La Rasilla pierde la élite y mantiene la base
Sin cuadrilla en Primera, los corraliegos contarán con un equipo infantil y otro alevín-benjamín y ponen fin a las especulaciones sobre una posible desparición total de la entidad
En 2026 va a seguir habiendo Peña Bolística de La Rasilla y va a seguir habiendo Escuela de Bolos de La Rasilla». Francisco Ceballos, presidente ... de la entidad corraliega, expone la noticia de manera contundente, casi suspirando aliviado. Fin de la especulación. Sin equipo de mayores, al menos en principio, pero La Rasilla no desaparece ni dice adiós a sus 32 años de existencia. Un verano de especulaciones que ahora su presidente rompe para añadir que, además de la entidad, la junta directiva que él preside también se mantiene al timón del barco y del trabajo administrativo y organizativo que realizar, mientras que Jairo Arozamena será el monitor de los dos equipos que competirán sobre el corro y de la escuela inclusiva con la que ya trabajaba en los últimos años.
«En un primer momento, cuando le dijimos a los jugadores que no había oferta de renovación», confiesa Chisco, «sí que hubo una desilusión enorme y pensamos que lo mejor para todos era dar un paso a un lado y que pasara lo que tuviera que pasar, pero gracias a gente que nos ha apoyado y dado ánimos, al final hemos sacado todas las fuerzas que igual no teníamos y que hoy sí las tenemos. Teníamos un sentimiento moral y de obligación de no dejar a niños por el camino».
Momentos duros para una peña fundada, entre otros, por su padre, Cundi Ceballos, uno de los grandes impulsores de los bolos en Los Corrales y que, como recuerda Chisco, nació con las categorías inferiores. «Podemos considerarlo como un pequeño paso atrás para coger impulso, para que luego vuelta a haber equipo sénior. No hay que olvidar que La Rasilla nació con una escuela de bolos y al año siguiente se creó un equipo de Tercera». Con todo, el mandatario no descarta al 100% que la peña compita en Primera categoría en 2026. «Si no hay un milagro y no aparece un patrocinador que se haga cargo de la mayor parte de los gastos, no habrá equipo». Eso sí, si no llega el conjunto en 2026, no se plantearían un equipo adulto hasta que los niños lleguen a mayores.
Han sido meses rasos, de búsqueda incesante de patrocinadores, de ordenanzas municipales difíciles de entender desde fuera y de esperanzas que se quedaban en el camino, aunque Ceballos tiene claro que él es el máximo responsable de la situación de la entidad. «Si en 2026 no hay equipo sénior en La Rasilla, el único responsable soy yo, porque no he sido capaz de encontrar a un patrocinador, no he sido capaz de ilusionar a alguien para que afronte el patrocinio de la envergadura que requiere un presupuesto de División de Honor o Primera categoría». Sin rencor, con los brazos tendidos de nuevo a una corporación municipal que ya ha situado la bolera Cundi Ceballos en el epicentro de la actividad bolística y que ya no cobra por jugar a peñas y bolistas del municipio.
Por momentos, Chisco parece aliviado, con el orgullo de mantener el legado de su padre y con la descarga de no vivir temporadas como la pasada, en la que el equipo terminó por perder la categoría. «Ha sido duro, lo he pasado mal personalmente, porque cada vez que vengo a la bolera tengo muy presente a mi padre y toda la labor que hizo. Hay que agarrarse a que hay muchos niños que vienen por detrás, que tienen derecho a seguir esta pasión y todavía me siento con fuerza para poder sacar adelante estos equipos y esta escuela de bolos. Uno de esos niños es mi hijo y cuando vengo a entrenar con él me siento muy feliz».
A Ceballos, claro, no le es ajeno el bicho de la tensión competitiva, pero todo volverá. Tiempo habrá de recuperar la élite. De momento, lo importante es que La Rasilla sigue viva. Muy viva.
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