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Los sonidos de la memoria

Narrativa ·

Francisco Silvela publica un volumen en el que la música unifica los textos para evocar su memoria

Viernes, 16 de febrero 2024, 21:46

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La música se convirtió en «geometría del tiempo» gracias al magisterio matemático de las duraciones, eso es lo que afirma Marcel Pérès, musicólogo, compositor, organista, cantante y director de coro francés cuyas palabras sirven de pórtico a este nuevo libro –Libro de música II–,― de Francisco Silvera (Huelva, 1969), un autor prolífico experto en la obra de Juan Ramón Jiménez y en la de Antonio Carvajal, sobre quien acaba de publica un estudio con antología titulado 'Nos diferencia el cuerpo', narrador, ensayista y poeta. De todas estas fuentes bebe 'Puntocontrapunto' y por esa razón es difícil encasillar su contenido en un género determinado. Hay, sí, un tema que unifica los textos, la música en su más amplio espectro pues en el volumen conviven el rock, la música religiosa, la música electrónica, la sinfónica, la medieval, la barroca, la impresionista, etc. Echamos en falta algunos géneros como la ópera o el jazz, pero esto no es ningún demérito, por supuesto, es solo una cuestión de afinidades.

El libro se divide en tres secciones o movimientos, si buscamos la analogía musical: Comienza con 'Andante', un tempo intermedio que nos remite al mediodía ... del tiempo humano: «Alcanzada la edad mediana, con perspectiva y, sin embargo, con futuro aún, el hombre entró en los muelles del mediodía», así empieza le primer texto, 'Los ojos de los hermosos perdedores', título extraído de un disco de Eyeless in Gaza, un final de reminiscencias hímnicas con el que resume la travesía vita de un hombre que, aunque vencido por el mundo, «supo de la felicidad en la indiferencia de lo inerte, en la movilidad mecánica de lo inanimado, en la marea viva y creciente del mediodía y en los cambios del viento que rola». La 'Sinfonía de Cámara en do menor, op. 110a' de Dmitri Shostakovich sirve de referencia temática y estructural a la narración titulada 'In memoriam'. La alternancia de referencias musicales tan diferentes no tiene el correlato en los textos, caracterizados por una prosa descriptiva que le resulta suficiente a Silvera para adentrarse por las grutas de la emoción y el pensamiento simbólico: «El viento era la nostalgia; el revuelo de la tempestad, un silencio interior, y el vientre blanco de la gaviota, terriblemente inmóvil en el aire, una lanzada en el costado ofrecido por siempre al destino». Son estas prosas fragmentos de memoria, remembranzas con tono nostálgico―«y había una mirada en tus ojos que clamaba por estar lejos, o trazar, delicadamente, un círculo de tiza a tu alrededor, situarte en el centro y que el mundo entero, el universo, cayeran derrumbados por la cólera divina con tu padre en medio, y tú allí protegido, en tu círculo de tiza»― y recriminatorio, aunque no sepa bien a quien pedir cuentas: «Nadie nos advirtió del embuste de la juventud: creyendo descubrir la realidad, tan solo estábamos abriendo los ojos a cosas que pertenecían desde siempre a todos y que, desde entonces, nos harían infelices con esa insatisfacción de querer alcanzar algo que no sabemos qué es».

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