La Reserva recupera el pulso
Las cuadrillas abaten 46 jabalíes durante el fin de semana, con cuatro de ellas acertando con el cupo y Liébana como comarca más destacada
Tras el anterior fin de semana, el peor de lo que se lleva de temporada, en este la Reserva del Saja recuperó el ritmo de ... capturas. Las cuadrillas se bajaron de los distintos montes con 46 jabalíes, para situar la cifra global del curso -siempre oficiosa- en los 276 gorrinos.
Cuatro de las cuadrillas acertaron con sus respectivos plenos. Y tres fueron en Liébana, la comarca más destacada de todo el fin de semana. En Arabedes, uno de los montes estrella de la Reserva y con cupo ampliado -ocho-, la 33 que comanda Ismael Blanco acertó con esa cantidad de suidos. En La Robla Subiedes cazaba la 16 que dirige Emilio Casares, y ahí cazaron los seis jabalíes permitidos. Lo mismo hicieron en otro lote lebaniego, Bicobres Norte, los componentes de la 101 que manda Jairo Posada. El cuarto pleno de las dos jornadas se dio en la comarca del Nansa. Los integrantes de la 18 que lidera Ángel Visoqui atinaron en Caviña con los dos jabalíes que se podían cazar.
Otras cinco cuadrillas se quedaron cerca del pleno. En Dobra El Mazo, en Liébana, la 52 que capitanea José Santos del Hoyo cazó cinco gorrinos. En el lote cabuérnigo del Candanoso, los integrantes de la 39 que dirige Javier Álvarez acertaron con dos de los tres cochinos permitidos. Otro par de marranos abatió la cuadrilla 30, que lidera Víctor Manuel Álvarez, en el monte campurriano de Soto. Y dos lotes del Nansa, La Cestera y Hayedo Tejeo, dieron un jabalí a sus respectivas cuadrillas, la 132 que manda Rubén Gutiérrez y la 88 que lidera Eduardo Alonso.
Perros envenenados
El incidente de la jornada se registró en el lote de Soligote, en la comarca del Nansa. Ahí cazaba la cuadrilla 140, que dirige Joaquín Rafael Ruiz. «Un perro comió algo en el monte, y luego vimos que estaba envenenado. Le bajamos al veterinario», señala el jefe de la cuadrilla. No hubo tanta suerte con otro can, «que también comió y murió. Me dijeron que era carne de pollo lo que habían comido». Como jefe de la cuadrilla, Joaquín Rafael Ruiz decidió suspender la batida.
El jefe de la 140 lamenta que «desde ahora, no puedas ir tranquilo al monte, pensando que los perros de la batida van a 'pillar' algo». Y confía en que los autores «no sigan echando» esa comida envenenada.
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