«Es única esa capacidad del mundo científico de integrar a todos, vengan de donde vengan»
La reputada biofísica Eva Nogales, que hoy será investida doctora honoris causa por la UIMP, alerta de que el sistema en EE UU «está en peligro de romperse»
Puede decirse que Eva Nogales encontró en Santander ese «toque de suerte» que empujó definitivamente su carrera científica. Era 1988 y Nogales, que recién había terminado la carrera de Físicas, pensaba en mudarse fuera de España. Necesitaba una motivación, una «oportunidad», y la halló en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde se cruzó con su futuro director de tesis y con la ocasión de trabajar en microscopía electrónica en Dublín. «Y venir aquí es recordar ese momento tan especial», evocó ayer la profesora en La Magdalena, un día antes de ser investida doctora honoris causa por la UIMP y convertida ya en referente mundial.
El reconocimiento de la Menéndez Pelayo se suma a una larga lista de medallas y premios –Burton, Chabot, Shaw...– que se ensanchará en breve con el ingreso de la biofísica en la Royal Society de Londres. Nogales es catedrática de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural en la Universidad de California en Berkeley (EE UU), es investigadora del Instituto Médico Howard Hughes, y es, «sin duda, una de las científicas españolas más brillantes» del momento, según enfatizó Carlos Andradas en el primer acto de Nogales en Santander, donde el rector de la UIMP destacó la trayectoria de la reputada biofísica en la microscopía electrónica, y, concretamente, en la criomicroscopía, «comprendiendo el comportamiento de las partes fundamentales» de las células.
La estancia de Nogales en Santander también ha propiciado un encuentro con investigadores en ciernes. ¿Qué les quiere trasladar en el mismo lugar donde su carrera dio un giro de 180º? La necesidad de que encuentren, como ella, «una faceta de la ciencia que les emocione». Y transmitirles que, al margen de los premios –su nombre es recurrente en las quinielas, pero el Nobel no le quita el sueño–, se siente «privilegiada» por dar clase, dirigir su propio laboratorio, publicar infinidad de artículos o acudir a simposios internacionales. «Trabajo con gente de todo el mundo y es muy enriquecedor. Es única esa capacidad del mundo científico de integrar a todos, vengan de donde vengan», destacó.
Pero esa capacidad se tambalea. Con la perspectiva que le da haber llegado a las cimas más altas de la investigación y la academia, Nogales reflexionó en Santander sobre el panorama científico en EE UU. «Ha sido por décadas un lugar que ha atraído a científicos de todo el mundo», practicando una «política de puertas abiertas» y una estrategia que les hace inigualables «identificando y potenciando» el talento joven.
Pero ahora «el sistema está en peligro de romperse» a causa de la censura –se censuran conceptos o se arrincona la investigación de las vacunas o las enfermedades infecciosas– y de los recortes, que en el caso de las agencias federales pueden llegar al «40% o 50%» de su financiación. Nogales no da crédito ante la «campaña contra el mundo académico» de la Administración Trump –«¿cómo puede un país hacer eso contra sus propias instituciones? Es difícil de entender»–, pero confía en un giro que impida esta «espiral» que ahora arrastra a Harvard, donde a grandes rasgos se quiere impedir la matriculación de alumnos extranjeros, y que anticipa una consecuencia desastrosa: «Si la gente se va, la ciencia va a decaer». Nogales cree, no obstante, en la adaptación. «El pueblo americano es muy resiliente y espero que salgamos de esta».
¿Y en España? Con más distancia pero la misma convicción, Nogales aportó su parecer: uso eficaz de los recursos y revisión burocrática, además de una financiación sostenida en el tiempo. «Quienes tienen que tomar decisiones políticas que afectan a la ciencia tienen que que hablar y escuchar a los científicos españoles. Nadie mejor que ellos para decirles dónde están las deficiencias y las necesidades más importantes».
