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Víctor González, seis veces campeón de España
El astillerense renueva su título nacional, se convierte en el primer jugador de la historia en ganar cinco consecutivos y con 31 años recién cumplidos se acerca poco a poco al récord absoluto de once entorchados de Tete Rodríguez
Borja Cavia
Maliaño
Viernes, 29 de agosto 2025, 21:58
Tomarse un helado con vistas a la bahía en una tarde de agosto, con la brisa rompiendo la monotonía de la tarde, es uno de ... los mayores placeres que deja el verano. De una bola o de dos, en cucurucho o tarrina, es igual. Un helado es un helado y, quien más quien menos, prueba alguno durante el estío. Es decir, es un clásico veraniego. Qué tiene que ver esto con los bolos, se preguntarán algunos. En realidad nada, en realidad mucho. Y es que los bolos son otro clásico veraniego cántabro, como las regatas, las sardinas, los fuegos artificiales o las encerronas de Ampuero. Todas se repiten año a año, como por obligación, igual que pasa desde hace cinco años con el Campeonato de España de bolos. El nombre del ganador es el mismo, el de Víctor González, que este viernes en Maliaño se convirtió en el primer jugador de la historia en ganar cinco Campeonatos de España consecutivos después de una tarde en la que aprovechó su ronda favorita, la de semifinales, para sentenciar el título, el sexto en su palmarés.
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Como ya se dijo el año pasado (recordemos que ocurre cada verano) que Víctor gane cada torneo que disputa a cinco vueltas no es malo ni bueno para los bolos, es la constatación de la realidad que vive la madera. Y la que viene, que se presenta parecida. La modalidad está dominada por un jugador diferente, que siempre rinde más cuando la tensión aparece en la bolera y que más allá de que el resto del año haya sido más o menos brillante es difícil que deje escapar un grande. Víctor está construido para ganar a los bolos, más que para jugar a los bolos, y hay que reconocer que el trabajo a nivel físico, técnico y mental merece nota alta. Hasta ahora nadie había ganado más de cuatro grandes campeonatos consecutivos en cuatro años diferentes en la máxima categoría y, sólo uno, Joaquín Salas, lo había hecho en esas cuatro ocasiones. Por motivos obvios la proeza, más allá de la élite, sólo se puede lograr en féminas y veteranos, donde aparece el único que le hace sombra al de Peñacastillo en continuidad ganadora, el Calixto García Sánchez que ganó siete Regionales de veteranos entre 1978 y 1984. Por ponerlo en contexto, Tete Rodríguez, que lidera el palmarés con once, nunca ganó más de dos años seguidos ni Regional ni Nacional.
El contexto de los últimos triunfos acrecienta su mérito, pese a lo que pueda parecer. Es cierto que el abanico de rivales es menor, pero el nivel es más elevado. Porque que un jugador pase continuamente de 140 bolos hace que los demás, por necesidad o adaptación, mejoren sus registros. La segunda plaza volvió a quedar para Carlos García, el mejor estímulo de los últimos años para el de Guarnizo. El zurdo, seguro, logrará en algún momento subir al primer lugar del cajón, y lo hará gracias a la constancia, tesón y la mentalidad forjada en unos años en los que ha convivido con los mejores brazos de las tres últimas décadas bolísticas. Y de eso, al final, sacará algún beneficio.
El campeonato era, desde la noche del miércoles, un duelo a cuatro vueltas entre Víctor y Carlos. Si el jueves el primero había tomado ventaja, este viernes el zurdo no empezó bien su concurso de cuartos al derribar dieciséis bolos. Quizá sea exagerado decir que el inicio fue malo pese a ir en positivo, pero el nivel es el que es. Pese a ello, una bola queda de Víctor le colocó once bolos por delante tras las tres primeras manos, una progresión frenada por el atasco de su última bola a raya alta. A partir de ahí su rival creció, el de Camargo no remató y el duelo se mantuvo en una amplia ventaja para el defensor del título.
El campeonato se acabó en la semifinal. Ahí Víctor hincó el colmillo, soltó la dentellada definitiva para reclamar el trofeo como suyo. El cucurucho, la tarrina esa jugosa, que es un clásico del verano, se derretía en las manos del vigente campeón después de una exhibición de inicio a fin. Pese a una bola queda a raya alta ya sumaba 80 bolos, sólo un atisbo de lo que fue el tiro largo. 20, 23, 20 y 16 para quedarse a un paso de los 160. Con una bola menos.
La final era un trámite. Por eso es buen momento para hablar de los mortales, de un Carlos García que lleva cuatro subcampeonatos entre Regionales y Nacionales y que ya hace tiempo que es ese jugador que, cuando juega mal, pasa de 130, que es muy complicado. Más allá de eso, cualquier fallo, y aquí el fallo son menos de 150 bolos, es una condena. El zurdo tenía que soltarse la melena en las últimas ocho manos, que para eso jugaba en casa. Y lo hizo tirando sin miedo, a buscar el primero y ofrecer al respetable el espectáculo que tenía que compensar la falta de emoción. Carlos fue fiel a sí mismo, a su regularidad y a los 73 bolos a raya alta. Víctor, con ganas de celebrar, acabó el tiro corto con 23 para quedarse en 71. Al final, el último concurso fue también para Víctor por un bolo de diferencia, 143 por 142.
Mención también para Manolín Domínguez, con su ritmo pausado y su temple a ambas manos, que aprovechó una queda de Rucandio para elevarse en el cajón a la tercera plaza. Sin duda, meritorio también lo del santanderino, que en un año en el que no ha pisado la élite a nivel de peña (ha jugado cedido por Comillas en La Carmencita), ha vuelto a estar arriba en un Nacional.
Y, la última mención, para uno que no jugó. Para Rubén Rodríguez, que hizo llorar a su padre mientras recibía la insignia de oro y brillantes de la peña Camargo en el año de su retirada. Un adiós entre los suyos, en un entorno que conoce bien y que arremetió con sus palmas para reconocer a uno de los suyos.
Cuartos de final
Los cuartos de final los habían abierto Jesús Salmón y Jairo Arozamena. A once y nueve palos del tercero, respectivamente, para ambos había algo más que la honra en juego. Y es que, con Víctor y Óscar González clasificados para el Torneo del Banco Santander 2026 por la vía del Regional, el quinto del Nacional sabía que tenía plaza garantizada en el evento bancario. El camargués y el corraliego lo tenían difícil, por eso se lanzaron a por el primero desde el estreno. Pese a una bola queda y alguna mano irregular Salmón se plantó en los 132, misma cifra que su compañero de concurso y rival por el objetivo, lo que dejaba a Jairo por delante en el global. Poco le duró la alegría al de la Bolística, que perdió el mando cuando Manuel Domínguez, pese a algún fallo en birles cercanos, completó un buen ramillete de manos para, con 132, tomar distancia sobre sus rivales y obligar al Junco y a Fran Rucandio a no descuidarse. A su lado, Lolo Lavid, acertado en la baja, se quedó en 129 con caballo cerrado a la mano incluido. Junto al de Meruelo avanzó a semifinales el santanderino, que pese a un caballo en la octava remató 134 bolos. Óscar, de más a menos, firmó su adiós al torneo antes de tiempo. En semifinales el juego lo puso Manolín y la mala suerte Rucandio, un binomio que elevó al tercer lugar del cajón al de Hermanos Borbolla.
Casi lleno en la grada
Por último, o penúltimo, la entrada. Que era buena, faltaría más. Cumplidora. Ni hubo atascos ni la grada se llenó al completo en ninguno de los concursos. Oficialmente el aforo era de 1.200 espectadores, 700 de ellos abonados. Entre prensa, autoridades y entradas el papel se agotó, aunque la sensación era de que algún aficionado se bajó del barco en algunos concursos. Habrá quien se conforme, pero los bolos necesitan que la tarde más importante del curso genere una expectación acorde a su importancia. Llegarán tiempos mejores, o peores, Semanas Bolísticas que pongan en contexto lo de ayer. El único reducto donde no hubo hueco alguno fue en la tribuna de autoridades.
Por rematar, una comparativa. La media de bolos en la última tarde del Nacional femenino fue de 147,5, mientras que ayer fue de 134. En total entre cuartos, semifinales y final se derribaron 1.876 bolos, frente a los 2.065 de las féminas. Una diferencia notable entre las élites de las dos categorías paliada por los 159 de Victor en la final. Son datos en frío, sin duda. Para analizar con tranquilidad. Que para eso los bolos tienen sus expertos.
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