La traducción como obra de arte
Jennifer Croft debuta con un desternillante artefacto literario, 'La extinción de Irena Rey', un híbrido entre la parodia fina y el thriller
Irena Rey, una ficticia autora polaca eterna candidata al móvil, reúne en su casa de campo a sus traductores de cabecera –ocho nada menos– para que traduzcan juntos su obra maestra, recién concluida. Sin embargo, a los pocos días la escritora desaparece sin explicaciones, y los traductores permanecerán en la casa, trabajando en las versiones y tratando de esclarecer no solo el misterio de su desaparición, sino los capítulos más oscuros de su biografía, celosamente guardados hasta entonces, pero que podrán reconstruir a partir de los fragmentos de memoria de cada uno de ellos, en un relato a través del que nos guía la narradora, que es precisamente la traductora al castellano.
La publicación
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Título 'La extinción de Irena Rey'
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Autor Jennifer Croft
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Editorial Anagrama, 2025
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Páginas y precio 384 págs y 22,90 euros
Hace algunas décadas se puso de moda en la jerga literaria el término 'artefacto' para describir obras cuya arquitectura interna huye de los modelos tradicionales: ... novelas escritas sin utilizar una vocal concreta, manuscritos supuestamente ajenos encontrados por azar, transcripciones de monólogos interiores… El riesgo de estos libros –salvo que el autor sea Julio Cortázar, claro– es que la metaliteratura se vuelve tan espesa que acaba haciendo grumos. Y sí, puede resultar técnicamente apabullante, pero para el lector acaba siendo algo parecido a masticar piedras. Diversión cero, vamos.
Y algo así podría pensar cualquiera al comprobar que esta novela arranca con dos notas: una de la traductora… y otra de la traductora de la traductora. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: 'La extinción de Irena Rey' es una obra compleja, muy trabajada, excepcionalmente escrita, crítica y profunda… y además divertidísima. Más que un 'artefacto metaliterario', que también, se trata de un híbrido desternillante entre la parodia fina, el thriller de investigación y una combinación inclasificable de la ciencia ficción al estilo Netflix de 'Stranger things' y los cuentos tradicionales de los hermanos Grimm, pero con hongos alucinógenos.
Y es que alucinante resulta la peripecia completa, esta búsqueda y reconstrucción a la vez, en la que no solo se entabla un diálogo interno entre lo que entendemos colectivamente que es un autor, y por extensión un intelectual, y la realidad prosaica de lo que en realidad es. Con toques desternillantes –a cada traductor no lo conocemos por su nombre, sino por su idioma: Español, Francés, Esloveno…–, lo que parece en principio un repaso a las interioridades del mundo de la traducción literaria –la propia autora, Jennifer Croft, es también traductora– acaba dando un giro que ni 'Lost' (y no 'in traslation').
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