El vínculo con la naturaleza recorre la muestra de Blanca Tejerina en el Madrazo
En 'De la rama una cambera', que inaugura mañana, la joven artista multidisciplinar santanderina revela un afán experimentador que conecta con otras formas de crear y buscar nuevos lenguajes
Bajo el epígrafe 'De la rama una cambera' la joven artista cántabra Blanca Tejerina presenta sus credenciales creativas a través del espacio expositivo del Centro ... Cultural Doctor Madrazo. Tras su primera muestra individual celebrada el pasado año en Mecha, presenta ahora un trabajo fruto de «experimentar con muy diversos materiales partiendo del deambular por caminos y senderos en la naturaleza». La artista, que se inspira en sus paseos por bosques y prados de la región, aborda la relación del ser humano con la naturaleza desde una perspectiva crítica. El Centro Doctor Madrazo acoge desde mañana a l 16 de octubre la exposición en la que Blanca Tejerina utiliza el dibujo, su lenguaje nativo, como una forma de conocimiento que le permite representar lo que ve en distintos soportes.
Tejerina (Santander, 1997) es Graduada en Bellas Artes y en Música. Artista multidisciplinar, utiliza la práctica artística como medio de expresión y forma de activismo. En sus trabajos trata temáticas relacionadas con la naturaleza y se enfrenta al retrato de personas y comunidades cercanas a su vida, expresado en diversos medios como el dibujo, la pintura, la escultura, y la fotografía. Actualmente compagina su actividad artística con la docencia, impartiendo clases de piano contemporáneo en Santander.
Ha realizado la individual 'Dancing with', Galería Mecha (Santander, 2024), y ha participado en varias colectivas, como 'Ilíada', Centro Cultural Conde Duque (Madrid, 2018) y Centro Nacional de Fotografía (Cantabria, 2018); 'Enfoque Joven', Pasaje de Peña (Santander, 2024) o en Artesantander (2024).
La historiadora del arte y comisaria de exposiciones Lidia Gil recuerda que la necesidad de volver la mirada a la naturaleza es una realidad para muchos artistas jóvenes. Aunque son muchos los enfoques o el modo de materializar los proyectos, es evidente que a pesar de la virtualidad y la tecnologización tan extendidas en la actualidad, el medio natural aporta una riqueza de metáforas e inspiración que no deja de interesar a las nuevas generaciones de creadores.
La obra que presenta Blanca Tejerina «nace de sus paseos por bosques y prados de la región con su perro, descubriendo senderos y camberas (localismo elegido por la autora por su especificidad)». Lidia Gil asegura que «si al andar vamos trazando camino, ese trazo -como dibujo- es otra de las claves en el trabajo de Tejerina. Al dibujar, se van representando ramales».
La artista utiliza continuamente el dibujo como una forma de conocimiento, de pensar lo que ve para ser luego reflejado en un soporte. Y los soportes pueden ser muchos, tal como aquí nos demuestra.
Por un lado, utiliza pintura acrílica sobre tela en gran formato haciendo referencia a la naturaleza virgen, y ceras sobre papel con vegetación más o menos modelada por el ser humano, refiriendo al jardín y al diseño floral de parterres y borduras.
Por otro, representa las copas de los árboles realizadas a carboncillo sobre papel. Dibuja/esculpe también con alambre, sobreponiendo lo que parecen caminos, ríos o fronteras en un mapa a otros perfiles a carbón en el papel, jugando con las sombras. Y haciendo un sano alarde de curiosidad y experimentación, dibuja/graba sobre acero inoxidable.
Además, muestra un interés por la reactivación de lo artesanal, «lo hecho a mano frente a la automatización o hecho en serie industrializado».
La artista ha pasado seis meses en el taller Meyremo de Gajano aprendiendo a soldar con una complicada técnica (soldadura TIG)», que requiere controlar un montón de factores, tanto físicos como relativos al comportamiento del material sometido a altísimas temperaturas.
De este modo, ha plasmado, sobre piezas de acero elegidas entre el material sobrante en el taller, «ornamentos vegetales que dialogan contraponiéndose con las representaciones de tupidas frondas y bastos desarrollos vegetales que aparecen en otra serie de obras», destaca Gil.
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