Óscar González y Jesús Salmón agigantan su leyenda bolística
La dupla de Andros gana en Orejo el Regional de Parejas tras un sólido torneo y doblegar en la final a Rubén Haya y Víctor González
Los bolos son un deporte tan romántico como nostálgico. A menudo se valora más lo anterior, se venera lo antiguo y se busca una vuelta al pasado que, ahora mismo, es imposible. Por eso, por aquello de la nostalgia, en los corrillos poco bolísticos, cuando sale el tema de la madera, siempre hay alguien que pregunta si siguen jugando Óscar y Salmón. Sin apellido el primero, sin nombre el segundo. Óscar y Salmón. Algún valiente, que siempre los hay, contesta que sí, que siguen jugando, pero ya no son los de antes. Quizá ese valiente tenga razón, aunque por llevar la contraria, porque son dos de los mejores jugadores de la historia o, simplemente, porque cuando falla el físico aparece la calidad y la raza, los dos bolistas se empeñan en demostrar que la pala para el entierro deportivo tendrá que esperar. Óscar González y Jesús Salmón, ahora sí con nombre y apellidos, ganaron ayer el Campeonato Regional de parejas en Orejo después de liderar el primer día, resistir el asalto de los defensores del título, Rubén Haya y Víctor González, y gestionar la final con la capacidad del gran campeón.
Las dos primeras vueltas habían dejado como líderes a Salmón y Óscar, que pese a perder tres lanzamientos en la caldera habían construido dos concursos muy sólidos que les permitían liderar con dieciocho bolos de ventaja sobre Lolo Lavid y Jairo Arozamena, que calcaron la tirada de los de Andros en la exterior para presentarse como alternativa a los líderes. Por detrás, en un torneo con registros discretos, los favoritos y ganadores de las tres últimas ediciones, Haya y Víctor, a 21 palos, y ya más lejos Gabi Cagigas y Carlos García. La quinta plaza, que otorga plaza en el Campeonato de España, fue para el combinado de Sobarzo compuesto por Carlos Gandarillas y Alejandro Ortiz.
La cita era en Orejo, donde Justo San Emeterio, Gelín Llama y compañía lograron que el lustre que ya le falta al torneo (hay que dar una vuelta a las parejas) no se notase gracias a una organización sobresaliente. La tarde final estuvo marcada por la caldera, esa cinta ubicada a 2,175 metros de la caja y que, en un gran torneo, suele causar estragos. Hasta seis lanzamientos habían perdido Óscar y Salmón en los tres primeros concursos, concentradas además en apenas tres manos. Un lastre que superaron gracias a su capacidad birladora, que les permitió llegar al inicio de la final con cuatro bolos de ventaja.
Sin brillo durante todo el torneo, una gran semifinal había metido a los defensores del título en la pelea, pero la caldera (la raya esa a 2,175) volvió a ser decisiva, toda vez que dos lanzamientos de los de Cañas se volvieron al tiro sin haber sido birlados. Con todo, los ganadores sólo pudieron respirar en las dos últimas manos, lo que permitió a Salmón alzar su decimoctavo Regional de Parejas y a Óscar, su decimocuarto. Sin duda, una dupla de leyenda.
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