Salón de Belleza invita a «hacer ciudad» en Santander desde la imagen en movimiento
El colectivo fundado hace un año por Manuela Gutiérrez y Cristina Somavilla consolida su programa con un cine club y varios encuentros en la Fábrica de Creación
Pensar el cine desde otro lugar es el objetivo de un colectivo que, en el último año, ha consolidado su actividad en Santander. Se llama ... Salón de Belleza, y lo integran Manuela Gutiérrez Arrieta y Cristina Somavilla, dos creadoras que comparten una inquietud común: cuestionar las formas tradicionales de producir y recibir imágenes. Lo hacen a través de proyecciones, talleres y encuentros en los que mezclan disciplinas y desdibujan las fronteras entre arte, pensamiento y experiencia. «Salón de Belleza surgió como una conversación entre dos amigas que llevábamos mucho tiempo compartiendo lo que pensábamos del cine y de la cultura», cuenta Manuela Gutiérrez. «Sentíamos que había un vacío respecto a la forma de entender la exhibición cinematográfica y decidimos hacerlo público y generar encuentros donde proyectar películas y propiciar conversaciones que no suelen darse en los circuitos convencionales».
Esa conversación íntima se convirtió en proyecto que tras varias actividades ya ha encontrado su lugar en la ciudad. Su primera cita fue en la Filmoteca Mario Camus, con la programadora Julia Martos y la cineasta Claudia Negro, y giró en torno al uso del archivo -desde el cinematográfico al digital- como herramienta creativa. Desde entonces, el colectivo impulsa un cine club mensual que tiene lugar en la Fábrica de Creación y acompaña otros proyectos con una mirada crítica, como ocurrió con el estreno de 'Mitología de barrio' en los cines Embajadores Santander.
Ambas comparten formación y sensibilidad, aunque provienen de trayectorias distintas. Manuela Gutiérrez Arrieta, formada en Cine Documental en la ECAM y en Comisariado Cinematográfico en la Elías Querejeta Zine Eskola, trabaja en producción audiovisual y mediación cultural. Cristina Somavilla, licenciada en Comunicación Audiovisual y también formada en comisariado y archivo en la EQZE, desarrolla su labor en Fluent y en proyectos de pedagogía y gestión cultural. Esa combinación de miradas explica la amplitud del proyecto. «Más que en el cine, trabajamos en torno a la imagen en movimiento, en cómo se articula y se muestra en las condiciones materiales que permiten que llegue a las personas», señala Manuela Gutiérrez.
Cristina Somavilla añade que la propuesta nace también de una reflexión sobre el propio contexto de Santander. «Es una ciudad con mucho tejido técnico, pero sin estudios de humanidades. Hay grandes proyectos museísticos, pero no una formación crítica que los acompañe. Nosotras queríamos abrir esa conversación, invitar a las personas a pensar la cultura desde dentro, a hacer ciudad desde la imagen».
El cine club, cuya programación puede consultarse en su perfil de instagram: @salon de belleza, se ha convertido en un espacio de encuentro para públicos diversos. «Nos sorprendió la respuesta, sobre todo de gente joven, que se ha acercado con sensibilidad y ganas de participar», dice Gutiérrez. Las proyecciones buscan provocar reflexión y debate y ha proyectado obras poco accesibles, como 'Because We Are Visual', un documental belga hecho con archivos de YouTube, o 'The Incredibly True Adventure of Two Girls in Love', de la cineasta y activista Maria Maggenti, una pieza clave del cine queer . «Nos interesa ese tipo de películas que, por razones de distribución, no suelen llegar a los circuitos locales», explican.
Ahora Salón de Belleza amplía su horizonte con una serie de encuentros con cineastas que abrió este fin de semana con un taller de la artista y escritora Daniela Delgado, centrado en el lenguaje de la amistad. Una cita que se planteó en un formato íntimo: un desayuno colectivo donde los participantes trabajaron con ejercicios en como reinterpretar la realidad desde el vínculo afectivo.
Esa apertura hacia otras formas de expresión también conecta con la literatura. «El cine me ha ayudado a pensar el cruce entre imagen y texto, cómo la literatura y el lenguaje pueden transformar la manera en que miramos», comenta Manuela Gutiérrez. Su compañera coincide: «Para mí, el texto no es solo guion sino una manera de atravesar la imagen. Por eso concebimos Salón de Belleza como una conversación abierta entre cine, arte y escritura».
El nombre del colectivo no deja indiferente. «Más que preguntarnos de donde sale Salón de Belleza, lo que nos dicen es que nos lo cambiemos», ríen. Pero detrás del título hay toda una poética. «Nos gustó jugar con la idea de espacio, con la palabra salón como ese lugar de reunión y lo doméstico, lo cercano. Y belleza porque tiene que ver con cómo ciertas estéticas nos atraviesan y con cómo el lenguaje puede llevarnos a lugares inesperados».
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