La experiencia «compartida» de las nuevas caras en La Magdalena
El entorno del Palacio y el ambiente entre alumnos son parte del reclamo que invita a participar del epicentro cultural y académico del verano en Cantabria
Es la primera vez que Asier González pisa los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Tiene 24 años y, aunque había oído hablar de la formación en el Palacio de La Magdalena, hasta esta edición no se había animado a participar. «Es una experiencia nueva», confiesa, «tratamos temas que no me imaginaría poder relacionar». Le han sorprendido «los nuevos puntos de vista» que ofrecen los ponentes. En el curso 'La autonomía estratégica abierta: el reto de la Unión Europea', por ejemplo, «hemos profundizado en el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en Europa. Un tema que como informático conozco, pero que se ha propuesto con una perspectiva que nunca me había planteado. Ahora quiero saber más».
Cada año, desde hace 93, la península de La Magdalena es testigo de primeras veces como la de Asier. Y como la mayoría, tiene claro que no va a ser la última, «¡claro que quiero repetir!».
Precisamente, uno de los retos que plantea esta Universidad de cara al futuro es recuperar el peso de la institución entre los jóvenes. Y se nota que está manos a la obra. Como este estudiante, grupos de alumnos de entre 18 y 30 años han tenido su primera toma de contacto. En su caso es gracias a un convenio entre la empresa en la que trabaja y el Ayuntamiento de Santander. «Favorece que nos formemos y nos crea nuevas inquietudes», asegura Ehwel Rodríguez. Y de no ser por ese empujón, «no creo que me hubiera animado a apuntarme». A sus 19 años, trabaja, quiere seguir formándose y, de nuevo, no descarta repetir en la UIMP: «Vienen personas muy interesantes, el ambiente es diferente y, en definitiva, es una experiencia muy nutritiva».
En la primera semana de los cursos de 2025, el Palacio se ha llenado de primeras veces, pero también de repetidores. Veteranos que no dejan pasar la oportunidad de apuntarse a aquellas conferencias y formaciones relacionadas con sus ámbitos. «Vengo de la administración, soy licenciada en Derecho, Empresariales y estoy terminando un grado en Ciencias Jurídicas de las Administraciones Públicas», y a pesar de su amplia formación, Ana Belén García viene cada año desde Madrid a los cursos relacionados con la gestión en las administraciones.
«Vivo en un proceso de formación constante, es imprescindible en mi ámbito» y en ese caso, «estos seminarios son siempre una buena forma de mantenernos actualizados. Es el principal objetivo para mí, que ante cualquier cambio, tengamos las herramientas y el conocimiento necesario para reaccionar». A su juicio, los cursos «están perfectamente pensados y adaptados para nuestro día a día». Algo que los convierte en «esenciales para cualquier profesional». El pasado viernes finalizó la formación a la que asistió en La Magdalena, 'Los Servicios Públicos de Empleo en transformación', y ya está pensando en qué otros encuentros podrá participar el verano que viene.
Como ella, muchos de los alumnos matriculados, repiten año sí y año también. Pero no hace falta ser experimentado para apreciar la variedad de opciones académicas y culturales en las aulas de Santander. Luz Calvo, también de Madrid, debuta en el Palacio, aunque «conozco desde hace mucho la universidad y sus cursos de verano». Lo hace de la mano de la organización en la que trabaja y, tanto ella como sus compañeros, «estamos disfrutando mucho, de la localización en la que se imparte y del ambiente entre los que asistimos a las clases». Al fin y al cabo, el hall y los salones de La Magdalena se convierten en «espacios para poner en común» toda la información programada.
Las aulas Riancho-Bringas, Santo Mauro, la Biblioteca, el Salón de Baile, el Comedor de Gala y el Hall Real han sido escenario de las primeras conferencias de esta edición. Acogen el conocimiento y talento de grandes profesionales y expertos. Pero también de muchos alumnos con ganas de seguir formándose. Es el caso de Irene Jiménez Ibaceta. Es docente universitaria, «soy profesora de Diseño y Publicidad». Y al ver el curso sobre 'Nuevas oportunidades para las Enseñanzas Artísticas' no pudo dejar pasar la oportunidad. «Es la primera vez que me cuadra y he podido venir a una formación de este tipo. Tenía ganas de vivir en primera persona el ambiente en el Palacio», relata, «creo que es una buena forma de aprender para después, poder trasladarlo a mi trabajo, a mis alumnos».
Y es que, en muchas ocasiones, además de la formación, las conexiones y relaciones que se establecen en la UIMP, atraen a distintos profesionales. «Conocer a personas de tantas áreas diferentes es bonito, es enriquecedor». En su caso, ya conocía esta Universidad, «es una institución para todos los santanderinos y cántabros». Pero ahora que ha podido vivir en su propia piel cómo funcionan los cursos tiene claro que «si el año que viene puedo repetir, sobre todo si hay conferencias sobre arte, lo haré».
Muchos estrenos en los estudios estivales que coinciden en algo: finalizan la semana con muy buen sabor de boca. Diego Franganillo, de 29 años, también vive la puesta de largo en la UIMP. Es estudiante de informática en invierno. Y en verano, su manera de desconectar de la Formación Profesional ha sido con las conferencias de la Menéndez Pelayo. «Me resulta muy interesante conocer nuevas visiones sobre el panorama europeo, como las carencias en materia energética de España, que explican el apagón, son cuestiones muy informativas», detalla. A su juicio, es una «buena oportunidad para descubrir nuevos intereses, que muchas veces desconocemos que tenemos». Es más, «si tuviera la oportunidad repetiría, creo que son un empujón para el desarrollo de mi crecimiento individual, son diferentes perspectivas y opiniones sobre cuestiones que no me planteo a diario».
Y es que, el interés que despiertan las lecciones, junto con el ambiente entre los alumnos y el idílico entorno del Palacio de La Magdalena, convierten a los cursos de verano de la UIMP en un lugar donde aprender, pero de una manera diferente: «Más relajado». Por lo menos, así lo percibe Joan Méndez, de 21 años. Vive en Santander y aunque lleva años viendo como se llena la ciudad de acreditaciones con cordeles granates, se ha estrenado esta semana. En verano muchos jóvenes eligen descansar, pero para Méndez, la UIMP es «un lugar útil para descubrir cosas nuevas».
Y es que, como Asier, Ehwel, Ana Belén, Luz, Irene, Diego y Joan, miles de alumnos –el año pasado se matricularon 5.051– pasarán hasta septiembre por las aulas de La Magdalena. En el desarrollo de lo que ya se ha convertido en el epicentro neurálgico de la formación académica y cultural de verano de Cantabria. Y de toda España. Por la Menéndez Pelayo pasarán expertos y ponentes de primer nivel, con perspectivas y puntos de vista nuevos que ofrecer. Pero también los protagonistas más importantes: Los miles de estudiantes inquietos, dispuestos a vivir un verano más entre reflexiones y debates en la península de La Magdalena. Esperando una nueva visión, nuevos retos, la puesta en común y el análisis de la actualidad, decisiva en el futuro de las sociedades. Eso sí, durante un verano en el que la UIMP espera, como ya es habitual, que el papel de la juventud en la universidad sea cada vez mayor.
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