escuchaba con atención las intervenciones de los políticos y que, cuando no estaba de acuerdo, se marchaba tras proferir dos ladridos.

Escultura en bronce que representa al perro Fernando en la Casa de Gobierno de Chaco (Resistencia).
Escultura en bronce que representa al perro Fernando en la Casa de Gobierno de Chaco (Resistencia). Wikicommons

Todos conocían a Fernando. Todos le querían. Todos le mimaban. Todos le alimentaban con bocadillos y cafés cortados que degustaba en tacita, con más modales que muchos humanos. Cuentan que era gran aficionado a la música porque, al parecer, fue criado por un cantante. Por eso, señala la voz del pueblo que también era un crítico muy estricto con las malas interpretaciones, que denunciaba mediante aullidos.

Desgraciadamente tuvo un mal final, porque un día apareció malherido, con claras muestras de haber recibido una gran paliza. Aunque fueron muchos los que no escatimaron medios para salvarle, falleció varios días más tarde, el 28 de mayo de 1963. Se abrió una investigación oficial para descubrir al asesino y hubo partidas ciudadanas para buscar al criminal, pero este nunca pagó por su fechoría. Luego en recuerdo de Fernando, por suscripción popular y con ayuda oficial, se erigieron dos monumentos públicos. Uno de ellos frente a la Casa de Gobierno de Chaco, en la ciudad de Resistencia.

Alberto Cortez (Racul, Argentina, 1940)

Alberto Cortez es un juglar, un cantautor más de letras que de músicas, un escritor que por casualidades de la vida recayó en el mundo de la canción. Nació hace 77 años en La Pampa argentina, aunque la mayoría de su carrera se ha radicado en Europa, primero en Bélgica y luego en España, donde reside desde hace más de cincuenta años y han surgido sus mejores creaciones con su estilo desgarrado, intenso y de una belleza poética sin igual.

Su primera etapa musical estuvo muy influenciada por Facundo Cabral, con canciones como 'No soy de aquí ni soy de allá' y 'Cuando un amigo se va'. Luego su estilo fue ya muy personal y de él surgieron composiciones como la señalada 'Callejero', 'Mi árbol y yo', 'Juan Golondrina', 'El vagabundo', 'Castillos en el aire'... Casi todas ellas, como también en el caso de 'Callejero', están basadas en hechos o personajes reales, vicisitudes, adversidades... que le han ocurrido a él mismo o a conocidos.

Cada aniversario de su fallecimiento se recuerda al perro con la presencia de discursos y ofrendas florales y la participación de más de un centenar de vecinos. En su tumba reza: «A Fernando, un perrito blanco que, errando por las calles de la ciudad, despertó en infinidad de corazones un hermoso sentimiento». Además, en una de las entradas al municipio puede leerse: «Bienvenido a Resistencia, ciudad de Fernando».

'Callejero'

Era callejero por derecho propio

su filosofía de la libertad

fue ganar la suya, sin atar a otros

y sobre los otros no pasar jamás.

Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño

que condicionara su razón de ser.

Libre como el viento era nuestro perro

nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas

fiel a su destino y a su parecer

sin tener horario para hacer la siesta

ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura

esa que perdemos cada día más

y era una metáfora de la aventura

que en el diccionario no se puede hallar.

Digo nuestro perro porque lo que amamos

lo consideramos nuestra propiedad

y era de los niños y del viejo Pablo

a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje

de la puerta abierta en cualquier hogar

y era en nuestro barrio como del paisaje

el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas

y se fue con ellas cuando se marchó

se bebió de golpe todas las estrellas

se quedó dormido y ya no despertó.

Nos dejó el espacio como testamento,

lleno de nostalgia, lleno de emoción.

Vaga su recuerdo por los sentimientos

para derramarlos en esta canción.

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