«La literatura es la luz que ilumina la herida que es la vida»
Inés Martín Rodrigo participó en la sesión de los Martes Literarios y desgranó el proceso creativo de su novela 'Otra versión de ti'
«Ahora voy a hacer la novela que no me hubiera atrevido a hacer nunca», se planteó Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) al abordar su ... último trabajo, 'Otra versión de ti' (Destino). Lo hizo tras ganar el Premio Nadal, desde una mayor «comodidad y respaldo». Era la ocasión para que, como le dijo Rosa Montero, dejara salir a la pantera de la jaula. «Nunca había sido tan libre como con esta novela; me lo he permitido todo». Así lo detalló en la sesión de los Martes Literarios, en el Paraninfo de la UIMP, en conversación con Regino Mateo.
Martín Rodrigo estaba escribiendo otro libro, pero «la vida nos atraviesa y nos descoloca». Es fue su caso al conocer la llegada de su padre a la fase terminal del cáncer que sufría. «No podía volver a casa y retomar lo que estaba escribiendo antes de la noticia fatal». Ahí tomó la decisión que daría lugar a la novela que le permitiera enfrentarse a la muerte tanto de su padre, como la de su madre «tanto tiempo antes y despedirme de ellos».
«La literatura es esa luz que ilumina la herida que es la vida en la que la muerte está muy presente». Por eso no podemos obviarla, ni «eufemizarla». Más aún, considera que «estamos muy necesitados de un relato sobre la muerte». Desde que el libro salió en marzo, los lectores le agradecen haber puesto en palabras lo que sentían.
Para la también periodista, autoexigente hasta el extremo, «la escritura es disciplina, devoción, entrega y sacrificio». Cada día dedica unas cuantas horas a esa labor y otras tantas al periodismo, que le permite «ganarse la vida». Un equilibrio que lleva bien.
El año que el Premio Nadal «ganó» a Carmen Laforet
La primera edición del Premio Nadal la ganó una mujer en el año 46. Carmen Laforet, con 'Nada'. O como dice Martín Rodrigo: «El Nadal ganó a Laforet y gracias a eso es hoy lo que es». En los años siguientes, otras como Ana María Matute o Carmen Martín Gaite lo ganaron también. Pasan las décadas y las mujeres «van desapareciendo» de la nómina de ganadores. «Si vemos el listado histórico son muchas menos, pese a que fue gracias a una mujer que se convirtió en lo que es, un claro reflejo de la evolución de la sociedad española». Consideró que tiene «una enorme suerte» de poder llamarse escritora en este país y esta lengua «pero les debo mucho a ellas», gracias a las que hoy otras «estamos escribiendo la literatura de nuestro país; nos desbrozaron ese camino para estar hoy aquí». Esa generosidad «debe ser reconocida».
Hay una serie de temas que, a su juicio, configuran el universo narrativo de cada escritor. Desde que publicó su primera novela en 2016 ('Azules son las horas') y a medida que han ido pasando los años, se ha ido dando cuenta de que esos temas se repetían. «Asuntos que a mí me interesan como la Inés Martín Rodrigo persona, no la escritora». El resultado es que aparecen plasmados en su literatura. Esos temas son, además de la muerte, «no la propia, pues esa la he dejado bastante de lado hasta el punto de menospreciar mi vida», sino la de los seres queridos.
El segundo tema es la familia. «Ese ente tan definido y sin embargo abstracto que nos construye, pero también nos puede destruir». La familia biológica y la que uno forma. Esos «pequeños archipiélagos en los que te refugias cuando estás a punto de naufragar».
La memoria es el tercer tema, «porque condiciona nuestra vida», cuando tratamos de paliar el dolor que provocan las ausencias, recurriendo a ella. Para ella, este punto es el verdaderamente apasionante, porque lo une con la literatura. «No es que estemos mintiendo, pero sí que juega un papel importante la ficción».
Como consecuencia de los puntos anteriores, llegan los cuidados. «Era fundamental reflejar la importancia que tienen en mi vida y que creo que deben tener en la sociedad».
La escritora, que ha hablado de salud mental, de homosexualidad, de eutanasia o de sus problemas de anorexia, considera que en los últimos años, en la creación española, «las mujeres creadoras estamos haciendo una labor importante por desmitificar el rol de la madre perfecta» que, desde su punto de vista «tanto mal ha hecho a la verdadera naturaleza de lo que significa ser madre».
La palabra género, aplicada a la literatura, le incomoda. «No existe la literatura femenina, de o para mujeres, como tampoco la masculina o para hombres», defendió. Cada vez que tiene un micrófono delante, la madrileña ejerce esa reivindicación de no tirar de etiquetas «como si la cultura estuviera en las estanterías de un supermercado». Este martes, también lo hizo en Santander.
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