Columnista acerado, ha sido un honor
Ramon Pérez-Maura
Sábado, 6 de diciembre 2025, 08:23
Creo que puedo decir que Alfonso Ussía y Pili Hornedo –Pili es fundamental en todo lo que tiene que ver con Alfonso– escogieron hacerse una ... casa en Ruiloba por dos razones diferentes, pero complementarias. Alfonso añoraba su infancia en San Sebastián. La humedad –no le gustaba la playa– y el paisaje de esta tierra. Y Pili es de La Montaña y todos sus hermanos tienen casa en el entorno de Comillas. «Los Hornedo, mi familia de elección» me dijo una vez Alfonso.
Cuando la libertad de Alfonso tuvo un tropiezo con el medio en que escribía y él optó por dejarlo todo e irse a su casa, renunciando a sus emolumentos que probablemente le hacían el columnista mejor pagado de la historia del periodismo español, Alfonso vendió su piso de Madrid y con Pili se fueron a vivir a Ruiloba. Ahí ha sido feliz con amigos de nuestra tierra y entorno al Real Club Estrada que era casi su propia casa, con tantos alrededor.
El 29 de julio de 2021 lo invité a almorzar en la terraza del Real Club Marítimo y le animé a que se sumara a la aventura que preparábamos para reabrir El Debate, el diario en el que escribía don Pedro Muñoz Seca, su abuelo, cuando lo asesinaron en Paracuellos del Jarama. Dijo que sí de inmediato. Algún antiguo jefe suyo nos auguró que Ussía sería causa de problemas infinitos. Nunca le creí. Tenía razón yo. Alfonso sólo tuvo los problemas que genera cualquier columnista acerado. Y si no quieres aceptar esos problemas es que no quieres hacer periodismo. Ha sido un honor ser su jefe directo los cuatro últimos años en que yo he sido el director de Opinión de El Debate y él el columnista más leído del diario con enorme diferencia sobre el resto de nosotros. Muy probablemente el columnista más leído de España.
Cada vez le costaba más ir a Madrid a nada. Íntimos amigos de toda la vida le pedían que les presentase un libro o les escribiese algo y se negaba. Sólo iba al médico hasta que su médico y cuñado, Javier Hornedo, una autoridad, se vino a vivir aquí y a cuidar de él hasta el último día.
Hoy enterraremos a Alfonso en el cementerio de Ruiloba. Y creo que eso me une todavía más a él. El Pérez de mi Maura –en giro que le leí a él por primera vez– es de Ruiloba. En la ermita del Remedio está enterrada mi familia, incluyendo a mi padre y a mi primera mujer. Cuando murió ella, Clara Isabel de Bustos, Alfonso le dedicó un precioso artículo en ABC y después lo incluyó en una recopilación de sus escritos sobre La Montaña que publicó Estudio. Lamento no tener delante la obra para poder citarla correctamente. Alfonso conoció a Clara Isabel antes que yo. Y, además de describirla con cariño, contaba cómo había subido a El Remedio a rezar ante la tumba de Clara, que todavía no tenía la lápida grabada. Hoy y siempre, cuando vaya yo a El Remedio, iré a rezar ante tu tumba en el cementerio de Ruiloba, Alfonso.
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