¿Un juego amañado?
'Autorretratos sin cuerpo presente' de Julio César Galán reúne una serie de poemas en prosa, con algún diálogo, de un tiempo textual tan vivido: de 2002 a 2005, un periodo convulso de cambios, de hacerse en el sí y de coger impulso
Quien escribió estos autorretratos, que abarcan el periodo transcurrido entre los años 2002 y 2005, «un periodo de cambios, de ahogo de un cáncer, de las derivas con las drogas, de no saber dónde ir ni qué hacer; pero también de hacerse en el sí, de abstenerse de mirar para atrás, de coger impulso para dar un buen salto», según deducimos del título, ya no está presente, no es la misma persona que ahora los entrega a la imprenta, algo evidente, por otra parte, pues el paso del tiempo implica la evolución, cuando no la transformación de los pilares de la existencia: «… un tú a solas entre tanta blancura te dan paso y pasa otro porque tú estás en otro lugar aquí solo puede sonar lo que no existe y tú existes―–recuérdalo siempre cuando te pierdas en el olvido–― más adentro de la luz porque para eso te hiciste poeta», escribe en 'Inyecciones de claridad'. En el caso de Julio César Galán (Cáceres, 1978) –autor de, entre otros, de títulos como 'El ocaso de la aurora', 'El primer día' o 'Un adiós abierto', todos ellos de poesía, y de varios libros de ensayo–, un poeta y ensayista a quien venimos leyendo desde hace años, podemos hablar de que estas dos décadas no han hecho más que confirmar un itinerario poético abierto a las especulaciones autoriales y las altas expectativas que, en cualquiera de sus manifestaciones, siempre ha depositado en la escritura poética.
Pese a los distintos autores en los que se ha encarnado su voz poética y al juego autorial que se desprende de ello, versiones el ... uno del otro en definitiva, Galán busca –tanto en su vertiente poética como en la de crítico, por más que el crítico no se enfrenta a la experiencia directa, sino que la juzga– la autenticidad, un autenticidad que se desprende del carácter autobiográfico de los textos, de los poemas en prosa, de ahí que, en este caso, y contraviniendo algunas teorías críticas, el propio poeta, en la nota de autor, haya proporcionado algunas claves interpretativas. Eso no es óbice para que Galán haya intentado evitar la trampa de un discurso eminentemente subjetivo gracias al empleo de una voz pluridireccional, una voz meditativa que analiza el yo desde la mirada de otros pronombres que cuestionan su propia existencia sensorial: «he allí mi cuerpo en su salvaje levantamiento contra sí mismo», escribe en 'Después de la muerte'.
'Autorretratos sin cuerpo presente'
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Autor Julio César Galán
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Editorial Colección Papeles del Trasmoz Olifante. Ediciones de poesía
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Páginas 102
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Precio 15 euros
En estos poemas se abordan muchas de las cuestiones fundamentales de la existencia humana: la soledad, el cuerpo, la enfermedad, las pasiones, la mortalidad, el paso del tiempo o la poesía, expuesto todo ello en un entorno cotidiano, por completo opuesto a un recogimiento místico. Galán no busca la reclusión reparadora, siente la necesidad de hacer partícipe al lector de su sentir, por eso establece con él un diálogo sincero, no exento de crudeza: «–Mírame, soy feliz a pesar de esta puta enfermedad. Es lo mejor que nos ha podido ocurrir a esta edad: nos ha quitado esos amigos innecesarios, habremos sentido la muerte y ya dejaremos de pensarla, nos haremos orfebres de nuestra propia familia y seremos simplemente aquello en donde estamos. –Y si…―La poesía no está hecha de condicionales. Escribir como vivir y esto tan solo tiene que ser un ejercicio de euforia». Como es fácil deducir, los recursos que ofrece la poesía parecen ser los más adecuados para platear las relaciones entre el yo y el otro, entre el lector y lo leído. Galán utiliza la forma del poema en prosa, más versátil, para escribir unos textos que no son fragmentos de diario, miniensayos o poemas sino una combinación de todos ellos y así, gracias a esta mezcolanza, las voces dispares se fusionan y crean un movimiento homogéneo en la mente: «Digamos que siempre seremos los mismos en otros: dibujos sucesivos de lo mismo, ventanas del tren tras el mismo paisaje. La última intimidad, eso que nos mantiene».
La conclusión que este lector puede extraer de la lectura de 'Autorretratos sin cuerpo presente' tiene que ver tanto con el propio poema como espacio donde la autoconciencia encuentra un modo de representación como con la constatación de que la forma no debe importar más que aquello sobre lo que se escribe. Otro asunto diferente es compartir estas posturas. Cabe preguntarse además si es necesario deslindar el desgarro emocional de los elementos formales de un poema y cómo el poeta usa el lenguaje para representar su relación con la realidad en la que está inserto, sin menoscabar la postura ética que los alienta, pero esto es otro asunto que habrá que posponer para otra ocasión.
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